15. Cubículo

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Charlie no durmió esa noche. Dió vueltas y vueltas en la cama, sin poder dejar de pensar en las palabras dichas por el mayor. O sea, está bien, ahora están teniendo sexo sin compromiso, pero los cumplidos no son algo que suelan decirse con regularidad, y menos sobre sus cuerpos.

El día siguiente fue muy normal. Ninguno mencionó nada sobre el incómodo momento del día anterior, y Charlie lo agradeció porque no tenía ganas de hablar sobre el dolor de mandíbula que sentía. Nick recapacitó sobre todo lo que estaba pasando, y se dió cuenta de que en efecto ha roto el trato y ahora podía comerse a Charlie si así lo desea. No sabía si eso es bueno o malo, pero supuso que lo aprovecharía mientras no sienta nada por el menor más allá de una profunda amistad.

— Charlie, ven un momento — Nick lo llamó al baño y el pelinegro siente su corazón acelerarse.

— ¿Para qué? Sabes que tengo clases —

Nick rodó los ojos.

— Las clases nunca te han importado, mocoso — Le dice con molestia. Charlie lo estaba evitando y eso no le gustaba — ¿Vienes? —

— Bien —

Charlie se acercó al mayor y este lo jaló con brusquedad al interior de un cubículo

— Hablemos —

— ¿A-Ahora? —

— Sí, chiquito — Le dice con dulzura solo para relajarlo. Charlie asintió nervioso al ser encontrado con la guardia baja —Tengo una pregunta para ti —

— D-Dime —

— ¿Te duele? — Nick delineó su mandíbula con los dedos, acariciándolo suavemente. Charlie asintió, sintiendo esa parte de su cuerpo adolorida — ¿Mucho? — Asintió otra vez.

Charlie no esperaba que Nick le llenara la cara de besos, pero eso sucedió. No son húmedos y el menor podría apostar que toda la excitación se ha ido por la borda, pero tampoco reemplazaría esos tiernos besos por algo más.

Los tiernos besos se volvieron un tanto húmedos, el cuello de Charlie era succionado con delicadeza por los labios de Nick, faltaba poco para que sus clases dieran inicio y sabía que si seguían con los besos el pequeño cosquilleo en sus pantalones aumentaría hasta generar una erección.

— Me tengo que ir, hablamos luego —

Charlie se soltó del agarre del rizado y salió a toda prisa del cubículo tratando de arreglar su camisa.

Era estúpido negarlo. Nick sabía que las cosas cambiaron y bueno, Charlie se convencía cada vez más de ello.

Virgen | HeartstopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora