Capítulo 15

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-¿Hola?- respondo al celular sin ganas. ¿Quién se atreve a interrumpir mi noche de sábado de películas a las 11:30pm?

-Hola- habló una extraña voz. Chequeo el nombre que sale en la pantalla. ¿Gracy? ¿Quién está hablando?- Hay una chica muy ebria en nuestro bar, Midnight y pues me pidió que la llamara para que la llevara a casa.

Solo colgué y salí corriendo. Gracias a Dios nuestra casa está ubicada en un excelente lugar, todo quedaba cerca. Mamá llegó justo en el momento en que iba a salir.

¡Maldición!

-¿A dónde ibas tan apresurada?- frunció el ceño.

-¿Yo? ¿A dónde iría?- lo siento mamá pero sé que si lo digo no me dejarás salir.

-Ve a la cama anda y más te vale que no estés inventando hacer algo a estas horas- dejó las bolsas en la mesa.

-Pfff.....Claro que no. ¿Cómo se te ocurre semejante cosa?- le di una sonrisa falsa. Subí las escaleras y di un portazo para que mamá escuchara que ya estaba en mi habitación.

Escuché como le ponía pestillo a su puerta y esperé un poco para que se durmiera.

¡Ahora!

Bajé silenciosamente pero rápido, cogiendo la llaves de la casa. Cerré con cuidado.

El bar quedaba a dos cuadras de la casa por lo que no demoro en llegar. Las luces y la música me marearon un segundo al entrar en el llamativo lugar. Se notaba que era sábado. Millones y millones de personas, unas medio sobrias, otras borrachas y otras muuuuy borrachas. Fue difícil hallar a Gracy en estas condiciones pero lo logré. Casi ni la reconocía, andaba con muy malas pintas. Su cabello completamente desordenado, no tenía puestos sus zapatos de tacón, los llevaba en la mano y se le caía uno de los tirantes de su corto y brillante vestido. Estaba charlando con el chico de la barra.

Sabrá Dios de qué. Supongo que fue él quien llamó.

-¿Qué haces aquí y....con esas pintas?- la miré de arriba a abajo. Mientras yo muero de preocupación ella solo se ríe juguetona.

-Amyyyy- grita arrastrando sus palabras. El alcohol y ella no se llevaban nada bien- Vine a celebrar que por fin soy una persona libre y que ningún hombre vale la pena- ahí es cuando me tocaría darle la típica charla de que no todos son iguales y bla, bla, bla, pero no lo hago. Me brinda un trago emocionada.

-¿Crees que merece la pena que estés aquí por Patrick?- alcé la voz por la ruidosa música.

-Mira quien habló, la chica por la que el idiota-

-Basta- la corté- Estás demasiado ebria y no voy a tener esta conversación contigo- Vámonos a casa, anda.

-¡NO!- no me gusta para nada cuando tiene esa actitud inmadura- No me quiero ir- hizo pucheros.

-Esto no es cuestión de que si quieres o no. Te digo que nos vamos y ya está- la agarré por el brazo pasando por la terrible multitud, hasta que finalmente pude respirar aire fresco. Gracy pasó su brazo por encima de mis hombros poniendo todo su peso en mí.

Estaba más que claro que no podía llevar a Gracy a su casa en estas condiciones. Saqué las llaves del bolsillo trasero de mis pantalones de pijama.

Pues sí, andaba en pijamas en plena calle.

-Nada de ruidos ¿ok?- le advertí estando dentro de casa.

-Si, señora- imitó la voz de un general y luego se echó a reír.

-!Gracy!- exclamé en voz baja.

-Ok, ok.

Después de unas risitas y caminadas en zigzag, finalmente llegamos a mi habitación. La dejo cuidadosamente a un lado de mi cama, quedando dormida al instante. Ahora mis "aposentos" apestaban a alcohol.

Sin mucho tardar, le envié un mensaje a Josephine diciéndole que esta noche Gracy se quedaría conmigo. Me imagino que moría de preocupación por la irresponsable criatura que duerme en mi cama a pata suelta.

**************

Otra mañana que me levanto y sigo sin saber nada sobre Andrew.

¿Será que nunca podré estar en paz?

Me pongo de pie y enciendo el reproductor de música. Necesitaba despejar mi mente de pensamientos pesimistas.

-¿Te importaría apagar esa cosa?Mi cabeza va a explotar- la voz proveniente a mis espaldas hizo que sobresaltara. Apenas recordaba qué día era hoy como para saber que mi amiga se había quedado la noche anterior.

-¿Qué estoy haciendo aquí?- preguntó pasando los dedos por su despeinada cabellera azul.

-Estabas sonámbula y entraste de noche por la ventana de mi cuarto.

-Muy graciosa- fingió una sonrisa- Solo recuerdo que estuve en un bar y me pasé de tragos, tal vez.

-¿Tal vez?-tenía que estar jodiendo- Tengo un dolor terrible en la espalda por tu causa. Pesas, y mucho ¿lo sabías?

-Vale, pero no fue a propósito.

-Que más da- me dirigí al baño.

-Amy

Todos tienen esa manía ¿o qué?Cada vez que voy a entrar, ya sea en mi casa o al baño, pues me llaman. Me giro hacia ella y se acerca a mí.

-Lo siento ¿vale?- su rostro cambió a ser demasiado serio.

Mmm.....preocupante.

-¿Por lo de mi espalda?Eso ya se curará, no te preocupes- sonreí sincera.

-No, no es eso- negó- No lo hagas más difícil ¿quieres? Tampoco es fácil para mí.

-¿Podrías ir directo al punto?Me estás confundiendo.

-Por lo de- desvió la mirada- Patrick.

-Gracy- tomé su barbilla para que me mirara- Eso es pasado. Dejémoslo atrás ¿si? Tendría que ser yo la que pidiera perdón.

-Te quiero, enana- me abrazó.

¿Enana?No pensé que escucharía eso de nuevo. Me recordaba tantas cosas.

-Perdona, pero te recuerdo que eres más bajita que yo.

-Si si, como digas.

Añoraba vernos así. Ella haciendo tonterías y yo regañándola. Nos veíamos un par de veces en clases y nuestras conversaciones no pasaban de un "Hola". Fueron tiempos difíciles pero me alegra verla sonreír de nuevo.

El imbécil de Patrick ni nos miraba, lo cual era genial, me irritaba ver su cara de psicópata. No perdió tiempo en buscar otra chica.

Si ella supiera.

Él, que se veía tan inocente y tímido, ahora es un.....Bueno, voy a dejarlo así, no quiero ser grosera.

Ya mamá había salido a trabajar y aproveché para desayunar en paz con mi amiga. Después de una larga charla y que se le pasara un poco la resaca, se fue. Cerré la puerta detrás de mí. Ahora tendré que echar todo tipo de ambientador en mi habitación, el olor a alcohol se sentía desde abajo.

Gracias Gracy, que bonito recuerdo de tu loca noche.

Apenas uno de mis pies pisa el primer escalón, cuando llaman a la puerta. Abrí la puerta indignada. Allí estaba él, mi chico desaparecido, mirándome con ojos tristes y su ropa arrugada.

¿Por qué me miraba de esa forma? ¿Qué pasó con mi chico alegre?

Bajo Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora