Capítulo 32

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Anne
Mañana de navidad.

Despierto por los susurros de los niños en la cocina.

Bueno, en realidad despierto porque en su intento de hacer silencio están tirando fuentes de metal que hacen muchísimo ruido.

Me remuevo en la cama con pereza de levantarme y el brazo de Gilbert presiona en mi cintura, con un quejido.

No me es difícil adivinar que todavía está dormido.
En especial porque tira de mí hacia él y hunde la cabeza en mis descontrolados rizos, suspirando.

Gilbert Blythe jamás haría esto consciente de sus facultades. Incluso luego de anoche.

Anoche. ¿Cómo se supone que haré para hacer como si nada hubiese pasado?
Tonta de mí y mis estúpidos sentimientos.
Y estúpido Gilbert por hacerme sentir así.
Estúpida yo por dejarme convencer de que podría ser lo suficientemente madura para olvidar todo a la mañana siguiente.
No lo soy.

Un sonido mucho más fuerte proviene de la cocina y queda resonando hasta desaparecer, y se escucha un grito al unísono.

—¡¿Qué pasa?! —Gilbert se sienta de un salto poniendo un brazo delante de mí, protegiéndome del atacante invisible en la pared.

Sus pestañas son largas y abundantes, haciendo ver a sus ojos mas profundos.
Su cabello, que usualmente tiene ligeras ondas, ahora está rizado debido a que recien despierta, y muy, muy despeinado.

Frunce el ceño con la vista al frente, fija en la pared. Entrecierra los ojos y pestañea varias veces, antes de girar su mirada hacia mí.

—¿Entonces estás bien?

Asiento. Me muerdo el labio intentando contener una sonrisa que encuentra la forma de escapar, porque él es Gilbert Blythe y ese es el efecto que causa.

Rasca la parte trasera de su cabeza, aún confundido. Y desvía su atención de mí cuando tímidos golpes resuenan en la puerta.

—¿Señorita Anne?¿Señor Gilbert? —Dice Nimue con voz suave.

Compartimos una mirada, y respondo.
—Pueden pasar. Niños.

Alguien se aclara la garganta, se escucha un "ouch" y Nahuel es quien habla al final.
—Eh...en realidad preferiríamos que salgan.

Me muestro curiosa, mientras que la mirada de Blythe grita pánico, asustado de que podrían haber hecho.

Me levanto de la cama y me recojo el cabello como de costumbre, ignorando el detalle de que sigo en pijama, lo que causa en Gilbert un repentino interés en las manchas de humedad del techo.

Me cambio rápidamente y cuando doy la vuelta, él también está totalmente vestido.

Salimos de la habitación sin mediar palabra y lo que me encuentro me obliga a apoyar la cabeza en su hombro porque creo que podría derretirme en este momento.

Los niños están en fila, curiosamente ordenados del más alto al más bajo. Detrás de ellos están cortadas porciones del pastel de anoche en la mesa y no sé como, pero han descubierto como hacer té.

Veo algunos de los pastelillos que hicimos ayer, solo que ahora tienen un glaseado de colores.
Al lado de cada taza hay pequeñas flores y estoy segura de que ese fue un detalle de Nimue.

También hay harina en la cocina, ese seguro fue un detalle de Irán.

Nahuel juega con sus pies con impaciencia. Y al final dice:

—Les hicimos el desayuno. Es que no teníamos un regalo de navidad para ustedes.

—Es el mejor regalo del mundo. —susurra Gilbert. Y creo que nunca lo había visto tan conmocionado.— Los amo.

Los cinco centran la mirada en él, y parece que se hubiesen quedado sin respiración.

Irán es el primero en ir a abrazarlo, casi tropezando en el camino. Segundos después, los cinco están rodeándolo en un abrazo.

—¿Tú nos quieres, pelirroja? —pregunta Nahuel en un susurro.

Parece demasiado preocupado por la respuesta como para darse cuenta de que me ha llamado "pelirroja".

Bajo hasta quedar a su altura y junto mis manos alrededor de mi boca, como si estuviese a punto de revelarles algún secreto.

—Tengo que confesar; que yo también los amo muchísimo.

Lo siguiente que sucede es que soy derribada por los cinco, mientras Gilbert deja un beso en mi mejilla.

Me doy cuenta de que sólo queda un año y parece escurrirse entre mis manos.

Entonces un pensamiento egoísta y terrible cruza mi cabeza: no quiero separarme de ellos.

"𝖎𝖙'𝖘 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖗𝖞"-shirbertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora