Loba roja

Primer día.

"Desde aquí. Tírala."
Despierto asustada y boqueando.
Hela viene hacia mí y me lame la cara.
-Estoy bien, pequeña -susurro acariciándola y entonces caigo en la cuenta de que estamos solas en la cama. Y aún es de noche. Miro el despertador que marca las 05:30 de la madrugada.
Su lado de la cama está vacío salvo por una pequeña cajita delicadamente envuelta con un gran lazo.
La desenvuelvo y descubro una bonita pulsera de oro rosa con diamantes incrustados.
Es preciosa.
Me la pongo y me acurruco de nuevo entre las sábanas sintiendo un enorme vacío, pero el cansancio hace mella en mí y vuelvo a cerrar los ojos y quedarme dormida.

La nublada mañana entra débilmente por los ventanales y poco a poco abro los ojos.
Hela no está en la habitación y la puerta está entreabierta.
Salgo de la cama y voy al baño y luego me dirijo hacia la cocina con pasos vigilantes por si le veo. Pero la casa está en completo silencio.
Hela viene corriendo de la terraza y le acaricio la cabeza.
En la cocina, Susana revolotea cantarina y de muy buen humor. Cuando me ve sonríe aun más. La ignoro y entro dentro para hacerme un café. Rebusco en los armarios sin ninguna indicación el café y pongo de nuevo la cafetera. Sé que de ella no espero nada amable ni ningún trato a favor mientras Christian no esté presente. Desconfío de ella a muerte.
Pasa por mi lado dándome un empujón con el hombro y Hela le muerde el uniforme.
Los gritos de pavor de Susana atraen a toda prisa a Sawyer y Diesel y ella casi se tira encima de Sawyer.

-Me ha agredido. Ese chucho me ha agredido -grita llorando a mares-. Te voy a denunciar y lo van a matar.
Oigo su voz amortiguada mientras lleno mi taza de café y salgo de la cocina dejando atrás sus gritos.
Entro en el baño para ducharme, y de ahí al vestidor.
Bien. Vamos a ver...

Una hora después lo tengo todo patas arriba: Ropa amontonada, todos los zapatos fuera de su lugar, los bolsos, mis maquillajes y brochas llenan la mesa del tocador, y el baño...bueno...otro tanto igual. Apuesto que a la señorita cenicienpática se le irá una buena parte de la mañana metida aquí.
Finalmente me miro en el espejo y aliso mi precioso vestido de color rojo pasión, entallado hasta medio muslo y de manga larga, me he calzado unos altísimos tacones de color negro con el tacón dorado. Descuelgo la única prenda que queda colgando de una percha: un precioso abrigo de pelo largo de color negro y cojo un Prada de piel negra y terciopelo y meto todas mis cosas dentro.
Cuando salgo fuera sigo sin estar satisfecha con mi hazaña y entro en la cocina. Saco de la nevera todo tipo de ingredientes y me hago el desayuno, pero vaya...hoy estoy muy torpe y se me cae todo al suelo...en fin.
Dejo la cocina echa un Cristo y me dirijo al salón donde Sawyer y Diesel esperan por mí.

-Diesel, tú te quedas aquí con Hela. Dale un paseo que le dé el aire y tú Sawyer; llévame al trabajo. -Cuando le miro veo su disgusto en la cara pero le ignoro y salgo de casa con el tiempo justo de escuchar con infinito regocijo los lamentos de Susana.

- ¿Pero qué coño ha hecho? -lloriquea.
Sonrío mientras salgo de casa y entro en el ascensor con Sawyer que me lleva al garaje.

-Señora, el señor ha ordenado que usted debe ir acompañada de ambos. Hela está bien en casa.
Lo fulmino con la mirada y él se yergue.

-No tengo por qué darte explicaciones, Sawyer, no quiero a esa mujer cerca de mi loba. Punto -digo con firmeza y él asiente un par de veces sin saber muy bien adonde mirar.
Me siento mal por hablarle así, Sawyer me cae bien, pero no aguanto gilipolleces.
Bajamos en silencio y las puertas se abren en el garaje donde una larga fila de coches de alta gama se pierden de mi vista.
Sawyer abre la puerta del todoterreno para mí y le miro más relajada y con una sonrisa dulce.

-Sawyer, no he desayunado, ¿te importaría que parásemos en un Starbucks para comprar algo rápido? -le pido llena de inocencia haciéndole sonrojar y asiente varias veces.