Abrirse

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En mi memoria siempre quedará el día en el que nos la pasamos abrazados en el suelo de mi habitación.

Aquella tarde en la que nos dijimos lo que sentíamos, ¿eras realmente tú el que hablaba?

Tenía una intuición; que tarde o temprano me soltarías. Pero no dije nada. Me mantuve callada en tus brazos, sintiéndome segura en el calor de tu cuerpo.  Dejé caer mi corazón en tus manos, pero tú no te diste cuenta. Me arriesgué por ti, y tú sólo te quedaste ahí, abrazándome, ajeno a lo que pasaba por mi mente. Podría quedarme ahí toda mi vida, cerrar los ojos e imaginar un montón de momentos en los que seguramente tú no estarías.

Comenzaste a acariciar mi espalda, mientras me susurrabas cuánto me adorabas. Recuerdo que en ese instante se cortó la luz, pero no nos importó. Tú seguiste con tus caricias, y yo continué saboreando tus palabras.

<Nunca me dejes> susurraste antes de que caiga en un profundo sueño.

Por eso me dejaste caer, ahora rescátame.

RescátameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora