8.

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Resopló con fuerza mientras yacía sentado sobre la cama de su mejor amigo, quién para su mala suerte le había tendido una trampa. Armin había interrumpido un buen momento con la excusa de que algo malo había pasado y que necesitaba ayuda urgente y claro que, al ser su mejor amigo, no dudó en correr a ayudarle. Definitivamente no se esperó en lo absoluto que le mintiera descaradamente, y menos, a pedido de Mikasa.

Eren, hasta ahora, se las había arreglado para evitar el contacto con ella, incluso cuando esta visitaba su hogar con insistencia la mayoría de los días. No tenía ganas de lidiar con Mikasa cuando se ponía pesada, por lo que era preferible evitarla hasta quién sabe cuándo.

— No deberías estar ahí, eres un Omega. ¿Entiendes tú situación?— El ojiverde se cruzó de brazos esperando a que terminara de hablar, mientras un tic comenzaba a presentarse en su pierna derecha.— ¡Incluso hablas con mi primo! ¡De todas las personas del mundo, decides hablar con él!

— Fuiste tú la que lo llevo esa vez al café.

— ¡Y gracias a eso estoy consciente de tu enorme problema!

— ¿Sabes?, ahora mismo estás contradiciéndote.

— Deberías tomarte las cosas más en serio. ¿Acaso no lo entiendes?— Golpeó con suavidad su frente y el menor se quejó.

— Y tú deberías dejar de meter a Levi en todo esto.— Soltó con frustración.— Él sabe que soy un Omega y no me ha hecho nada desde entonces.

Mikasa era su mejor amiga y podía entender su preocupación hasta cierto punto, pero que hablara tan mal del mayor le hacía enojarse al instante y toda su comprensión desaparecía por completo.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro de que no hará nada?, no lo conoces.

— Pareciera que lo conozco más que tú. Además, es tu jodido primo, ¿por qué te molesta tanto?

— ¡A qué viene toda esa ofensiva! ¿Acaso ya te ha enredado con sus hilos? ¿Te has encariñado con él, es eso? ¿Están juntos?— Elevó su voz, haciendo que el ojiverde frunciera el ceño. Por más que ella se preocupara, aquél no era su asunto, ni siquiera entendía por qué se molestaba tanto.

— No es asunto tuyo.

— Mikasa, n-no te enojes tanto. No es culpa de Eren y lo sabes.— Murmuró el rubio con timidez. Aunque fueran amigos, aún no se acostumbraba a las feromonas que la mayor desprendía y era imposible no intimidarse a veces.

Ugh, ya lo sé. ¡Maldición, ese maldito anciano!

— Si sigues poniendo esa expresión, tendrás más arrugas que mi padre debido a su edad.— Señaló con su dedo índice la frente de la chica frente a él.— Como sea, estoy algo molesto, Armin. Pensé que me habías llamado para algo importante, no para aguantar los reproches innecesarios de Mikasa.

— Ella sólo trata de cuidarte.

— No soy un niño pequeño, puedo cuidarme solo, ¿pueden entender eso?— Cuestionó, cruzando miradas con la pelinegra.— No quiero que terminemos  peleados por esta estúpidez, ¿por qué mejor no lo dejamos hasta aquí?

— Está bien... tratemos de calmarnos.— Murmuró con suavidad y sus amigos se limitaron a guardar silencio.— Yo... iré a buscar algo de beber.— Mencionó el rubio con una sonrisa incómoda, para después irse de la habitación con lentitud hacía su respectiva la cocina.

El Omega presente suspiró.

— Eren, emparéjate conmigo.— El mencionado quedó helado. Mikasa había esperado que el ojiazul les dejara a solas para poder hablar.

偽 fake alpha ━ rirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora