09.- Olvidar

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 998.

09.- Olvidar

Jagged miró la hora en su móvil, eran casi las once de la noche y Penny aún no había vuelto al hotel. Empezaba a preocuparse por si le había pasado algo. Le había preguntado a Pierre si sabía a dónde había ido y él le había contestado que la había llevado en coche hasta el barrio en el que había crecido. Se dio cuenta de que no sabía algo tan simple como el barrio en el que se había criado, nunca le había preguntado. Tenía que ponerle remedio a aquella situación, encontrar la manera de descubrir cosas sobre ella.

Podría mandarle un mensaje o llamarla y preguntarle cuándo iba a volver, pero no quería interrumpirla si se lo estaba pasando bien. Se sentó en el pasillo, con la espalda apoyada en la puerta de la suite de Penny.

Estaba cansado, apenas hay dormido. Había compuesto varias canciones, aunque no la que habría querido componer. Cerró los ojos e inspiró hondo.

—¿Jagged? —Abrió los ojos. Penny estaba arrodillada frente a él con la mano sobre su hombro—. ¿Te encuentras bien?

—Estaba preocupado.

—¿Por qué?

—Es muy tarde. —Miró la hora en su móvil comprobando que se había dormido en el pasillo y que era bien entrada la madrugada—. Nunca vuelves tan tarde.

—Estoy bien, he estado con una amiga, nos hemos puesto al día. Deberías volver a tu suite —musitó levantándose—, a las seis tenemos que estar en el aeropuerto.

—No vale la pena dormir, estaré agotado si me acuesto ahora. ¿Por qué no jugamos a algo mientras esperamos a que sea la hora de salir?

Penny miró la hora, quedaban dos horas para salir. Jagged tenía razón, si se acostaba se despertaría hecha polvo.

—Está bien —musitó.

El rostro de Jagged se iluminó como el de un chiquillo frente a una montaña de regalos.

—Vamos a mi suite, he pedido una baraja de cartas —declaró sacando la llave magnética de su bolsillo.

—¿Cartas?

Abrió la puerta con energía y la dejó entrar. Se movió rápido hasta el sofá y desprecintó la caja de cartón para sacar las cartas.

—Siéntate —pidió dando palmaditas en el sofá—. Me he dado cuenta de que apenas sé nada sobre ti, Penny, así que te propongo un juego.

»Jugamos a ver quién saca la carta más alta, si gano yo te haré una pregunta, si ganas tú... ¿qué querrías a cambio?

—No lo sé. ¿A qué viene tanto interés?

—No podemos ser un equipo si no sé nada sobre ti.

Penny soltó un suspiro y se encogió de hombros sentándose a su lado.

—De acuerdo. Si gano yo renunciarás a alguno de los ciento treinta puntos de la lista.

—Trato hecho —pronunció alargándole la mano, ella se la encajó cerrando aquel trato.

Jagged barajó con maestría dejando las cartas sobre la mesita.

—Empieza tú —ofreció.

Penny tomó la primera carta y la dejó boca arriba sobre la mesa: el seis de picas. Jagged la imitó dejando el tres de corazones sobre la de ella.

—La hebilla de cinturón con un unicornio —musitó Penny, había sido incapaz de encontrarla en ningún sitio. Sus dedos tomaron la siguiente carta—. Rey de picas.

—As de trébol. —La mostró orgulloso—. ¿Por qué no celebras tu cumpleaños?

—¿Aún sigues con eso? —preguntó y soltó un suspiro resignada—. Para mi duodécimo cumpleaños le pedí a mis padres hacer un viaje a la playa, caía en sábado y acordamos salir el viernes por la noche e ir a Le Tréport a pasar el fin de semana.

»Pero no volvieron del trabajo, tuvieron un accidente. Un conductor borracho invadió el carril contrario, mi padre murió en el acto y mi madre estuvo unos meses en coma antes de que mi abuelo pidiera que la desconectasen.

—Lo siento, no sabía que tus padres...

—No importa, ha pasado mucho tiempo. No he vuelto a celebrarlo desde entonces.

—¿Te quedaste con Karim?

Penny le sonrió.

—Creía que era una pregunta por victoria. —Jagged hizo una señal hacia la baraja, Penny sacó otra—. Diez de tréboles.

—Rey de corazones. ¿Te quedaste con Karim? —volvió a preguntar.

—Sí. Se hizo con mi custodia, la alternativa no le gustaba.

Ella sacó otra carta.

—Ocho de tréboles.

—Ocho de picas. Coge otra.

—Dos de diamantes.

—Tres de diamantes, estoy en racha —declaró feliz—. ¿Estás enamorada de alguien?

La vio ponerse roja y tensarse, tal vez había sido demasiado brusco con aquella pregunta, había pasado de algo inocente a algo muy personal. Penny suspiró.

—Sí, pero intento olvidarle. —Tomó otra carta sin esperar a que él se lo indicase—. Reina de corazones.

—Jota de picas. —La mostró un poco decepcionado por haber perdido el turno.

—¿Por qué tienes tanto interés? —lanzó la pregunta y aguardó respuesta.

—¿No vas a tachar nada?

—No, he cambiado de idea, te haré preguntas también.

—Me interesa porque eres tú —contestó con sinceridad—, porque me importas.

—Jota de tréboles.

—Cinco de tréboles.

—¿Qué te pasa con las lentejuelas?

Jagged soltó una carcajada, esperaba un contraataque no una trivialidad.

—Las cosas que brillan me parecen divertidas.

—Siete de corazones.

—Seis de picas.

—¿Siempre has querido dedicarte a la música?

—Con tres años quería montar un bar en la luna, después quise ser domador de tiburones, pero la música ganó la batalla.

Penny sacó el cinco de picas, Jagged puso sobre él el seis de diamantes.

—¿Por qué quieres olvidarle?

—No es adecuado —contestó sintiéndose incómoda y atrapada—. Diez de corazones.

—Dos de tréboles...

—¿De verdad no ves que Bob intenta hundirte?

Pareció sorprenderse, meneó la cabeza.

—Supongo, no lo sé. No acostumbro a pensar mal de la gente o sus intenciones.

Porque era como un niño, Penny lo sabía y le preocupaba.

—Seis de corazones.

—Ocho de corazones. Penny... ¿te gustaría estar conmigo?

—No puedes preguntarme eso, Jagged.

—Penny, ¿y si te quiero?

Los dedos de ella se quedaron fijos sobre la carta que iba a levantar. No le había oído bien, ¿verdad?

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Jagged soltó la bomba, ¿cómo reaccionará Penny?
Mañana más.

¿Y si te quiero? Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora