Juntos

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Era un día lluvioso en la ciudad del pecado.

Tomábamos chocolate caliente mientras mirábamos una película. No recuerdo bien el nombre, pero estábamos acurrucados el uno junto al otro mientras prestábamos toda nuestra atención a ese filme.

Hasta que mis pensamientos me abrumaron.

– ¿Te quedarías conmigo, por favor?

–Claro, después le mandaré un mensaje a mi madre para avisarle que me quedo. –Dijiste a los segundos.

Pero yo no hablaba en ese sentido.

–No me refiero a eso.

Me miraste con el seño fruncido. – ¿Y de qué hablas entonces?

Fue un momento en el que tenía que abrirme, tenía que decirte lo que tenía adentro, en mis pensamientos.

–Me refiero a si te quedarías conmigo toda la vida.

Y al instante me arrepentí de decirlo. Sonaba como una de esas chicas quinceañeras desesperadas por una historia de princesa, pero en realidad lo único que quería era que siempre estuvieras conmigo, no perderte jamás.

Me diste la sonrisa más bonita que había visto y besaste mis labios tiernamente.

–Aquí estoy para saciar tus deseos.

Por eso me dejaste caer, ahora rescátame.

RescátameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora