Capitulo 2

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Unos tenues rayos de sol mañaneros habian despertado a la pequeña vagabunda de su sueño, levantando sus finos y magullados bracitos para frotar sus ojos, quitando asi la suciedad acumulada en sus lagrimales.

Aquella pequeña no recordaba como habia llegado a la cueva, tomando la más mínima importancia para empezar a levantarse lentamente y caminar hacia la salida, arrastrando sus pequeños pies. Pero su acción se ve interrumpida por una tenebrosa y dominante voz desconocida.

- ¿Piensas salir así de débil y vulnerable, pequeña humana? - Diría aquella voz desde las profundidades de aquella oscura, fresca y humeda cueva.

La pequeña se gira para encararse a las oscuridades de ésta, desconociendo totalmente quien sería el dueño de aquella voz.

- Llevo así mucho tiempo, debo huir. - De su pequeña y seca boca, saldría una de las voces más dulces y melodiosas para los oídos de aquella voz, logrando sorprenderlo levemente por la pequeña sorpresa. Pero tan rápido como se habría sorprendido, habría recuperado la compostura para hablar.

- Tienes suerte de que sea de día. Pero de noche, no vas a sobrevivir ni aunque tengas la mayor de las suertes, pequeña humana. Vas a morir por ser una inútil y débil.

- ... Adiós, señor de la cueva. 

Con eso último dicho, la solitaria pequeña emprendería marcha sin ningún destino aparente, dejando a aquella misteriosa voz en esa solitaria cueva.




Pasaban días y noches, lluvias y nevadas en las que la pequeña batallaba por poder sobrevivir un día más en ese mundo cruel.

Se pasaba por pequeñas aldeas remotas, en donde lograba robar comida de algunos puestos de los pequeños mercados hasta robar alguna que otra arma para defenderse. No le importaba recibir piedras en su cabeza hasta sangrar por robarse un par de manzanas y una "hanbō" para defenderse.

En aquellos momentos, la pequeña peli-azulada se encontraba entre unos arbustos que curiosamente formaban un circulo lo suficientemente grande como para que pudiera formar una pequeña casita.

A la niña le había gustado lo suficiente ese sitio como para cubrir esos arbustos con ramas secas de arboles, barro y hojas, creando así un techo para las lluvias y las rafagas de vientos fuertes, haciendo casi lo mismo con los laterales, dejando un pequeño espacio como ''puerta''.

La pequeña superviviente, en esos momentos estaba organizando donde esconder la comida por si algún curioso animal osara entrar en su pequeño y temporal hogar, mientras mantenía siempre su bastón cerca de su alcance. Tras dejarlo todo bien organizado para su gusto, con una sonrisa ella saldría de su escondite (con hanbō en mano) para dirigirse hacia la orilla del riachuelo que había a nada más de 20 metros aproximadamente.

Sus opacados ojos miran fijamente la cristalina y limpia agua recorrer con fluidez entre las rocas, viendo pequeños peces nadar o dejarse llevar por la misma corriente.

- Ojalá fuera como los peces. Se dejan llevar por la corriente del riachuelo, sin tener preocupaciones. - Decía mientras veía como un pez trataba de nadar en contra de la corriente, sin poder lograr su cometido para dejarse guiar por el agua.

Con un pequeño suspiro, se empezaría a limpiar con aquella agua para quitarse toda la mugre posible bajo los rayos del atardecer, hundida en sus confusos pensamientos.

La pregunta que más se hacía era: ''¿Cómo me llamo? ¿Dónde está mamá? ¿Hacia dónde debo ir? ¿Cuánto tiempo podré vivir?''



La pregunta que más se hacía era: ''¿Cómo me llamo? ¿Dónde está mamá? ¿Hacia dónde debo ir? ¿Cuánto tiempo podré vivir?''

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𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑳𝑨𝑺 𝑬𝑺𝑻𝑹𝑬𝑳𝑳𝑨𝑺 【Kokushibo X Reader】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora