4: ¿Por qué hace esto?

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Maldita sea... O mejor dicho:

Maldito Aaron.

¿En serio no se cansa? Estaba revisando mi bolso con normalidad cuando encuentro una carta, esta vez no era un pedazo de papel, era "La carta". De esas bien selladas con un testamento dentro, pero ya aprendí, así que esta vez no la voy a leer, no voy a hacer caso a lo que sea que él quiera hablar, no tenemos nada de qué hablar.

Cuando la clase termina, Sasha y yo salimos del salón, caminamos hasta la cafetería a la mesa de siempre donde nos esperan los gemelos.

— Oigan, tengo una duda Alejandrito. - dice Marc - ¿Cuanto mides? Eres demasiado alto, se que nosotros - señala a su hermano — no lo somos tanto pero le sacas al menos dos cabezas a Jonah y hay que admitir que este es otra jirafa.

— En realidad no lo sé - responde el chico.

— Pues tenemos que saberlo. Otra cosa es .... ¿Por qué te ves así?

Sasha frunce en el ceño.

— ¿Así como?

— Lo que Marc dice es que te ves genial, o sea, cabello rubio y ojos color caramelo y miel. Cuerpo perfecto y eres alto ¡Dios! Eres la envidia de todos, no me sorprendería que le gustes a la mitad de esta escuela.

— Bueno - Sasha se sonroja y ríe - en realidad, es extraño que me miren y murmuren. Soy bastante normal así que es algo raro.

Todos dejamos de comer para mirarlo incrédulos.

Normal dijo. No digas mamadas Meriyein.

— Normales los pelos de mi...

— Nada de asquerosidades, estamos comiendo. — corto el discurso de Mark.

— Ay por favor, me vas a decir tú que no tienes pelos en el...

— Sigamos comiendo. — lo corta esta vez Sasha.

— Pero yo quiero seguir hablando de lo lindo que es Sasha, es que mírate. Tienes unos ojazos brutales y ese cuerpo... Que envidia - suspira Marc y sonrío con diversión.

A veces me pregunto si los gemelos son normales, cosa que es poco probable si me eligieron como amigo.

Sasha ríe.

— En serio, no entiendo por qué le dan tanta importancia. La atención es algo incómoda y no sé lidiar con ella, pero gracias me levantan el ego.

— Incluso a mi, que me gustan las chicas, no puedo negar que quisiera unos brazos como los tuyos y no exactamente iguales. Seguramente abrazan bonito y ahorcan rico. — suelta Marc y todos lo miramos.

— ¿Te gusta que te ahorquen? — cuestiona su hermano.

— No se, no he tenido el privilegio de probarlo aún. — los tres lo observamos en silencio y nos mira aún masticando su comida — ¿Que? No es como si ustedes no tuvieran fetiches, es cuestión de gustos.

— Tiene razón. — responde Sasha y Marc solo asiente.

— Cual es el tuyo. —Le pregunto antes de pensar lo que estoy diciendo.

Marc sonríe enarcando una ceja en mi dirección.

— Curiosito me salió el niño.

— Cállate que tú también quieres saber. — regaña Mark y Sasha nos mira.

— ¿En serio?

— Si te incomoda obvio no digas nada, no es obligación. — respondo.

— No me incomoda pero yo solo es algo...

— Así que quieres dando y dando, está bien cada uno dirá dos fetiches y de aquí no salen. — Negocia Mark y asentimos.

— Entonces... Sasha, cuenta que te gusta y de que trauma lo sacaste. — suelta Marc sonriente. Todos volvemos a mirarlo. — Está comprobado que los fetiches casi siempre se dan por los traumas.

— ¿Comprobado por quién?

— Eso no es lo importante, se sabe que es así. En fin, empiezo yo, me gusta que me ahorquen y quizás los golpes, aun no estoy seguro pero sí  sé que soy medio masoquista.

— Ya decía yo que cuando  peleábamos tu reacción no era muy normal. — responde Mark a su hermano. — Yo soy sádico, todo lo contrario a ti — dice y ambos  ríen - y tengo una cosa por las narices, me gusta verlas y detallar su forma, nada sexual, solo me parecen atractivas.

— Comparto lo de las narices — menciona Sasha — también me gustan mucho las manos, los dedos y ver los huesos me gusta. Y supongo que soy del tipo falta de amor maternal porque me gusta que me traten como un niño pequeño, así que podría decir que soy bastante... sumiso.

Los gemelos sonrien asintiendo con la cabeza.

— Nos dabas esa vibra. ¿Que hay de ti, Jonah? ¿Que te gusta?

— Suena medio raro...

— La mayoría de los fetiches son raros, no es la gran cosa. Dilo.

— Me gusta cuando me sacan la sangre. — suelto de golpe y los demás me ven.

— Desarrolla tu punto, por favor.

— Se siente bien, me gusta ver la sangre llenar la jeringa y el sentimiento de que me voy a desmayar.— digo. — Se que suena extraño pero...

— No es extraño, solo un poquito ¿inusual? — responde Sasha y río.

— Inusual significa lo mismo que raro. — responde Mark. — Pero quienes somos nosotros para juzgar ¡Viva la sangre, las narices y todo lo demás!

Seguimos hablando y riendo cuando siento la mirada de alguien sobre mi, no sé cómo pero aún sin ver su rostro, se de quién se trata. Miro a mi alrededor hasta topar con la mirada de Aaron, él se inclina a decirle algo a Abby, me mira por última vez, sonríe y sale de la cafetería.

Se bien que me estoy contradiciendo pero de igual forma, les digo a los chicos que voy al baño, busco en mi bolso la carta y salgo disparado detrás de él.

Nuestro Pequeño Espacio [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora