11.- Secretos

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1086.

11.- Secretos

Jagged se quedó inmóvil intentando leer qué esperaba Penny que hiciera.

—Si no funcionase —murmuró la mujer—, no podría seguir trabajando para ti.

—¿Por qué piensas que no va a funcionar?

—No lo sé...

—¿De verdad crees que eres un capricho absurdo más de una lista?

Penny se atrevió a moverse llevando su mano hasta la mejilla de él para acariciarla. Era un gesto que implicaba más intimidad de la que jamás se había atrevido a mantener con él.

—No, sé que no eres así. Y siento haber dejado que creas que pienso lo contrario.

—Entonces ¿cuál es el problema?

—Yo.

—¿Quién te ha hecho tanto daño, Penny?

No estaba preparada para soltar todos sus secretos en una sola noche, esperaba que él lo entendiera y que no insistiera.

—No quiero hablar de eso ahora —susurró.

—Sabes que no voy a rendirme, ¿verdad?

Lo sabía, era terco como una mula, pero tal vez podía ofrecerle algo a cambio. Le acercó los labios invitándole a cerrar la distancia, pero él no lo hizo.

—¿Estás segura de que quieres eso o intentas que me olvide del tema?

—Las dos cosas.

—Debo advertirte que tengo muy buena memoria —declaró aceptando la invitación—. Y que no me rindo fácilmente.

—Lo sé, cuento con ello.

Penny tenía el borroso recuerdo de los primeros besos que habían compartido junto con el bourbon. Aún sin acordarse bien podía jurar que se estaba conteniendo.

Jagged la apartó y bostezó.

—Lo siento, estoy agotado.

Penny le dio un suave beso en los labios. La noche anterior no habían dormido con el juego de cartas y ya era tarde. Ella también estaba muerta de sueño.

—Y yo —susurró.

—Quédate a dormir, podemos seguir hablando por la mañana. Sólo dormir —prometió besando su frente.

—Sólo dormir —repitió.

La llevó hasta la cama, la tapó hasta las orejas haciéndola reír. La rodeó con el brazo con cariño, no intentó besarla de nuevo, tampoco tocarla.

Penny se despertó sabiendo que aquella no era su cama y sin aquella sensación de estar a punto de colapsar. Jagged seguía dormido. Se movió para acurrucarse a su lado, no podía decir que no le gustaría despertarse así cada día.

—Sigues aquí —murmuró adormilado.

—Eso parece, siento haberte despertado.

—Estás aquí.

La abrazó con fuerza. Si hubiese dicho que no le preocupaba no encontrársela al despertar habría mentido, pero ahí estaba con su pijama acurrucada con él.

—Penny, ¿qué te parece eso de desayunar en la cama?

—¿Vas a alimentarme para después interrogarme?

¿Y si te quiero? Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora