Soledad. Una palabra que llevo tallada en el alma, pero no pesa ni duele en mi corazón. No hay lágrimas para mis desgracias, ni hay pena para mis ausencias, no hay... Nada.
Llevo un incesante mes de terapias, de rehabilitación y de excesivos cuidados por parte de todo un equipo médico que se vuelcan en mi recuperación como si la vida se les fuera en ello.
¿Profesionalismo?
Eres demasiado inteligente para saber que no.
Un golpe de talonario de Christian y soy la mismísima Isabel II.
No, no volví a verle si te lo estás preguntando, pero sabía que estaba cerca. Esperando.
Las cosas cambiaron mucho. Yo cambié mucho. Había comenzado un viaje y aunque no sabía que me deparaba el futuro una creciente excitación iluminaba mi presente.Sawyer esperaba junto a la puerta de mi habitación, vigilante como siempre.
La enfermera viene hacia mí con una silla de ruedas que rechazo con una simple mirada y ella frena en seco. No quiero más apoyos.Iba a salir a la calle después de un mes y quería hacerlo por mi propio pie. Aún tenía dolores pese a que los huesos habían soldado bien, las costillas ya no me cortaban la respiración, podía mover el hombro bien, y la inflamación de mi cara y las magulladuras de mi cuerpo eran ya historia.
El sol me da de lleno en la cara y respiro hondo el aire de la calle y el sonido vibrante de la cuidad se notaba en mis pies. El mundo había seguido con su existencia mientras yo he permanecido un mes pausada en esa habitación tan ridículamente cara.
Miro a Luke cuando me abre la puerta de un impresionante GMC nuevo. Un todoterreno enorme, con los cristales tintados y una pintura negra brillante que cegaba. Varias personas se vuelven para admirarlo.
Luke me tiende la mano para ayudarme a subir y entro en el impresionante vehículo de gama alta.
Detrás de mí salta dentro mi pequeño cachorrillo.
Sonrío al verlo tan feliz, animado y más grande.
Sí, Christian consiguió al cachorrillo para mí. Ha sido mi gran apoyo este tiempo, pese a poder verlo tan solo un rato al día.
Bueno, ella, Hela es una loba roja. Una impresionante belleza con el mismo nombre de la diosa de la muerte. Fue la única de su manada que sobrevivió, de modo que el nombre me pareció excepcional para ella. Cada día es más inteligente y sé por Sawyer que un entrenador la está educando y adiestrando.
Se sienta en el suelo y posa la cabeza en mi rodilla. Le acaricio la cabeza mientras inhalo el suntuoso olor a nuevo del coche, el cuero suave brilla en los asientos y frente a mí está el cristal separador bajado, un teléfono y un televisor.
Suspiro acomodándome en el asiento y miro a Sawyer cuando se coloca tras el volante.- ¿Dónde vamos, Sawyer? -pregunto y él hace una mueca con los labios.
-El señor me ha ordenado que la lleve a casa, señora -dice serio.
Tan solo mencionarlo y el corazón se me ensombrece. Decirle que se marchara fue duro, pero fue lo que debía hacer. Sabía que no debía acercarme a él. Sabía que al final, me haría sufrir. Sabía que no debía hacerme ilusiones.
He sufrido estas semanas su ausencia, las noches no han vuelto a ser las mismas. Pero me he acostumbrado a no tenerle. A no olerle, a no tocarle, a no embriagarme con sus besos, a no sentirle dentro de mí.
Respiro hondo y asiento a Sawyer.
Ya no tenía dónde ir. Había derribado los cimientos de mi vida tal y como la conocía y ahora no sabía dónde refugiarme más que con él.
Ni siquiera sabía si tenía trabajo. Christian prohibió a Sawyer que me trajera el portátil para poder trabajar.
Esta sensación de desorientación me tenía muy inquieta, ansiosa y molesta.
Últimamente siempre estaba molesta.
Mi mente, mi alma y mi corazón se habían ido ensombreciendo por las nubes negras de las rabiosas ganas de seguir adelante. Sí, él coraje y la rabia han sido mi impulso para salir adelante y soportar el doloroso proceso de recuperación que he llevado a cabo.
Sawyer carraspea llamando mi atención.-Eh... En casa la hemos echado de menos, señora -dice con una voz tensa-. Sobre todo el señor.
Me quedo mirándole fijamente hasta que aparta la mirada y Hela levanta la cabeza gruñendo a Sawyer.
Ni siquiera me molesto en regañarle.
Giro la cabeza y miro por la ventanilla la gente que viene y va.Nada más abrirse las puertas de casa un estremecedor escalofrío me recorre el cuerpo. Me quedo parada bajo el resquicio de la puerta admirando el salón tan inmenso e impresionante de su lujoso ático. Nada ha cambiado aquí. Ni siquiera la cara agria de Susana al mirarme de arriba abajo con una malvada sonrisa.
Seguramente se haya tirado a Christian en este tiempo que he estado fuera.
Hela empieza a gruñir y a ella le cambia la cara.-El chucho que no sé me acerque -gruñe y Hela empieza a ladrarle.
Entro en casa y cierro la puerta tras de mí.-Hela, ya basta -le regaña Sawyer pero la loba sigue ladrándole a Susana-Hela. -Intenta cogerla y esta se le revuelve haciéndole dar un respingo hacia atrás.
Mi cachorrilla tiene su genio.-Como me muerda haré que la maten.
Aprieto los labios con fuerza y la perra le gruñe y ladra más aún.
Pone la escoba de por medio enfureciéndola más todavía.-Puto chucho asqueroso -dice con asco y coraje.
-Susana, cállate. La pondrás peor -dice Sawyer e intenta coger a Hela que se le vuelve a revolver enseñándole los dientes.
- ¿Qué pasa aquí?
Me tenso de golpe al oírsu voz detrás de mí.

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Loba roja
ФанфикTras el atentado de Ana, la desconfianza y el miedo han vuelto a nacer en su interior. Los secretos de Christian han sido revelados como un seísmo acabando con todas sus ilusiones. ¿Podrá recuperar de nuevo la confianza en Christian? ¿Podrá Christia...