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XXVII

Cuando ya la noche de hoy se dio por terminada y todos nos ibamos a ir a nuestras habitaciones, después de cenar todos juntos en la de Ariel, me di cuenta de que Rui había caído dormido en el sofá abrazando sus piernas.

–Ariel, puedo dormir contigo? –Preguntó Abril seguramente por el miedo a volver a dormir con Eleazar y que mañana, cuando despertara, Elea ya no estuviera.

Ariel aceptó sin problemas tras quitarle la mano del cuenco con la última poción que había querido probar.

Tampoco había funcionado.

Encontrarían algo... estoy más que seguro.

–Rui –Intentó despertarlo Emma mientras yo me quitaba la chaqueta.

Pero sólo fue capaz de abrir los ojos, mirar a Emma y volver a caer dormido.

–Ya ha amanecido, ahora le va a ser muy difícil estar despierto –Comenté poniendo mi chaqueta sobre los hombros de Rui.

Y sin mucho esfuerzo lo cargué entre mis brazos como un peso muerto.

Era precioso hasta cuando dormía.

Y cada cual se fue por su lugar saliendo de la habitación de Ariel.

Yo fui directamente a la mía al ser la más cercana a la habitación de Ariel.

Lo que no esperaba es que Silas estuviera sentado en un sofá frente a mi ventana dejando entrar la luz del sol.

–Silas! –Me quejé saliendo con rapidez al pasillo.

Por suerte la luz no debió de darle a Rui, no tenía ninguna herida ni se había despertado por el dolor.

–Por que cargas a ese hasta tu habitación!? –Se quejó Silas tras cerrar la persiana.

–"Ese" tiene nombre –Me quejé entrando con una sirvienta.

Ella abrió la cama para que pudiera apoyar a Rui en la cama y ya dejarlo dentro.

–Si, Roy o Koy, que más da! Por que lo traes a tu habitación!? –Insistió sin controlar el tono haciendo a Rui abrir los ojos.

–Que pasa? –Balbuceó como podía dejando que lo tapara.

–Es de día, duerme –Lo calmé mientras la sirvienta echaba las cortinas.

Solo fue capaz de responder asintiendo con la cabeza mientras se le cerraban los ojos.

En cuento volvió a estar dormido agarré a Silas y lo saqué casi a patadas de mi habitación.

–A ti que coño te pasa!? –Salté tras cerrar la puerta.

–Que que coño me pasa!? Que coño te pasa a ti!? Le lames el culo a Roy! Duermes con él! Como si ese bicho se lo mereciera! –Espetó cabreandose demasiado rápido.

–Rui! No es tan difícil aprenderse el nombre de alguien! –Corregí poniendo mi mano en su pecho para que se alejara de mi–. Y te puedo segura que ahora mismo se merece muchas más cosas que tu!

–Lo dices solo por que ahora es tan manso como una piedra!

Pero ese comentario me hizo llegar a mi límite agarrándolo y haciendo que su cuerpo diera contra la pared.

–No tienes ni idea de nada! –Salté ya sabiendo que iba a soltar absolutamente todo, doliera o no–. Eres un chucho insensible que solo sabe hacer el cabrón! No eres una persona! Eres un animal! Normal que ni tu manada ni tus padres te quisieran! No vales para que absolutamente nadie te quiera!