19.

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— No entiendo por qué te negaste.

— Es la quinta vez que me preguntas, Mike.— Bufó, guardando los útiles que aún quedaban sobre su pupitre.

— Es solo que, hubiésemos estado más cómodos en mi casa.

— No es cuestión de comodidad.— Suspiró, colocándose la antes mencionada en su espalda.— Además, estaremos bien en la biblioteca, ya deja de quejarte.

— Supongo que sí.— Sonrió, mientras caminaba fuera del salón; esperándole ahí mismo al ajeno.— Claro, estaremos bien.— Murmuró para sí mismo.

Finalmente se estaban cumpliendo diez minutos desde el último timbre que daba por finalizada la jornada escolar, Mike aprovechó el último receso del día para pedir permiso al director de hacer uso de la biblioteca. Éste no se negó en lo absoluto, puesto que no era extraño que los alumnos pidieran eso, después de todo, las últimas semanas de exámenes y trabajos son más duras que las frecuentes.

— Muy bien, vamos.— Murmuró el ojiverde luego de abandonar el salón. Mike asintió con una sonrisa y guió al ajeno hasta la biblioteca de la institución.

Eren no podía evitar sentirse incómodo por dentro, su acompañante no dejaba de mostrar una estúpida sonrisa; la cuál le dejaba claro que algo estaba tramando.

Claramente iba a dejase acobardar por un idiota como él, sí tenía ideado algo, se encargaría personalmente de arruinar sus planes.

El recorrido hasta la biblioteca fue silencioso, a decir verdad, entre los dos no tenían mucho de qué hablar, se habían llevado mal desde la primera vez que se conocieron; por lo que una charla con normalidad entre los dos era casi imposible.

— Vaya, qué sorpresa. Tendremos la biblioteca para nosotros solos.— Comentó, fingiendo el no estar enterado de la situación.

— Sí...

— ¿No vas a pasar?— Cuestionó al ver como el ojiverde se encontraba en la puerta de entrada, completamente a la defensiva. De alguna forma, aquello le gustó al ajeno; finalmente sabía una forma de cambiar aquella actitud arrogante del más bajito.

— Ah... Sí.— Se apresuró en decir, tampoco quería quedar como un pequeño animalito inofensivo, menos frente a él. Se aferró a su mochila y finalmente se adentró al lugar; cerrando por detrás suyo la puerta.

— ¿Lo ves?, no fue tan difícil.— Murmuró en burla, sentándose en uno de los asientos que rodeaba una de las enormes y largas mesas grupales del lugar.

— Lo sé.— Se quejó por lo bajo, mientras caminaba hacía dónde su acompañante yacía sentado, sin embargo, aún dudaba un poco de sus propios pasos.

— Eren.— Le llamó, logrando recibir la mirada de éste en respuesta.— ¿Por qué estás tan tenso?— Sonrió arrogante, atreviéndose a posar una de sus manos con delicadeza sobre su hombro.

— No estoy tenso, simplemente, me parece extraño que eligieras ser mi compañero.— Habló seco y de forma directa, no iba a dejar que la situación le superara. Mike comenzaba a disfrutarlo, tal vez, ayudar una vez más a su prima no sería tan aburrido como de costumbre.

— Te he dicho que quiero que las cosas estén bien entre nosotros, ¿dudas de mí?— Acarició con suavidad su hombro, aprovechando para acercarse un poco más al ojiverde.

— A decir verdad, sí.— Continuó y no tardó en alejar la mano del joven, tomando su debida distancia.— No confío ti, Mike.

— ¡Eres cruel y directo como siempre, Eren!— Le halagó, aunque aquello sólo fastidió al mencionado. Se acomodó sobre su asiento y dejó descansar su rostro sobre una de sus manos, mirándole de forma curiosa.— Entonces... ¿Por qué aceptaste ser mi compañero?

偽 fake alpha ━ rirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora