v e i n t i c i n c o

2K 195 29
                                    

Advertencia "+18"

Un desastre es poco para definir la sensación que domina mi cuerpo. Estaba molesta, hecha una furia, me sentía tan decepcionada y dolida, a la vez de protegida gracias a la presencia de Kuro. De no ser por él, no habría hecho esto jamás. Creo que nunca me había dado cuenta de lo fuerte que sería mi estallar, siendo que la situación de mi casa no hacía más que deprimirme a un nivel soportable. En menos de un año han pasado demasiadas cosas y no sé si logre procesar todo de la mejor manera posible, ni pronto.

—Ya pasó... —me susurraba mientras me acariciaba con sus cálidas manos.

No me podía ni mover de mi posición. A pesar de lo mal que la pasé, podía sentir alivio empezando a emerger desde dentro de mi, muy lentamente, pero era mejor que mi estado anterior. Necesitaba esto y no me había dado cuenta hasta que me sentí desafiada a hacerlo. Logré observar a Kuro, quien me dedicó una suave sonrisa, de aquellas que me derriten más fuete que las de confianzudo que suele tener siempre.

—Gracias —susurré sonriendo levemente antes de posar mis labios sobre su mejilla.

~~~

Podía verla y sentirla tan agotada de todo. Todo resultó de lo más repentino. A pesar de que la situación era delicada, no puedo evitar estar por morir de ternura si actúa así. Joder, ¿desde cuándo Shiro tiene el poder de ser tan adorable? Es mucho mejor que como me lo imaginaba. La amo demasiado, desde siempre he querido lo mejor para ella, siempre ha estado ahí para mí.

La abracé con fuerza al punto de que la escuché quejarse de ello, pero no la solté, ella solo cedió ante mí. Se me ocurrió hacerle una seña para que guardase silencio, a lo que ella me observó confundida pero asintió, antes de yo moverla para cargarla entre mis brazos. Sus brazos se aferraron a mi cuello en un impulso para evitar caerse, buscando su seguridad en mí. A este punto me doy cuenta que tú eres quien siempre llega en algún momento, por más tarde que sea, para salvarme.

La recosté en su cama y me siguió la idea de acomodarnos dentro. Se acurrucó en mí y esperé a sentir que se calmara lo suficiente. Tentado por la cercanía, empecé a besarla desde la frente a sus pómulos, hasta llegar a la comisura de sus labios. Ante aquel último gesto, me robó un beso que me dejó aturdido, pero que disfruté demasiado.
Al ser todo esto tan nuevo para mí, no puedo controlar mis hormonas lo suficiente, dado a lo sensible que era ante la aún nueva experiencia para mí y los recuerdos de lo ocurrido la última vez que estuve con ella en persona.
Mis manos se movieron de forma automática para meterse bajo su playera y acariciar su cintura. Un tacto que hizo que _____ se tensara levemente y me hiciera sonreír con malicia.

—¿Qué sucede? —susurré coqueto mirándola fijamente, a lo que ella apartó la mirada.
—Eres un pervertido... —susurró de regreso a la defensiva.
—¿Te molesta? —cuestioné dejándome llevar por la tentación de subir mis manos para posarlas sobre su sostén, cosa que le hizo morderse el labio.
—Ni si quiera lo niegas —comentó divertida, tratando de mantener la compostura— Y no, no exactamente...
—¿Te relaja? —pregunté moviendo mis manos en forma de agarre, sintiendo mi respiración más densa y la de ella más acelerada—. Después de lo ocurrido, te ves mejor...

Me coloqué encima para tener mejor visión de ella. Se cubrió la boca a medida intensifiqué el movimiento de mis manos y luego las metí por debajo de su sujetador para que mis dedos jugaran con sus pezones. ¿Cuándo habrá sido que imaginé si quiera poder tocar así el cuerpo de quien por años ha sido mi mejor amiga? _____ tenía una expresión de estar reteniendo sus acciones, pero me vi estupefacto con el impulso que tomó para abrazarme por el cuello antes de besarme casi que con desesperación. Su lengua se introdujo en mi cavidad bucal, haciéndome sentir excitado por su intento de iniciativa y dominancia. La temperatura de su cuerpo helado por la pena ahora se veía opacado por el calor del apasionado actuar de nuestros cuerpos.

"Hybrid" Kuroo, TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora