Capítulo 25

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Dulzura

[Quiero verte.]

Youngjo leyó el mensaje una y otra vez, por lo menos unas 8 veces más. Era corto y muy simple, apenas unas dos palabras, pero para él justo en esos momentos, era lo mejor que pudo haber recibido.

Revisó la hora en la parte superior de la pantalla. Las 6:49 pm. Había dormido varias horas luego de que su abuela le dejara sólo en casa. Por lo menos las pastillas sirvieron de algo, las náuseas ya no estaban y su cabeza casi no dolía.

Rápidamente escribió una respuesta.

[Iré por ti, dulzura.]

Cambió el pantalón de chándal que tenía puesto por unos vaqueros de mezclilla, se puso una camiseta en color negro y chaqueta de cuero del mismo color.

Salió de casa, no sin antes buscar unos papeles muy importantes.

Mientras iba en su auto mantenía un solo pensamiento dentro de su cabeza, esta vez si haría las cosas bien.

No podía darse el lujo de dar pasos en falso con Hwanwoong, su relación en esos momentos era como un campo minado, esta vez no cometería los mismos errores, no perdería al pelinegro.

Jamás se había sentido así con nadie, era irónico, el papel de romper corazones siempre era suyo, pero ahora, era su corazón el que se sentía mortificado.

Aquellos pensamientos que rondaban su mente se vieron detenidos en cuanto aparcó el auto frente al departamento del castaño.

Este ya se encontraba fuera del mismo, de pie, esperando a orillas del asfalto.

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Hwanwoong creyó que el pelinegro no le llamaría, ya había pasado casi todo un día desde que le había dicho, por mensaje, que quería verle y aun no tenía respuesta. Tampoco iba a desesperarse, él no era el único afectado por toda la situación, Youngjo también lo estaba pasando pésimo, quizás él también necesitaba tiempo. Ese pensamiento bailó por su mente, pero desapareció con el sonido de su celular. Un mensaje nuevo.

Young

[Iré por ti, dulzura.]

Cuatro palabras. Solo cuatro palabras fueron suficientes para llevar su ritmo cardíaco a los cielos.

Sabía que más temprano que tarde debía terminar con todo, pero había decido que no sería ese día. No podía engañarse a sí mismo, el intento de convencerse de que no quería ver al pelinegro era sólo un ridículo artificio. Claro que quería verlo, sus labios ardían sólo de pensar en los del mayor, su cuerpo temblaba sólo con el recuerdo de su tacto.

Le necesitaba.

Se cambió de ropa con algo simple, pantalones negros y suéter de cuello alto, tampoco quería perder tiempo en cosas innecesarias, si algo sabía era que de todas formas, más a delante, la ropa estaría de más.

Salió del departamento sin perder más tiempo, se quedó de pie frente al mismo, observando lo último que quedaba de la puesta de sol, el inicio del anochecer.

No tuvo que esperar mucho tiempo. Un rato después el auto de Youngjo se detuvo frente a él. Respiró profundo antes de avanzar hasta el mismo y subirse al asiento del copiloto.

No supo que decirle al rubio, este tampoco pareció tener ganas de comentar palabra alguna, simplemente volvió a poner el auto en marcha.

Luego de un largo camino recorrido, Hwanwoogn supo a donde le llevaba el mayor. Iban a la casa de la playa.

 𝕋𝕠𝕩𝕚𝕔 - 𝕐𝕠𝕦𝕟𝕘𝕨𝕠𝕠𝕟𝕘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora