30.- Costa

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1034.

30.- Costa

Penny le echó un último vistazo a la costa desde la ventana de la habitación en la que sólo había dormido dos noches. Echaría de menos aquel lugar, el sonido del océano arrullando su descanso, acompañando a los silencios como el hilo musical perfecto para ambos. Metió las pocas cosas que había llevado en su maleta, no quería alargarlo en el tiempo porque sabía que cuanto más se demorase más le costaría hacerlo.

Se sentía extraña recuperando los pantalones y la camiseta y desterrando los vestidos cómodos y fáciles de quitar. Jugueteó con el colgante de estrella unos segundos antes de dejarlo caer por el interior del cuello de la camiseta. Cerró la cremallera de la maleta y suspiró, volver a París le provocaba cierto estrés, aunque esperaba que al final compensase.

Dejó la maleta pegada a la pared junto a las escaleras y se asomó a la habitación que Jagged y ella habían compartido. Estaba inmóvil frente a la cama, con los brazos colgando a los lados sin fuerza.

—¿Aún estás así?

La ropa de Jagged seguía desperdigada por encima de la cama, como si las dos maletas que había llevado hubiesen estallado.

—¿Quieres que te ayude?

—No me quiero ir —murmuró con tono infantil.

—Lo sé, yo tampoco quiero irme, pero tenemos que volver.

—Penny... —pronunció como si el decir su nombre le supusiera un esfuerzo sobrehumano.

—No voy a alejarme de ti —declaró sentándose sobre la cama.

—Gracias.

Mentiría si dijese que no le preocupaba que volviera a levantar aquella frontera, que se cerrase de nuevo como si ya no confiase en él, que todo lo que habían ganado se esfumase.

—Venga, que te ayudo.

La observó colocar las dos maletas abiertas sobre el colchón, la ayudó a doblar la ropa y a colocarla ordenada. Jagged había querido postergar el momento de preparar el equipaje tanto como hubiese podido, porque alejarse de Penny sería demasiado difícil.

—Pierre debe de estar a punto de llegar —susurró Jagged—. Bajemos.

—De acuerdo.

Jagged bajó sus dos maletas y Penny hizo lo propio con la suya. Abajo Jagged soltó otro suspiro, largo y pesado, desanimado. Penny había creído que volver a ver a Fang, retomar su rutina de subirse a los escenarios, componer y participar en espectáculos le gustaría; aquel era su mundo, el que le hacía feliz, por el que tanto había luchado.

El claxon del coche se dejó oír rompiendo la calma. Jagged la agarró por la muñeca reteniéndola, logrando que le mirara con curiosidad.

—Penny, sólo un minuto más.

La rodeó con los brazos en un abrazo fuerte y estrecho, parecido al que le había dado tras ser akumatizada, aunque había más sentimientos enredados entre ellos. Le acarició la espalda con afecto correspondiendo su abrazo. Un minuto no era tiempo suficiente. Jagged le dio un par de besos cortos, pero intensos y, finalmente, la soltó.

—Antes de que salgamos por esa puerta quiero decirte de nuevo que te quiero, Penny. —El claxon volvió a sonar, Jagged soltó un bufido molesto—. Y no quiero que te olvides de ello, porque si ahora no te sientes preparada para seguir adelante yo te estaré esperando.

—Yo también te quiero y... —El claxon resonó una vez más, Penny le sonrió—. Si le seguimos haciendo esperar creo que tirará la puerta abajo.

—Me gusta la puerta, salgamos.

—Espera.

Penny se puso de puntillas y besó sus labios con suavidad, limpiándole el leve rastro de carmín al acabar. Él le regaló una breve sonrisa y la llevó al exterior.

Pierre estaba inclinado en el interior del coche, a punto para tocar el claxon de nuevo. Los vio salir y se incorporó con una sonrisa en los labios. Se acercó a ambos, Penny dio un paso al frente y él la abrazó levantándola del suelo, haciéndola reír.

—Mírate, estás morena.

—Ya te dije que yo también estaba de vacaciones.

—Señor Stone, me alegro de volver a verle.

—Igualmente, llévanos a casa, por favor.

El chófer se movió hasta la puerta del coche para abrírsela y que pudiera acomodarse en su interior. Penny se encogió de hombros y se metió en el coche también, Jagged rozó fugazmente sus dedos cuando abrochaba el cinturón de seguridad.

Penny y Pierre se pasaron las casi seis horas de viaje hablando para llenar el silencio incómodo que mantenía Jagged, incluso durante la comida. El ambiente era extraño y demasiado frío, tanto que ambos se alegraron de llegar a París.

En el vestíbulo del hotel Didier y Vivicia les estaban esperando. Recibieron a Penny con abrazos y besos y a él le saludaron con cordialidad y respeto.

—Hemos pensado en que para celebrar que se nos acaban las vacaciones podríamos ir al karaoke —declaró Didier con orgullo, Vivicia y Pierre asintieron y les miraron a ambos esperando respuesta—. O a un bar a tomar algo si el karaoke no os apetece.

—Sería genial —musitó Penny mirándole también—. ¿Por qué no vienes con nosotros, Jagged?

—Tengo que ir a buscar a Fang.

—Podemos ir todos juntos al acabar —susurró Vivicia con timidez.

—No. Divertíos.

Penny le lanzó una mirada que no supo entender. No estaba para fiestas de ningún tipo, estaba muerto de miedo por la decisión que tomase Penny.

Jagged, acompañado del botones, llegó a su suite. Se sintió raro, sin el sonido de las olas, sin Penny, sin Fang. Le dio propina antes de cerrar la puerta y sacar el móvil del bolsillo.

Había dicho que tenía que ir a buscar a Fang, pero no tenía ganas de moverse de allí.

—Mamá. Sí, estoy de vuelta. Oye, sobre Fang —murmuró rascándose la nuca—, no creo que pueda ir a buscarlo hoy. ¿Te importa quedártelo un día más?

Se movió para abrir la nevera y comprobar que estaba llena, Penny debía de haber llamado al hotel antes de salir para asegurarse de que tuviese todo lo que necesitaba.

—No, pasaré por la mañana. Sé que no te gusta demasiado tenerlo y debe de echarme de menos.

»Ya. Te compraré un sofá nuevo, no te preocupes.

»Sí, Penny está bien. El viernes empezaremos con la actividad habitual.

Aunque esperaba que no todo fuese igual que antes, pero no podía decírselo.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Penúltimo capítulo. Mañana tendréis por fin el final de la aventura. ¿Qué decidirá Penny?

¿Y si te quiero? Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora