15. No tía, no

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La imagen es el regalo que le hace Amelia.

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-Por supuesto que puede ir- segura, ahora parecía una psicópata por como miraba a mi mamá y ella discretamente trataba de ignorarme.

-Mi primo Sebastián pasará por ella- observo ahora a Andrew quien mantenía su compostura con aires de que lo puede todo sólo con pestañear.

Si no quiero ir no voy, si mi madre me obliga la podría denunciar o algo, bueno no haría eso pero le diría los cargos que puede llevar. Fruncí el ceño, quería que se dieran cuenta de que mi opinión cuenta o eso debía de ser por lo menos. Molesta, tome de la muñeca a Andrew.

-Discúlpanos- dije a mi madre.

-En realidad ya voy de salida, disculpen las molestias- interrumpió mi paso sin dejar que lo soltara, pero en sí agradecía no haber tenido que seguir en el mismo lugar que él.

Formo una gran sonrisa con mis labios juntos y mis ojos se achinaron un poco. Al fin se iba así que sólo levante la mano, mi mamá fue más cortes.

Oh no.

-No aseguró que iré- dije girando sobre mis talones, este ya había empezado a caminar pero se detuvo- puede que me enferme o algo, soy muy enfermiza- él me observaba atento y serio, bajo su mirada pesada sentía que estaba atravesando mi alma.

Ladeó una sonrisa.

Trague en seco y sentí que parpadee rápido cuando estuvo frente a mi ¿Dónde se metió mi mamá?

Santa madre de los tomates dame fuerzas.

-Irás porque si, mentirosa- dijo cuando estuvo frente a mi.

-Podrás ver que estoy enferma ya que estaré sentada en el patio trasero- digo amenazante y tratando de sonar firme.

Soltó una risa mostrando sus lindos dientes.

Dio un chasquido con la lengua y alejándose lentamente dijo:

-Será en mi casa, no en la de mi primo.

Genial que emoción conocer su casa. Quería gritar y arrojar todos los jabones que había en las estanterías.

-¿Crees que sea buena idea llevarle algún tazón a tu tía?- escucho preguntar a mi madre detrás de mí.

Me giré violentamente que casi caigo al suelo.

-Hija ten cuidado- dice.

-Ahhhhh- musito en voz alta, no tanto, lo suficiente para tratar de quitar mi estrés y de que mi mamá entienda que no es un buen momento para preguntar, nada.

Ella me observó atenta. Tenía un tazón diferente en cada mano.

-Compórtate y habla como persona racional- dice entre dientes, no enojada pero si quería que entendiera que los berrinches en la calle estaban bien cuando tenía 4 años.

-El de color blanco sin tanto adorno estará bien para ella- digo.

-Tu tía es un caso especial, pero tienes razón- dijo ella- ¿Qué le darás tú?

¿Qué se le da a alguien que ha tenido todo desde que nació?

Pensé en comprarle una linda bufanda por el frío que suele hacer donde ellos viven pero le he llevado bufandas por dos años seguidos, fue por una equivocación la segunda vez, pero bueno que una tercera ya sería intencional y ella no tendría que saberlo.

-Deberías de comprarle una de esas cajas llenas de dulces que sabes hacer- opinó ella.

-Hmm- musito- si, eso será.

La Tragedia De Lo Que Siento Por Ti. © [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora