24.

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Hace 13 años:

— ¡Levi!

— ¿Petra?— Cuestionó él de forma perpleja, aunque pude robarle una suave sonrisa cuando le abracé con cariño.

— ¿Otra vez leyendo?, ¡deberías tomar un descanso!— Reproché con una sonrisa, a decir verdad, a su edad no era normal ver niños leyendo libros en vez de divertirse; aunque eran una de las cosas que siempre me gustó de él.

No es necesario.— Murmuró y no tardó en pasar de hoja con la yema de su dedo, para así continuar con su lectura diaria. No dije nada, no había motivos y tampoco tenía la necesidad. Tomé asiento a su lado, después de todo, de niños era una costumbre reunirnos bajo el mismo árbol de siempre.— Sabes que no puedo hacerlo, si tengo pensado ser el heredero debo esforzarme. Además, fuiste tú la que me enseñó a leer.

Tienes razón...— Murmuré sonriente, dedicándome a jugar con las pequeñas florecitas caídas del árbol.— Entonces, ¡estaré a tu lado para ayudarte en tu camino como heredero!— Le solté, alimentando de forma inconsciente el cariño de niños que existía entre los dos.

— ¿Mh?— Me miró perplejo, aunque me causó ternura al notar su vergüenza repentina.

— ¡Sí, sí!— Chillé emocionada, sonriéndole por enésima vez, mientras acariciaba con ternura su cabello; sonrojándole.— Siempre estaré para ti.— Aseguré, sin saber que luego seria la culpable de romper su corazón en mil pedazos sin siquiera lamentarlo.

Nuestras familias siempre fueron cercanas, incluso se podría considerar que mi linaje era tan importante como el de los Ackerman's, aunque jamás pudimos arrebatarle ese primer puesto.
Nuestras madres, o mejor dicho, mi madre y su madrastra: eran amigas de infancia, por lo que el conocernos estaba sumamente asegurado en nuestro destino; incluyendo nuestro futuro matrimonio planeado.

La primera vez que lo vi, no pude evitar sentir curiosidad por él; tratándose de un mocoso sumamente serio y reservado para su edad.

Al comienzo, él no me miró de forma especial, nuestras conversaciones tampoco parecían tener una buena dirección a pesar de vernos con frecuencia, pero todo eso cambió cuando lo ví jugando con los libros de la enorme biblioteca de su hogar. Me acerqué con curiosidad al ver su ceño fruncido y no pude evitar soltar una risita al percatarme de que, con sólo tres años, estaba intentando leer.

Me contó que sus padres insistían en que viviera su niñez sin preocuparse por su linaje, pero él no podía quedarse de brazos cruzados a esperar la edad adecuada. Me sentí conmovida, bueno, no era normal el ver a un niño de tres años pensar de esa forma, por lo que aproveché mis enseñanzas de lectura y no dudé en enseñarle.

A medida que los años pasaban, la cercanía de nuestra relación comenzaba a darse por sí sola, incluso habíamos sido el motivo de muchas conversaciones en la escuela; ya que Levi jamás había mantenido una relación cercana con los Omegas, quizás aún guardaba rencor por el abandono de su madre. Pero mi inmenso amor hacía él comenzaba a convertirse en una insana obsesión, y el que él fuera joven e inexperto lo hacía más fácil de manipular.

El tiempo pudo decidir que mis sentimientos se habían marchitado por completo, aprovechándome simplemente de lo que él sentía por mí para usarle.

De igual forma, confiaba plenamente en mí, porque uno de mis objetivos había sido conseguir su confianza plena desde la primera vez, por lo que cuando se sintió hundido y desolado no dudó en correr a mis brazos, sin imaginarse que yo estaría en los de alguien más.

¿Erwin?— Cuestionó con ironía al percatarse de las feromonas de él mezcladas con las mías.

Solté un suspiro rendida al verlo completamente destrozado en la puerta, jamás imaginé que se terminaría dando cuenta tan pronto, aunque no me arrepentí en lo más mínimo.

偽 fake alpha ━ rirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora