Luna de colores: Familia

El comienzo de una nueva época

Habían pasado casi tres días desde que la directora McGonagall había hablado con Tonks sobre la posibilidad de que ella se convirtiera en maestra.  Tonks sentía el gusanito de la curiosidad por la cabeza, preguntándose qué sería lo mejor, se dió cuenta hasta ese entonces que nunca le pidió su opinión a Remus, ni a su padre y tampoco a Ojo loco.
Aunque claro estaba que no era una mujer que dejara que otros decidieran por ella, nunca estaba de más hablar con alguien.
Estaba en la biblioteca a un lado de su cuarto, en la habitación había además de un escritorio un piano y las paredes estaban repletas de libros, bajó las escaleras hasta el pasillo de los cuartos de sus hijos, todos ellos estaban con Remus viendo la película de los cazafantasmas, otra vez.
-¡Ojo loco, papá! Justo a los  hombres con los que quería hablar.
-¿Qué pasa muchacha?
-Hola, querida -dijo su papá.
-¡Agarrense!
Tonks movió la varita y los dos cuadros flotaron atrás de ella, escucho reír a Sirius mientras Ojo loco  furioso gritaba que parará y que habría otra manera de transportarlos, pero Tonks no paro hasta llegar a las biblioteca. Con cuidado los cuadro se posicionaron en la mesa del piano y Tonks acercó la silla del escritorio.

-Por Merlín, Dora, ¡pudimos morir! -grito su padre y luego soltó una risa al darse cuenta de sus palabras.
-¿Por qué no hablamos en el pasillo? ¿Pasa algo? ¿Los están vigilando?
-Tranquilos -Tonks se acomodaba un mechón de cabello por detrás de la oreja-. Tengo algo que contarles, me gustaría saber qué piensan. Minerva me ha pedido que sea la nueva maestra de transformaciones y la jefa de la casa de Hufflepuff.
-¡Dora! Que felicidad mi niña, justo cuando creí no poder estar más orgulloso de ti.
-Bueno hecho, Tonks. Por fin habrá alguien con la capacidad de enseñarle a los futuros aurores, yo no pude hacer mucho durante mi estancia ahí.
-El hecho es, que todavía no he aceptado -Tonks se encogía de hombros-. Dudo sobre mi madera de maestra.
-Tonterías -bramó Alastor-. Serás excelente, además no me digas que hay mucho movimiento que puedas extrañar en el ministerio, después de que Voldemort falleciera, las cosas debieron de cambiar. Si yo pude hacerlo, tú también podrás.
-Serás estupenda, no es porque seas mí hija, pero eres la mejor en todo lo que haces, te caes, pero al final lo logras. Yo no me preocuparía porque no te puedas acostumbrar, Alastor tiene razón, sí el pensaba hacerlo, tú también puedes.
-Son los mejores -Tonks le mando un beso volado a cada uno.

Tonks bajó a acomodar a los señores que ella veía como padres y luego bajo las escaleras hasta sala, los chicos estaban en el suelo y Remus acostado en el sillón, ella estaba acostumbrada a verlo de esa manera, pero cualquier otro lo vería muy extraño.
-¿Me haces un lado?
-Siempre.

Remus se movió un poco dejando espacio suficientemente para Tonks. Los chicos crecían viendo a sus padres ser amables, atentos y cariñosos entre ellos, no eran como los demás chicos, los besos sonoros, los abrazos de oso y otro tipo de demostración pública de afecto no los incómodaba en lo absoluto.

-Por Dumbledore, los cuatro están repitiendo los diálogos -dijo Tonks rodando los ojos.

La película terminó diez minutos después, como era sábado en la noche, ya todos sabían que hacer. Tocaba ir a cenar a Grimmauld Place en Londres. Era una tradición que comenzó desde que los chicos eran más pequeños, ahora un sábado al mes cenaban en casa de los Lupin y al siguiente en casa de los Potter, al parecer está vez sería una cena con toda la familia, lo que significaba que habría suficientes niños para un equipo de fútbol completo, con todo y bancas.
-En dos horas nos iremos a casa de Harry, así que alisten todo.
-Papá, ¿regresaremos a casa o nos iremos directo con tío Draco?
-Directo -contestó Remus.

Scorpius tenía un año y vivía en una mansión por lo que sus únicos compañeros eran los elfos domésticos y sus padres, aunque querían tener más hijos desafortunadamente Astoria se encontraba enferma, casi nadie lo sabia, pero la relación entre Draco y Tonks había mejorado muchísimo con el tiempo, al final ellos eran familia, así que él le había contado, al parecer era algo de la sangre y no había cura; por eso mismo los chicos siempre trataban de ir a visitarlo, aunque su diversión era jugar con un muñeco, sus padres sabían que tener niños al rededor lo animaba mucho.