La música resonaba por todo el lugar, dando la sensación de que los cristales explotarían en cualquier momento.
Se sentía asfixiado por el mar de gente que bailaba a su alrededor, pero más por las manos del pelinegro detrás suyo, que viajaban por su cuerpo sin pudor alguno. No podía evitar temblar ligeramente cuando estás se posaban en su cintura o en su pecho.
- ¡Estás muy tenso dulzura! - le dijo Youngjo tratando de elevar la voz por encima de la música- ¡Relájate!
- ¡Necesito ir al baño! -dijo el castaño, apartó al pelinegro sin darle tiempo a responder y rápidamente se escabulló entre la multitud.
Pero no fue al baño, se dirigió directamente a la barra, se sentó en un taburete y suspiró con pesadez.
- ¿Qué puedo hacer por ti guapo? - el barman, un bonito chico de cabellos blancos, se acercó a él con una sonrisa pícara.
-Quiero dos vasos del trago más fuerte que tengas- pidió Hwanwoong.
Sabía que no iba a soportar más sin una buena cantidad de alcohol en su sistema, y teniendo en cuenta la poca resistencia que tenía, se embriagaría con cualquier cosa.
Observó como el chico preparaba los tragos tomando botellas de todas partes, incluso algunos licores, o por lo menos eso creía él, que aún no conocía. Cuando estuvieron listos, el chico los puso delante de él.
-Aquí tienes, lo más fuerte que tengo- el joven le guiñó un ojo.
Hwanwoong tomó uno y sin pensarlo dos veces se lo llevó a la boca, dejando que aquel líquido bajara por su garganta, depositó el vaso totalmente vacío sobre la barra y tosió ligeramente, su garganta quemaba y de repente empezó a sentirse mareado.
-Wow... estás loco amigo- le dijo el barman.
-Prepara otro... -pidió Hwanwoong, antes de tomar el segundo vaso.
Youngjo miró su reloj, ya habían pasado 10 minutos, pero estaba seguro de que el castaño no sé había marchado o algo por el estilo. Le hizo gracia pensar que estaba en algún cubículo del baño luchado por no entrar en pánico.
Sonrió burlón sólo con aquel pensamiento. Aquel chico de cabellos castaños le interesaba demasiado. Era el primero que se atrevía a desafiarlo, que le gritaba, le insultaba y le miraba con el mentón alzado y la rebeldía al tope. Era una pequeña fiera. Una que él se encargaría de domar, y como se divertiría en ello... sí que lo haría.
Sin borrar su sonrisa empezó a avanzar a través del mar de personas bailando en frente de él. Tenía intenciones de llegar a los baños y ver que tanto hacía su castaño. Una rápida mirada hacia la barra detuvo su andar, pudo distinguir al menor sentado en uno de sus taburetes. A pasos tranquilos llegó hasta él.
-Me engañaste- dijo simplemente el mayor, sentándose al lado de Hwanwoong. Este último bufó y puso los ojos en blanco de una forma demasiado exagerada.
- ¿Ahora te crees mi dueño o algo así, señor Young~? – Youngjo retuvo una risa ¿Hwanwoong estaba ebrio?
-Viniste a embriagarte porque crees que no soportarás la situación estando sobrio- más que una pregunta fue una afirmación, y quedó más que corroborada cuando Hwanwoong frunció el ceño e infló los labios formando un puchero.
-No estoy ebrio, señor Young- respondió. Youngjo alzó una ceja. -Solo me he tomado dos tragos dijo el de cabellos castaño.
-Bien, nos vamos- dijo el pelinegro poniéndose de pie, quitándole el vaso al menor de entre las manos.
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𝕋𝕠𝕩𝕚𝕔 - 𝕐𝕠𝕦𝕟𝕘𝕨𝕠𝕠𝕟𝕘
Fanfiction- 𝑫𝒆𝒋𝒂 𝒂 𝒎𝒊 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒆𝒏 𝒑𝒂𝒛, 𝒚𝒐 𝒑𝒂𝒈𝒂𝒓𝒆́ 𝒑𝒐𝒓 𝒆́𝒍 -¿𝑬𝒔𝒕𝒂́𝒔 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒐 𝒅𝒖𝒍𝒛𝒖𝒓𝒂? - 𝑺𝒊́, 𝒚 𝒎𝒊 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒆𝒔 𝑯𝒘𝒂𝒏𝒘𝒐𝒐𝒏𝒈, 𝒏𝒐 𝒅𝒖𝒍𝒛𝒖𝒓𝒂 ¿𝑪𝒖𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒂𝒍𝒅𝒂𝒓 𝒔𝒖...