Prólogo

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Una guitarra color blanco brillante, un lago en calma y un chico sentado en el muelle con sus pies descalzos moviéndose suavemente, rozando levemente el agua.

El sonido de la naturaleza lo envuelve transmitiéndole esa calma que necesitaba y pronto esa tranquilidad se mezcla con la melodía producida por la guitarra. Sus dedos acarician las cuerdas exteriorizando ese sonido que solo escuchaba en su cabeza.

El chico cierra los ojos mientras toca, concentrándose en tocar los acordes correctos, tarareando y sonriendo cuando logra el sonido que pretendía.

La leve brisa moviendo las hojas de los árboles, los grillos haciendo su típico sonido. La luz de la luna y las estrellas reflejadas en el agua y el casi imperceptible sonido de su respiración.

En este lugar tan solitario ya no se escucha solo la naturaleza, es ella junto a los suaves sonidos de la guitarra y la respiración acelerada del chico.

No hay nadie más aquí o eso cree él cuando al terminar, escucha pasos acercándose y... aunque parezca extraño, no necesita voltear para saber quien es, el chico deja la guitarra a un lado y se pone de pie con la vista fija en la persona acercándose a él.
Sus hermosos ojos verdes colisionan con los azules del otro chico y ese mar de emociones que creía dormidos los envuelve, una sonrisa se dibuja en su rostro, sus ojos se humedecen y un nudo en su garganta amenaza con cortar su respiración.

Toma aire lentamente por la boca antes de soltarlo mientras pronuncia su nombre.

Nuestro Pequeño Espacio [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora