"Amelia" "Amelia"- escuché que decían a lo lejos o ¿cerca?
Posiblemente solo era el viento que chocaba gracias a la brisa del mar. El océano era tan azul que sentía perder mi mirada en el si no fuera por las aves volando sobre el cielo que también tenían mi atención. Sin duda alguna el viento hablaba, te inundaba con exquisitez, estaba segura de que probaba el mismo aire.
Un aire lleno de paz y tranquilidad abrasador, muchas veces el aire podía ser una persona y en este caso es Andrew.
Él rodeaba mi cintura con sus brazos, todo el mar decía:
-Amelia que te despiertes cariño-
¿Ah? Voltee a ver Andrew pero este ya no estaba.
-Hmn- gruño en cuanto alguien empieza a moverme y todo mi sueño en el mar se desvanece yéndose lejos con el viento.
Se desvaneció por completo y ya sólo veía la luz, estaba despertando, si eso significaba seguir la luz una vez muerto no quería seguirla jamás.
Aunque aún no muero y ya no tengo ni idea de que estoy diciendo.
-Amelia eres peor que una niña, recoge tu habitación y baja que te estamos esperando- regañaba mi madre desde el umbral de la puerta ¿Cómo es que se movía tan rápido por la casa?
-Ya voy- digo somnolienta alargando la última letra- ya estoy despierta- aclaro para que vea que abrí los ojos y que se puede ir pero seguía plantada como un árbol.
-Prometiste ayudar en el arreglo del patio trasero- dice de último y se aleja no sin antes dejar cerrando la puerta mostrando enojo.
Solté un bostezo enorme y con la mirada aún perdida observo mi habitación, no estaba desordenada, habían un par de zapatos sobre el suelo sin orden pero nada más que eso. Quise regresar a dormir y envolverme con las sábanas no fue la solución porque había algo tiritando en mi mente. Y como normalmente ese algo era alguien, Andrew.
Había pasado dos días desde la fiesta en su casa y había hecho algo que no estoy segura de superar, ni si se puede volver a verle la cara a una persona después de eso. Ahora ya estaba más que despierta, acostada aún sobre la cama mi mente empezó a reconstruir imágenes de esa noche.
Había comido unas gomitas algo extrañas, al principio se me hizo raro el sabor pero también me envolvía, no sé cuántas habré comido hasta que Lily y Derek se dieron cuenta de que había asaltado su mesita de gomitas extrañas. No eran extrañas. Sólo tenían alcohol incluido. Y yo ya estaba viajando a Marte en ese momento.
Llevo mis manos a mi cabeza y jalo mis cabellos, no con brusquedad, pero es que Amelia ¿Cómo no puedes controlar tus actos?
Mientras sentía que todo se desaparecía y aparecía en la fiesta en mi mente mantenía mis palabras de:
"Todo está bien Amelia" "Eres de mente fuerte"
Pero ¡no!
Andrew se dio cuenta y en cuanto lo vi avance hasta llegar a él, me llevaba mucho de altura pero me le colgué como mono sobre los hombros, había hecho eso para no caer ya que sentí que el piso tembló.
-¿Por qué dije eso?- me regañe a mí misma- ¿por qué hice todo lo que hice?
Ahora sabía que en si no somos responsables de lo que sucede después pero siempre existe un antes y no me detuve. Es que Andrew es alguien al que no le pones un pare si no un continua guapo.
Besé a Andrew. Lo llame "amor". Acaricie su mejilla. Observe tan de cerca esos hermosos ojos color avellana.
Lo malo de todo esto es que no hay nada malo, y aunque no quiera aceptarlo no tengo sentimiento de culpa. Recordaba todo perfectamente porque tal vez no estaba tan mal luego de comer tantas gomitas alcoholizadas.

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La Tragedia De Lo Que Siento Por Ti. © [✅]
JugendliteraturPorque los sentimientos a los diecisiete son confusos. No te das cuenta que has caído hasta que sólo esperas a ese alguien para ponerte de pie. Ella es alguien que debe enfrentarse a un nuevo mundo; enamorarse. ¿Podrá alguien quedar enamorada de un...