Capítulo 11

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   Ni una palabra. Nadie se atrevió a hablar sobre lo que sucedió. Un nudo se formó en mi garganta impidiendo aclarar la situación.

   Patrick se levanta de la silla sin borrar esa sonrisa arrogante. Pasaba su pulgar por sus labios carnosos, como si no hubiese ocurrido nada. Andrew me mira con ojos de decepción y se va sin más, sin darme tiempo a explicar.

-Amy....- oír la voz de Gracy quebrada me hace sentir culpable.

 
   Me levanto de la mesa de un tirón. Tengo que explicarle cómo sucedieron las cosas antes de que me odie, más. Trato de acercarme a Gracy pero Patrick jala de mi brazo quedando detrás de él.

-Fue exactamente lo que viste- dice Patrick sin rodeos. Ella lo miraba con pesar, comenzándole a rodar gruesas lágrimas por sus maquilladas mejillas.

¿Qué debería hacer?

Duele tanto verla así.

   Esperé como tonta a que Patrick terminara de dar una explicación razonable.

-Voy a ser directo ¿vale?- empezó- Nunca me interesaste- sentí mi pecho apretarse ante sus crueles palabras- Estuve contigo solo para acercarme a Amy, la chica que realmente me interesa- más y más lágrimas corrían por su rostro. Gracy se acercó a él furiosa y le dio una fuerte cachetada que hizo que Patrick diera un paso atrás.

Ella era buena defendiéndose. Sus clases de Taekwando no fueron en vano.

-¿Quién carajos te crees que eres para hacerme daño de esta manera?Me das asco. Eres un hijo de pu—

-Puedes decirme todo lo que quieras, pero eso no va a hacer que deje de amar a Amy. Si no fuera por ese idiota de Andrew te juro que—

-¡Cállate!- grité exasperada interrumpiéndolo- No digas ni una sola palabra. Sal de mi casa ahora mismo antes de que te eche a patadas y no será nada bueno para ti, créeme.

-Ok, me iré- dijo derrotado, caminando hacia la puerta- Ah y una cosa más- se giró clavando la mirada en mi amiga- no eres para nada mi tipo ni nunca lo serás- le guiñó un ojo.

-Gracy ¡NO!- se lanzó a él dándole golpes. Su nariz estaba rota.

-¡Eres un desgraciado!- gritaba como loca- Amy suéltame que te juro que lo mato- la agarré fuerte separándola de Patrick.

-¡Patrick sal de mi casa, AHORA!- no podía ya ni mirarlo a la cara al muy imbécil.

Estos son los típicos chicos que no tienen sentimientos y prefieren ir por ahí haciendo daño a quien les apetezca. Malditos imbéciles.

  Gracy se soltó de mi agarre en cuanto Patrick se fue.

-¡Ashhhh!- resopló frustrada, sentándose en el sofá.

-No lo puedo creer- comenté sentándome a su lado.

-Discúlpame pero en estos momentos necesito estar sola- dijo seria levantándose para irse. Dio un portazo que me hizo dar un brinco y en ese momento entendí que estaba sola. Gracy estaba enojada y Andrew no querrá saber nada de mí.

   Fui a darme un baño para relajar mis tensos músculos, pero no hizo ningún efecto, así que decidí acostarme y cerrar los ojos para evitar pensar en lo de esta noche.

Qué noche.

* * * * * * *

    Gracias a Dios que hoy es domingo. No sabía como mirar a la cara a Andrew o a Gracy. Sé que ambos están enfadados conmigo, pero debieron confiar en mí. Ellos me conocen lo suficiente para saber que sería incapaz de engañarlos o hacerles daño, cuando son conscientes de que son importantes para mí.

   Bajo directo a desayunar, sin arreglar mi rebelde cabello ni nada. Veo quienes están desayunando muy contentos y me arrepiento al instante de haber bajado en mis peores pintas. Paul y mamá se me quedaron mirando fijamente.

Qué vergüenza.

 
  Trato de acomodar mi pelo como sea y me siento junto ellos.

-Buen día- saludo tímidamente.

-Buenos días- responden al unísono.

-Mamá, necesito hablar contigo cuando tengas tiempo- le pido y ella asiente.

-Voy a estar en mi habitación- les anuncio terminando mi vaso de yogurt- Nos vemos Paul- me despido de él y me dirijo a mamá para regalarle un beso en la mejilla.

   Tenía que escapar de esos dos cuanto antes. Percaté que mamá de vez en cuando le daba miradas coquetas a Paul, mientras él sonreía divertido.

Parecían dos adolescentes enamorados.

   Una vez que me vestí decente y escuché que Paul ya se había marchado de casa, era mi momento de tener una charla seria con mamá.

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