El presente.
La facilidad con la que su compañero estaba dispuesto a dejarlo atrás e irse a Siberia producía en Kardia un dolor mucho más intenso que cualquier dolor físico que hubiera sentido jamás. Era capaz de lidiar con el dolor concreto, pero esto era diferente. Era como si en aquel momento la peor de sus pesadillas se hubiera vuelto realidad. Sintió como si algo se hubiera roto en su interior y se llevó la mano al pecho. Miró a ese que se hacía llamar Camus y tomó una decisión.
"¿Acaso quieres empezar una guerra de los mil días?" acababa de preguntarle el otro.
Pero no era así. Kardia quería dejar el asunto atrás, y se le había ocurrido una manera de hacerlo. Solucionaría todo. Acabaría con todas las dudas y las discusiones. Katakeo. Había decidido con quién librar su última batalla antes de morir, y sería con Dégel. No sonaba tan mal. Parecía hasta adecuado.
Elevando su cosmos logró aumentar su temperatura, pero mientras intentaba incrementarla al punto necesario se dio cuenta de que algo estaba mal. Sin importar cuánto se concentrara, no había manera de desbloquear el Katakeo, ni de alcanzar las temperaturas que estaba acostumbrado a manejar. Fue como si su cuerpo ya no le perteneciera, y se sintió presa de una maldición mientras la desesperación comenzaba a ganar cada vez más terreno.
Frente a él, el acuariano se mantenía en su lugar. Había sorpresa en sus ojos, pero ni siquiera estaba en guardia. Así que no lo estaba tomando en serio. Kardia se decidió, con o sin el Katakeo, a terminar con aquello de una vez.
No me subestimes, pensó Kardia, y se dispuso a lanzar el primer golpe, sólo para descubrir que no podía moverse. Una vez más estaba siendo detenido por los anillos de hielo que habían impedido que atacara a Shion más temprano. El mismo truco sucio.
—¡¿Qué pasa, tienes miedo de enfrentarte a mí? —gritó clavando los ojos en su compañero—. ¡Dégel! ¡No me hagas esto...!
—Basta... no entiendo lo que está pasando contigo, pero tenemos que detenerlo, Milo.
—¿Por qué me llamas así? ¡Ese no es mi nombre...! ¡Mi nombre es Kardia!
—Tu nombre no es Kardia y mi nombre no es "Dégel", ya que estás usando esa palabra para referirte a mí —dijo Camus con calma, sin desactivar en ningún momento el efecto del Kol'tso que restringía los movimientos de Kardia.
—¡Cállate! —exclamó Kardia. La impotencia empezó a ganarlo al ver que nada podía hacer, y se sintió diminuto ante su compañero. La vista se le nubló, y tardó unos segundos en darse cuenta que era a raíz de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos sin que lo hubiera notado. Quería creer que era libre, pero al final seguía estando subyugado a la voluntad de Dégel sin poder hacer nada para evitarlo.
—Cálmate...
—No quiero que te vayas... —murmuró el escorpiano, dejando ya de luchar contra la técnica restrictiva.
Camus respiró hondo, preguntándose en qué momento aquella situación se había salido tanto de control como terminar al borde de ese caos. Desactivó el Kol'tso y vio a su compañero caer al suelo de rodillas, desarmado. Camus se acercó a él, sin estar aún demasiado seguro de lo que debía hacer a continuación. Luego de dudarlo unos momentos, lo rodeó en un abrazo recatado, y para su sorpresa, el otro se acurrucó de inmediato contra él.
―Tú no eres Milo en realidad, ¿verdad...?
―Dégel... ―repitió Kardia, dejando de lado el orgullo. En medio de la confusión, Camus se vio iluminado por una certeza y se puso de pie haciendo que Kardia se incorporara junto con él.
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Fiebre: la llave del tiempo (completa)
FanficSaint Seiya, BL. ¿Qué pasará cuando un accidente haga que el alma de Milo termine en el cuerpo de Kardia, en el siglo XVIII, y la de Kardia en el cuerpo de Milo, en el siglo XX? Luego de una misión donde ocurre un accidente con un artefacto mágico...