21.

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— ¿Podrías dejar de gritar?— Bufó con el ceño fruncido, mientras tomaba asiento por orden de su padre.

— ¡¿Estás loco?!, ¡¿Qué hubieses hecho si los demás llegaban?!— Cuestionó al percatarse de la falta de preocupación que su hijo presentaba en casos importantes.— ¡¿Acaso no sabes que lo pusiste en peligro?!— Se quejó, tomando asiento con brusquedad.

— No sé por qué estás tan molesto.— Murmuró cruzado de brazos.— Se supone que está prohibido abusar de los Omegas sin su consentimiento, por lo tanto, por más que los demás hubiesen llegado; tendrían que saber contenerse. Además, hasta que vivamos juntos, Eren, como mi Omega, tiene el derecho de pasar su celo conmigo; tú mismo pusiste esa regla en el momento que tomaste el liderazgo. ¿No lo recuerdas?— Preguntó con fastidio.

— Ya no tengo el liderazgo.

— Con más razón, soy yo el que lo tiene.— Chasqueó la lengua, realmente odiaba los sermones.

— ¡De igual forma debes ser responsable, Levi!— El mencionado asintió con desinterés, después de todo, no es como si fuera a permitir que cosas malas le pasaran al ojiverde.

— ¿Terminaste?, Eren está esperándome arriba. ¡Maldición!, realmente llegaste en el peor momento, viejo.

— No fue mi intención interrumpir su encuentro.— Admitió apenado, atreviéndose a soltar una pequeña risita.— Me preocupé cuando lo mencionaste, no imaginé que se trataba de un simple período de celo, aunque, es entendible debido a su condición.— El mayor se tensó, claro que le había explicado a su padre lo que ocurrió; pero saltándose ciertos puntos claves.

— Sí, como sea.— Se levantó, decidido a salir para correr a los brazos del más bajito.

— ¡Espera!— La voz de su padre le hizo detenerse, volteándose para ver qué ocurría ahora.— Tu... ¿Lo marcaste?— Cuestionó, y como si aquello fuera un inmenso balde de agua fría, el mayor finalmente se percató de aquello; abriendo completamente sus ojos.

— ¡Mierda, olvidé hacerlo!— Apretó con fuerza la pequeña perilla de la puerta y su padre le miró atónito, ¿acaso su hijo realmente era un idiota como el Omega mismo decía?, ¿quién en su sano juicio se olvida de algo tan importante como el formar un lazo por medio de la marca?— Estaba tan ocupado... en otras cosas.

— ¡No quiero detalles!— Se apresuró en decir al ver la mirada traviesa de su hijo.— Mejor vuelve con él, de seguro sigue nervioso por mi llegada.

— Quizás hasta le dejaste un trauma.— Bromeó provocando que su padre frunciera el ceño y no tardó en abandonar la oficina de éste, subiendo las escaleras con una sonrisa hasta llegar nuevamente a la habitación en dónde se encontraba el ojiverde.

Presenció en silencio el delicado cuerpo del ajeno recostado sobre su cama y por un momento se imaginó el despertar con el más bajito a su lado; simplemente hermoso. Acarició con suavidad sus cabellos, aprovechando que éste se había quedado profundamente dormido a pesar de los nervios, y besó con suavidad su frente.

— Incluso cuando duerme es precioso.— Admitió en voz baja, con cuidado de no despertarle. A pesar de lo que había dicho hace unos minutos, realmente tuvo una razón para no marcarle; quizás era muy estúpido de su parte, pero realmente tomaba el lazo como algo sumamente especial y tenía la intención de hacerlo cuando el menor estuviera consciente de ello también.

Cerró con suavidad la puerta de la habitación para dejarle descansar tranquilo, después de todo, fue su primera vez experimentando su celo con un Alfa.

Relamió sus labios y bajó nuevamente las escaleras con una pequeña sonrisa, al hacerlo, se percató de que varios familiares suyos yacían presentes en su hogar y no tardó en obligarse a saludarles.

偽 fake alpha ━ rirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora