Capítulo 19.

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Pónganse cómodos y vayan a buscar algo rico, esto les va a encantar.

Anne

Los pequeños juegan correteándose y Gilbert me pasa una de las maderas.
Estamos hace cuatro días trabajando sin descanso en nuestra futura casa, aunque hoy es el día en el que más tiempo hemos estado, en unos minutos serán trece horas.

Caigo en cuenta de que no hemos sido muy inteligentes, porque empezamos desde muy temprano, siendo un día demasiado soleado y caluroso.

Me tambaleo de la escalera en la que estoy parada al sentir un mareo que me obliga a soltar la tabla de madera al suelo para sostenerme.
Gilbert se gira asustado al escuchar el estruendo.

—¡Anne, ¿¡estas bien?! —toma mi mano y apoya la mano izquierda en mi cintura, ayudándome a bajar escalón por escalón.

—Estoy bien, estoy bien, solo me distraje. —mi mentira es descubierta en cuestión de segundos cuando siento un pinchazo en la cabeza que me obliga a sostenerme de sus brazos.

—No es cierto, estas cansada —niega con la cabeza, como si estuviera en verdad muy enojado consigo mismo—. Lo siento mucho pelirroja, has estado trabajando sin descanso, no me dí cuenta que las maderas son mucho peso con el que cargar, y peor bajo un sol tan fuerte —con sus manos toma mi cara y me encuentro con sus ojos que me miran como nadie me había mirado nunca —.Pero te prometo que a partir de ahora me las arreglaré solo.

¿Qué? No. Ni hablar.

Me lleva hacia casa de Bash y hace que me siente mientras va a buscar agua.

Exagera.

—¡¿Estás loco?! Claro que no, estoy bien, fue un mareo tonto, en unos minutos voy a volver.

Luego de tenderme el vaso de agua cruza los brazos, frustrado, casi puedo ver los engranajes de su cabeza moverse, tratando de encontrar una solución o una forma de convencerme.

—Por hoy es todo, ¿bien?, además ya está oscureciendo y necesitamos dormir.

Asiento y voy a levantarme cuando siento otro pinchazo. Estúpida jaqueca. Gilbert se alarma y vuelve a hacer que me siente.

—Acostaré a los niños hoy, tu ve a dormir —dice acomodando un rizo rojo detras de mi oreja.

Quiero discutirle que no es solo acostarlos, también tendrá que hacerles la cena y mandarlos a bañarse, es injusto para él que ha trabajado incluso más que yo.
Pero desisto la idea al ver que me levanta una ceja, ya lo sabe, sabe todo lo que tiene que hacer.

—Ve a descansar, buenas noches. —termina con voz suave.

*****
En las noches que le sucedieron a esa, Bash se extrañó al ver a su amigo fuera de su casa trabajando en la construccion de la casa. Solo.

Se sorprendió más cuando una de esas noches, se levantó en la madrugada a por un vaso de agua y allí continuaba Gilbert, trabajando.

No comentó nada hasta que un día no lo resistió, y a eso de las 5 a.m le preguntó el porqué de trabajar a esa hora y no durante el día.

La respuesta que recibió, fue que Anne era tan terca que no iba a quedarse sentada al verlo trabajar tan duro, incluso cuando ella no resistía más por el cansancio, entonces había resuelto trabajar en la noches y en secreto, cuando ella no lo viese y no pudiese insistirle.

Bash quedó boquiaberto unos segundos. Y luego sonrió.

"𝖎𝖙'𝖘 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖗𝖞"-shirbertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora