𝘵𝘳𝘦𝘪𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘰𝘤𝘩𝘰

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Cierto día, Félix se había lastimado en las prácticas de baile.

Se había doblado el tobillo, al pisar mal, y apenas fracturado, una fisura, como había dicho el médico, la muñeca, al caer con todo su peso sobre esta.

Le dolía tanto que las lágrimas le picaban los ojos, aunque se resistió a llorar, y no fue sino hasta que Jisung llegó con él que se escondió en su pecho para que nadie lo viera.

Jisung se había asustado bastante cuando había recibido el mensaje de su novio de si podía ir a la sala de baile, sin más información que esa.

Incluso cuando la señora Lee llegó para llevarse a su hijo, Jisung no se separó de él, y la mujer tuvo que firmar para retirar a los dos.

En el camino al hospital, con Félix teniendo su muñeca descansar dentro de un pañuelo, atado a su cuello, el chico ya había dejado de llorar y se empeñaba en mantener la vista baja, apoyando su cabeza en el hombro de Jisung.

‒No sigas mal.‒ pidió el rubio, acariciando su pelo y mejilla, alzando el rostro del chico para mirarlo.

Félix negó, volviendo a acomodarse.

‒Félixie‒ lo llamó, aunque el mudo lo ignoró‒. Te conozco, algo te pasa, ¿En que piensas?‒

Félix tardó un momento en negar de nuevo.

Jisung se ahorró un suspiro, tomó a Félix, volviendo a alzar su rostro.

‒Dime‒ habló con suavidad.

Félix suspiró. Con su mano libre se señaló a si mismo, y luego junto todos sus dedos, y tocó su mejilla con la punta de estos.

‒¡Lixie!‒ su madre se enojó un poco, viendo los gestos por el espejo.

‒¿Qué significa?‒ preguntó Jisung.

La señora Lee suspiró.

‒Dijo "Soy tonto".‒

Jisung lo miró con el ceño fruncido, vio el mohín en los labios de Félix, el mudo volvía a tener la vista baja.

‒Félix, no eres tonto‒habló el rubio con suavidad‒. ¿Por qué serías tonto? ¿Por caerte? Es algo que le pasa a cualquiera.‒

Félix sacó su cuaderno.

"Soy tonto porque no sé coordinar. Me caí por bailar mal".

‒No bailas mal‒ dijo Jisung, automáticamente, negando con su cabeza para enfatizar‒. Félix, eres el mejor bailarín que he visto.‒

"Tú no ves bailar a nadie más que a mí".

‒No voy a perder el tiempo viendo bailar a otros cuando puedo ver al mejor bailarín del mundo.‒ replicó Jisung, mirándolo directamente.

Félix bajó su cuaderno, sin nada que decir, sus mejillas se tiñeron de rojo, y Jisung dejó un sonoro beso en ambas, haciendo que la señora Lee riera.


𝐦𝐮𝐭𝐞¹ 【𝐉𝐢𝐥𝐢𝐱】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora