Rescátame

Sin cambios

Después de tanto tiempo yo seguía igual.

¿Cómo estaba yo? Enamorada; seguía perdidamente enamorada de ti aún después de todo. ¿Y tú? Seguías igual de mujeriego.

Digamos que a los doce años uno empieza la edad de los novios constantes. Vienen, dicen que están enamorados de ti, días después hasta te dicen el primer “Te amo” y sin más, se van con otra chica al mes, y si tienes suerte, a los dos meses.

Y aunque caí varias veces en esa trampa, al único con el que verdaderamente me importaba tener algo eras tú.

Pero, obviamente, ni siquiera me registrabas.

Por eso me dejaste caer, ahora rescátame.