Capitulo 5

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Brais

Oráculos, seres traídos por la pasión e infidelidad de los oscuros. Las almas eran lo mas preciado para los dioses, un regalo concedido a cada oscuro, un ser con la habilidad de sacar lo mejor de cada uno, el serle infiel era un insulto hacia los dioses. Cada bebe nacido de una infidelidad era condenado a vivir una vida llena de vergüenza y sufrimiento, un castigo impuesto por los dioses y en especial por la diosa Selena, al ser ella la que te daba tu alma, se volvía mas personal. Los oráculos eran una abominación, seres de piel gris, sin el don de la vista, condenados a vivir en la penumbra, fuera del alcance del sol, pero concedidos con un don dado por la diosa Electra, diosa de la traición, estos seres eran capaces de ver el pasado y el futuro de cada ser oscuro. Para mí, mas que un don era una desgracia, ser usadas y esclavizadas, en su mayoría, por otros oscuros; un total martirio. 

En fin, al parecer un oráculo del reino de las sirenas había aparecido en mi barco asustando a mis demonios con cuentos baratos de la muerte. Solo había tenido un minuto para descansar en paz después de la disputa entre mi padre y mi general cuando uno de mis demonios me comunico que un oráculo apareció en medio del barco exigiendo mi presencia. La muerta te acompaña les dijo a mis demonios, patrañas es lo que me acompañaba con ese veneno que poseían esos oráculos, no confiaba para nada en sus palabras, eran capaces de jugar con tu menta solo para conseguir dinero, el sucio deseo de esos oráculos. 

-¿Cómo entro ese bicho?- voltee a ver a Alfredo. 

-No lo sabemos mi Rey, solo la vimos aparecer en medio del barco- dijo mientras me guiaba al salón principal donde dije que llevaran a ese bicho. 

-Eres el encargado en la seguridad, espero que para mañana me digas con exactitud cómo entro-Escuche como trago en seco, no sentía miedo en el, pero si preocupación. 

-Claro mi rey, es por aquí- No quería gritarle que ya sabia por dónde era, pero en estos momentos con todos los problemas que tengo me era indiferente. 

Al entrar pude ver a esa oráculo rodeada de mi hombres. Era asquerosa, al ser sirena su piel estaba llena de corales mas esa piel gris y escamosa, las ganas de vomitar todas las almas eran cada vez más difíciles de detener. 

-Eres horrible ¿Cómo te miras al espejo?-Vi como una de sus cejas se alzaron y eso provoco mas nauseas en mi, era asquerosa. 

-Rey Brais, pensé que la honestidad de los demonios era solo un cuento, ya veo que no es así- Claro que no era un cuento, mentir era una perdida de tiempo para nosotros- Como sea, he venido a darle información a cambio de una buena cantidad de oro demoniaco. 

-Ya veo, has venido a chantajearme-Camine alrededor de ella, realmente era asquerosa. Su olor era repulsivo, pez muerto a eso olía toda ella- Tus ojos ¿Dónde están? 

-Como sabrá rey no poseemos el don de la vista así que a los dioses les pareció apropiado hacernos nacer sin ojos- Repulsivo, me hacia recordar a una película que vi junto a mi madre-Mira ya vi todos los posibles futuros, en todos usted acepta mi propuesta con la única diferencia de que en algunos yo muero y en otros me deja ir con mi oro, así que hagámoslo rápido. 

-Nunca vomitaste cuando te viste, no quiero ser grosero, pero apestas literalmente apestas- Vi como sus brazos se cruzaban intentando parecer aburrida, pero solo provoco mas nauseas al ver como de los corales salían pus, por todas las almas que este ser es repulsivo. 

-Rey Brais por si se le olvida no tengo ojos, así que nunca he visto mi apariencia. 

- ¿En las visiones no se ve usted?- Felizmente vi como dejo de cruzar su brazos. 

No, mala idea, el olor era peor ahora con sus heridad abiertas. Que olor por los dioses. 

-Solo veo el futuro y el pasado como una espectadora, jamás me veo- Voltee a ver a mi demonios, todos compartían la misma cara que yo, de asco. Entiendo que sea ciega, pero una bañadita no la podía matar. 

-Te propongo algo, te daré uno de los cuartos para que te asees porque apestas a mierda, yo no se si en el mar el olor se va, pero aquí es horrible. En una hora paso por el cuarto para que me cuentes todo lo que quieras y te largues- La vi pararse en cámara lenta. Todo su olor se esparció por el cuarto- Detente, por los dioses que no lo sientes, apestas mujer. 

-Bien solo necesito que alguien me ayude a llegar a esa habitación- Recorrimos mirado por todos mi demonios pidiendo clemencia para no ser elegidos. Bueno entre todos el encargado de la seguridad no había echo su trabajo así que este seria un buen castigo, lo siento Alfredo. 

-Alfredo acompaña a la...Disculpa ¿Eres señorita? 

-Por los dioses, Kiara, solo díganme Kiara- Asentí. 

-Bien, Alfredo por favor acompaña a ... Kiara a la habitación mas lejos de mi oficina- vi como Kiara intento pararse y con ello el olor se volvió peor- Espera, por lo dioses espera. Todos salgamos y cuando no ves a nadie mas a excepción de Alfredo- lo señalé, vi como su mirada suplicaba, lo siento amigo- En ese momento te puedes parar ¿Me entiendes? 

-Que no veo, por los... 

-No alces tus brazos por los dioses, apestas- la vi bajar lentamente sus brazos- Muchachos salgamos. 

-Mi rey por favor- Volteé a ver a Alfredo, solo moví mi cabeza en negación- Mañana no podre presentar el informe. 

-No te preocupes, con esto ya es suficiente- Vi como la esperanza se iba poco a poco de su cuerpo. 

Salí corriendo hacia la proa, a lo lejos pude ver cómo todos tomaban una gran bocanada de aire limpio. 

Una tormenta se acercaba y con la magnitud de esas nubes negras, no seria nada fácil pasarlas. Una noche mas con el movimiento de las olas, la dama de los mares debe estar molesta o aburrida para mandar tres tormentas seguidas. Desde nuestra salida de Procolo hace cuatro días, las tormentas han estados presentes durante todas las noches del viaje, un completo martirio. 

-Espero que con ese baño se le pase ese repugnante olor a esa oráculo- dijo Dante. Eso esperaba también yo, no podía imaginar charlar con ese hedor. 

-Solo nos queda rogar a los dioses-Sentí una palmada de su parte mientras reía sobre mi desgracia-Que bueno que te da risa. 

-Oh vamos, es cómico. Tu propia cara era cómica, el disgusto estaba escrito en ti-dijo. 

-Es asquerosa, viste como le salía pus entre sus corales. Por los dioses, Dante- Al parecer mi general no tenia un estomago de hierro, vi cómo poco a poco sacaba todo lo que había comido en el día. 

-Es asqueroso. 

Camino al CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora