d i e c i o c h o

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—Gracias... Por todo... —dije agradecida antes de abrazar a la madre de Kenma y subir las escaleras para encaminarme al cuarto de Kenma.

Desde fuera de la puerta ya podía escuchar el constante presionar de los botones de aquellos controles. Al entrar pude ver a Kenma concentrado en la pantalla, jugando tranquilo, mientras Kuro se movía inquieto para todas partes como si eso fuese a cambiar el resultado. Solo pude reír ante aquella escena.

Me quedé de espectadora hasta que terminasen su partido, a la vez la madre de Kenma nos trajo unos pequeños aperitivos.

—Se siente bien verlos reunidos nuevamente a ustedes tres, se ven más animados incluso —me dijo en susurro entregándome la bandeja antes de salir.
—¡Maldición! —expresó Kuro con frustración.
—Ahora hagan espacio, yo también quiero destrozarlos —dije con aires desafiantes antes de hacerme lugar entre ellos y conectar un control extra a la consola.

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Qué hermoso resultó tenerla tan cerca como los viejos tiempos, es decir, estaba sentada entre Kenma y yo, pero la tenía a mi lado a pesar de ello. A medida movía el control desesperado por lograr dar un ataque, mi brazo llegaba a rozar el suyo levemente de vez en cuando. Quiero abrazarla, quiero decirle, pero tengo claro mi plan.

Debo decirle todo, absolutamente todo antes de que se vaya, de preferencia con algo de tiempo a última hora para permitir la libertad de afrontar las cosas con una separación que podría ayudarnos. Temía terminar en el peor de los casos, pero no podía evitar pensar existía esa posibilidad...

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— Ah, joder, me arden los ojos —me quejé cayendo de espaldas para quedar recostada en el suelo tras jugar tantas partidas de corrido. ¿Cómo demonios Kenma aguanta tanto?
— Parece que pasa algo más que solo eso —dijo Kuro divertido antes de yo bostezar en contra de mi voluntad, a lo que cubrí mi boca con mi mano levemente.
— Sí, creo ha sido un largo día... —dije reflexiva cerrando los ojos.
—Vamos a colocar los futones, dudo Kenma vaya a dormir pronto
—Caeré cuando tenga que caer —respondió Kenma al escuchar su nombre, sin despegar la mirada de la pantalla del televisor de su cuarto.
—Creo podría dormir en el suelo, puedo vivir sin un futón —dije tratando de encontrar una postura cómoda en el suelo para no tener que hacer nada.

Y así quedé por quizás cuánto tiempo, porque mi cuerpo me suplicaba descansar. Con suerte era capaz de percibir los ruidos a mi alrededor, por deducción eran Kenma presionando los botones de su control de forma acelerada y Kuro debía de estar instalando su futon o quizás ya debía de estar dormido.

Sentí algo presionar contra mi mejilla varias veces, abrí los ojos muy levemente antes de dedicarle una mirada fulminante a Kuro por joderme presionando mi mejilla con su dedo.

—¿Qué...? —pregunté en susurro con un tono que delataba somnolencia.
—Ven

Empezó a sacudir mis hombros, a lo que me quejé un poco antes de intentar incorporarme debido a su alta insistencia. Me hizo una señal apuntando detrás de él y, a pesar de la poca iluminación que era solo proveniente de la televisión, pude ver dos futones instalados. ¿Él los había preparado?

Lo vi instalarse en el más lejano mientras yo gateaba para llegar al futón que se encontraba a su lado. Se limitó a recostarse de estómago mientras yo reía internamente pensando en aquella tendencia que tiene de presionar la almohada contra su cabeza al dormir. Cuando logré instalarme usando las pocas energías que tenía restantes, quedé con mi cuerpo apuntando a Kuro y le miré entre enternecida y divertida.

—Gracias... —susurré lo más suave posible—. Buenas noches...

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"Hybrid" Kuroo, TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora