v e i n t i t r e s

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-No puedo creer que hayas sobrevivido a tu infiltración en Shiratorizawa... -comenté en susurro a Hinata-. Me siento orgullosa de ti
-Creo eres la única que piensa eso -respondió divertido-. Solo me queda mejorar las cosas que pude ver
-Puedo ver tienes algo diferente, así que: Sorpréndeme -dije sonriente.

Tras el regreso, han pasado cosas como esta. Las ofertas ha Tsukishima y Kageyama, la aventura de Hinata, el mejoramiento en los chicos de segundo que espero podamos sacar de la banca durante el torneo de primavera. Trato de concentrarme en algo que a medida avanza, me percato que tengo la habilidad para encargarme por completo de ello. Nunca había visto lo relevante que era tener buena observación con los del equipo, pero tanto el entrenador Ukai, como el maestro Takeda, y el equipo me lo han dicho: Tengo habilidad para entrenar a las personas al ver sus fortalezas y debilidades, hacerles ver cómo mejorar.

El equipo no es nada parecido a lo que era en un principio. Vivo en el mundo del volleyball hace mucho, y a medida se acerca el tiempo que marcará el fin de mi último año escolar, la pena de pensar que tras eso todo acabará se vuelve más intensa. Por otra parte intento mantener estable mi lado emocional al saber que no puedo tener a Kuro tan cerca como quisiera.

Desde lo que ocurrió en su casa aquella vez, hemos llegado a tener hasta llamadas nocturnas. Nunca imaginé la cantidad de puertas se habían abierto ante mi, de temas jamás creí trataría con él, aunque no hemos tocado ninguna temática íntima, en el sentido emocional ni físico. La distancia hace de las suyas.

-Buen trabajo -dijo Hitoka llegando ante mi, ofreciéndome una botella de agua.
-Entrenar a todos al mismo tiempo va a ser mi perdición -dije antes de tomar algo de agua que refrescó mi garganta-, pero lo disfruto al mismo tiempo... ¿Eso tiene algo de lógica?
-Supongo que si se trata de ti, la tiene -comentó Kiyoko llegando a nuestro lado.
-Necesito que puedan mantenerse estables ante el próximo partido de práctica...
-Cierto que no saben nada sobre que el entrenador Ukai consiguió que los del Dateko accedieran a ello -susurró Hitoka.

Básicamente actúo de forma muy cercana con los chicos. El entrenador Ukai me considera más una entrenadora extra que mánager, y se puede decir así es.

Uno de aquellos días, pasado el entrenamiento con los del Dateko, y que se acercaba el año nuevo, sucedió algo que no me esperaba. Desde el principio me percaté que Hinata estaba actuando algo extraño y me miraba muy seguido dentro de lo que se considera "de vez en cuando"

-¿Hinata? ¿Tienes algo que decirme? -pregunté una vez llegué a su lado, mientras el bebía agua por el descanso que recién habíamos dado-. Llevas mirándome con una cara que delata algo...
-¿Qué? No, no, todo bien Shiro-Sempai -dijo acelerado y nervioso, a lo que arqueé una ceja por la desconfianza-. ¿Puedes ayudarme con algo?
-¿Qué exactamente?
-No logro apresurar mis reflejos...

Aspiré una bocanada de aire para reflexionar la mejor forma de ayudarle en ello. Después de eso, no logré sacar el tema nuevamente porque retomó su actuar normal.
Llegaba el final del taller, a lo que me sentí urgida por salir antes para tener tiempo de tomar una ducha y cambiarme. Una vez lista, salí encontrándome conque las chicas me esperaron para ir juntas al paradero.

-¡Shiro-Sempai!

Las tres nos volteamos para ver a Hinata acercándose a nosotros con gran velocidad, a lo que tuve que apartar a Hitoka para que Hinata no chocase con ella al verse incapaz de detener su impulso.

-¿Estás bien? -pregunté preocupada acercándome a Hinata, quien yacía en el suelo tratando de incorporarse.
-Lo estoy, lo estoy -dijo acelerado antes de levantarse de un salto y mirarme-. Tienes que seguirme, por favor
-¿Pasó algo? -cuestioné algo tensa, imaginándome varias posibilidades.

"Hybrid" Kuroo, TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora