Capítulo 15

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Luna había aceptado hablar con ese misterioso demonio, pues había venido a ella expresamente a decirle semejante barbaridad. En cierta parte ella solo quería negarse y desaparecer de ahí, pues sabía que solo sería una trola para tenerla de su parte; pero en otro lado, aquel demonio había dicho otra cosa que la había dejado en blanco.

— Tengo el cuerpo de tu lobo intacto en un lugar seguro, pero para que vuelva a la vida solo tienes que unirte a mí. Únete, y así podrás volver a tener a tu fiel amigo; o sigue estando sola y desprotegida de esos incompetentes cazadores que van en tu búsqueda. Tú decides, Luna Okami.

Su corazón estaba acelerado, pues quería aceptar y volver a ver a su amigo, pero sabía que si se volvía como esos demonios era probable que después ese misterioso hombre no haría su trato, pues sus ojos dorados podían ver muy bien lo cruel y manipulador que era. Soltando un suspiro, la chica hablaría al cabo de un par de minutos. Minutos que Muzan habría esperado pacientemente.

— Lo que ofreces es indiscutiblemente mejor que lo que podrían darme los demás. Podría aceptar sino fuera porque sé que no cumplirías con el trato. Solo me quieres de tu lado para aumentar tu número de peones.— Diría la chica mientras una suave brisa nocturna llegaba a remover sus largos cabellos azabaches y brillantes bajo la luna, dándole a Kibutsuji una imagen digna de observar: pues la chica parecía un arcángel; su cara aparentando inocencia, pero sus ojos estaban inyectados en desprecio y odio silenciados con su voz calmada, al igual que su cabello más negro que la misma oscuridad.

— Solo trato de salvarte de ser asesinada por tu propia especie. Pero hagamos un trato: Te voy a brindar protección, ningún demonio osará tocarte. A cambio; deberás darme alguna información de los cazadores de demonios. Esa gente no deja de aniquilar a la mía, y por culpa de ellos es que no pudieron salvar a tu lobo.— Aquel demonio sabiendo que la chica ya estaba comiendo de su mano, le daría la espalda para ocultar su sonrisa maliciosa, dando un par de pasos para detenerse un momento y mirarla de reojo. —... Y podrás cobrar venganza con el demonio que mató a tu compañero. Pero para eso necesitarás infiltrarte entre los cazadores, querida Okami.

Diciendo eso, el demonio se habría esfumado dejando a la azabache con muchas preguntas en su cabeza. Si ella aceptaba, ella misma se estaba condenando a ser inmortal y estar bajo las órdenes de aquel ser, pero si no aceptaba; seguiría siendo perseguida por todo el mundo. Y aquello ya no podía ser.

Sacando un fuerte bufido, Luna habría tomado una decisión. Se dejaría capturar por los cazadores para ver que querrían de ella, y de esa manera ella podría juzgar quien hacía mejor el trato. Todo era cuestión de negociar, pero Muzan se llevaba una ventaja tramposa.




Al cabo de pocos días ella se habría metido en un bosque donde la luz del Sol no llegaba para nada, dando una imagen tétrica a mesura que la joven se metía más adentro. Su instinto ya había detectado que se escondían demonios, pero mientras éstos no vinieran a atacarla, ella sería pacífica. Sus piernas seguían moviéndose a trote, pues quería llegar a algún riachuelo para beber, estaba sedienta y hambrienta.

Poco tardó la ojidorada al ver el riachuelo, arrodillandose en la orilla para meter la cabeza bajo el agua y dejar que el agua se metiera en su boca, bebiendo grandes tragos de agua. Al cabo de un minutos ella habría sacado la cabeza junto a su larga melena con una sonrisa de alivio, pues el beber le había aliviado el hambre por el momento. Su pelo estaba mojado al igual que su cara y parte de la ropa, pero eso solo hacía que estuviera más cómoda y fresca. Correr por el bosque le hacía tener calor.

La noche llegaría a caer rápidamente para la protagonista, pues se había quedado cómodamente dormida junto a una roca. Al despertar le había dado un pequeño déjà vu, sin saber porqué.

Se podían escuchar gritos y cosas quebrarse: árboles y huesos.

Eso rápidamente la puso alerta, pues si aquí vivían pacíficamente unos demonios, era más que seguro que habían también cazadores al saber su existencia. Sin poder evitarlo la ira había invadido a la chica, notando una corriente eléctrica por todo su cuerpo mientras empezaba a correr hacia el ruido. Lo que no sabía era que literalmente habían rayos alrededor de su cuerpo brindándole la mismisima velocidad del rayo, llegando en un instante en mitad de una batalla.

Lo primero que sus ojos vieron era como una pequeña demonio se escondía detrás de otro más gigante gritando "¡Papá!". Una mueca de confusion llegaría a hacer Luna, pues no sabía que podrían a llegar a tener familias. Pero lo que la enfadó más era como un cazador parecía querer atacar a la demonio, por lo que ella de un parpadeo ya le había hecho un corte con su espada en la mejilla al de cabellos borgoña, protegiendo tanto al demonio gigantesco como a la más pequeña.

Aquello hizo que todos se quedasen mirando a la recién llegada, pues pequeños rayos aún rodeaban a la chica que velocidad ejercida mientras mantenía su katana bien en alto, apuntando a los cazadores.

— ¿¡Qué haces?! ¡Apartate, son demonios!— Diría el de haori verde a cuadros, por lo que el demonio gigante aprovechando la distracción habría atacado sin ningún problema.

— Los demonios deberíais ser vosotros, solo es una maldita familia...— Aquello logró oír la demonio menor, quien tras oírla ella se pondría a correr rápidamente.

La azabache dejaría que ella se fuera, pues como ella no la había atacado, ella no tenía ninguna razón tampoco. Es más, ayudó al gigantesco demonio a machacar a los cazadores para mantenerlos a raya por un tiempo, para luego irse rápidamente hacia lo más profundo del bosque, pues sentía que un demonio poderoso estaba luchando con alguien y quería ver.

𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑳𝑨𝑺 𝑬𝑺𝑻𝑹𝑬𝑳𝑳𝑨𝑺 【Kokushibo X Reader】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora