Confianza

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« – ¿Te encuentras bien, hija? »

Una pregunta tan simple pero a la vez tan fuerte.

Esa voz aterciopelada llena de energía y poder había llegado a mis oídos una noche de esperanza marchita.

Mi padre se acercó a mí y acarició mi espalda por un largo rato.

Sus caricias siempre me tranquilizaban cuando no podía controlar mis llantos, esa necesidad estúpida de querer que alguien vuelva.

–Sabes que puedes contarme lo que sea.

Siempre supe que podía confiar en él, pero me avergonzaba decir en voz alta que me había enamorado de ti; que me había enamorado de alguien que rompe corazones sin más.

–No importa. –Recuerdo haber dicho.

Sus dedos no dejaron de hacer magia, y mi boca nunca se abrió para él.

Por eso me dejaste caer, ahora rescátame.

RescátameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora