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Preparatoria Metropolitana de Nekoma, Tokio
Segundo Año: Kuroo Tetsurō / Shiroio _____

—¿Necesitas algo? —pregunté al chico que yacía distraído al lado de la puerta de entrada de mi clase.
—Ah, no, no, no —respondió acelerado ocultando un evidente sobre tras su espalda—. Tal vez...
—¿Buscas a alguien o habrá algo puedo hacer por ti? —pregunté en un tono calmado con intención de transmitirle algo de confianza.
—Pues... Sí... —admitió apenado—. Fukaya-San...
—¿Fukaya, Inori? Ah, sí, pero salió a comprar almuerzo hace poco —dije recordando a aquella chica de bellos ojos verdes y corto cabello negro.

Se puede decir era bastante popular en la escuela, debido a sus presentaciones de piano en las asambleas que ocurrían cada cierto tiempo. No es que fuese muy cercana a ella, pero me ha tocado hacer uno que otro trabajo con ella este año.

—¿Prefieres esperarla? —pregunté al percatarme de su silencio.
—No, no... Yo creo que...
—¿Tal vez quieres le deje un mensaje?

La expresión de su rostro delataba estaba considerando la idea que le propuse, para que pasados un par de segundos, asintiese levemente.

—¿Crees pueda pedirte un favor? —preguntó tímido a lo que asentí—. ¿Puedes seguirme un momento?

Algo extrañada por aquella petición, le seguí para saciar mi curiosidad.

Llegamos a lo que era una escalera poco concurrida en aquellos momentos, me quede observando algo expectante, esperando no le generase mucha presión.

—Honestamente, no me atrevo... ¿Crees podrías entregarle esta carta? —dijo sacando aquel sobre, que había logrado ver antes, de su bolsillo.

Su rostro delatando una enorme vergüenza, a la vez de su esfuerzo de intentar controlar su fuerza de voluntad.

—¿Alguna condición? —pregunté algo curiosa tomando la arrugada carta con delicadeza entre mis manos, mientras él se quedaba algo pensativo.
—Creo que podrías tal vez ser algo como... ¿Decir que la persona que lo envía prefiere mantenerse en anonimato de momento? —dijo jugueteando con sus dedos.
—Por su puesto, mantendré tu identidad en secreto —afirmé segura.
—Ah, lo siento, a todo esto... Segundo año, clase tres, Satomi Kagetane... —dijo haciendo una leve reverencia.
—Shiroio _____, de la clase cuatro, aunque creo eso último pudiste deducirlo —dije divertida—. Un placer conocerte
—Gracias por esto, prometo devolver el favor —dijo con un tono algo frustrado a lo que negué.
—No es necesario —dije de forma relajada.

Al final del día, me reuní con Fukaya cuando la encontré cambiándose sus zapatos frente a los casilleros de la salida.

—¿Shiroio? ¿Sucede algo? —preguntó tranquilamente antes de cerrar la pequeña puerta metálica frente a ella.
—Sí, me pidieron entregarte algo —dije buscando la carta dentro de mi bolso, a lo que ella me observó curiosa.

Una vez la encontré, la observé enternecida antes de entregarle aquel sobre.

—¿Es tuya? —preguntó alterada.
—No, no —dije divertida por su expresión—. La persona en cuestión me pidió no revelar su identidad
—Ya veo... —dijo recibiendo la carta con timidez y sus manos evidentemente temblorosas—. Gracias...
—No hay de qué —dije antes de retomar mi camino.
—¿A dónde vas? —le escuché preguntarme desde su misma ubicación.
—A mi club...
—Ah, entiendo, suerte en ese caso —dijo algo nerviosa.
—¿Querías decirme algo?
—Es tan solo que pensé proponerte volver juntas a casa, pero está bien, gracias nuevamente por traerme esto —dijo dando una reverencia—. Nos vemos mañana

"Hybrid" Kuroo, TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora