Capítulo 24.

203 45 14
                                    

Anne

Una vez los niños han comido cada uno su porción de pastel y se marchan a su habitación a jugar, Gilbert me ayuda a limpiar la mesa.

—¿Crees que la pasó bien? —me pregunta con la duda grabada en todo su rostro.

—Creo que se ha divertido mucho —contesto dándole una media sonrisa.

Hace una semana nos enteramos por Irán que el cumpleaños de Nimue se estaba acercando.

Aunque Gilbert recibe su paga una vez por semana, hicimos cuentas y ni siquiera nos alcanzaba para el pastel.
Estábamos ahorrando para comprarles una pizarra a cada uno, empiezan la escuela en un mes, y son todas escuelas distintas y a casi los mismos horarios, por lo que necesitan tener una propia.
Además todavía necesitábamos comprar la comida de cada día.

Parecía imposible hacerle un festejo y Gilbert estaba por volverse loco, cada noche antes de acostarnos repetía que esos niños ya habían tenido que renunciar a demasiado, que no era justo que tuviera que renunciar a algo tan simple como su cumpleaños.

A pesar de mis intentos por convencerle de que encontraríamos la  manera, no dejaba de culparse por no poder 'darnos más' y por no ser suficiente.

Eso me rompió un poco el corazón.

Entonces tuve una idea.
Empecé a hacer la receta de bollos de ciruela, esta vez para venderlos.
Para mi sorpresa, fueron un éxito.
Vendí los suficientes para hacer el pastel para el festejo de Nimue, y hasta sobró un poco para seguir ahorrando para las pizarras.

Marilla, ¿cómo es que siempre encuentras la forma de salvarme?

*********
Después de dormir juntos a los niños -porque después de tanta azúcar necesitaban dos cuentos y no uno- Gilbert toma mi mano y me lleva hacia la cocina, me indica que me siente y aún desconcertada hago caso a lo que me pide.

—¿Gilbert, qué...?

Pero mis dudas se resuelven cuando saca el pastel y corta un trozo para cada uno.
—Usted, señorita, va a sentarse y descansar mientras come un delicioso pastel y bebe de el mejor café del mundo. —aclara comenzando a hacer la mencionada bebida.

—¡Oh vamos! —contesto con una sonrisa en la cara—. Mi café también es delicioso.

Ladea la cabeza conteniendo la risa.
—Tal vez. —concluye—. Pero hoy dejarás que yo te sirva.

—¿Por qué?

—¿Tienes que tener respuestas sobre todo? —cuestiona dejándome la taza humeante frente a mi, tomando asiento conmigo—. Hoy, como tantas veces, has salvado el día, pelirroja. Mereces este momento.

Sonrío, agradeciéndole el gesto. Eso sí ha sido algo bonito.
Tomo su mano por encima de la mesa y la entrelazo con la mía.

—Gracias por esto, pero no ha sido así, Blythe.
Dijimos que haríamos esto juntos, así que no tienes que intentar cargar tú solo con todo. Y si alguna vez algo no sale como esperamos, no será tu culpa. Estoy orgullosa de todo lo que haces por ellos, y por nosotros, eso no va a cambiar jamás.

Aparta la mirada con un leve sonrojo y cuando vuelve a mirarme, besa mi mano en un gesto lleno de cariño.
—De todas formas, me gusta pasar tiempo contigo. —se encoge de hombros.

—Ya somos dos.

"𝖎𝖙'𝖘 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖗𝖞"-shirbertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora