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¡MARATÓN!
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[Capítulo dedicado a Jessi Vera]

•||Capítulo 7||•

R I C H A R D

Las horas pasan y luego de buscar a mi hermana en el aeropuerto nos dirigimos hacia el nuevo departamento de Mía. Sí. Cómo lo oyeron ¡Rachel estaba en Miami! Mierda.

Mi paz y tranquilidad se fueron a la basura, y no me malinterpreten, amo a mi pequeña hermanita, sólo que desde que rompí esa horrible vasija no ha dejado de chantajearme y para ser honesto prefiero su chantaje a el enojo de mamá.

Era su esclavo sólo por que mamá enserio ama esa vasija y sigue pensando que yo la tengo en mi apartamento de Madrid.

En fin, últimamente Mía y yo hemos formado una amistad que para ser sincero comenzaba a gustarme, ella era un encanto pero también tenía carácter y pasar tiempo con ella era de lo mejor.

El día paso volando y hoy teníamos un maratón los tres juntos, aunque gracias a mi jefe llegué un poco tarde.

Al llegar Mía y Rachel están en pijamas y tiradas en el suelo de la sala llorando, oh no ¡titanic otra vez! No entiendo la locura por esa película, Rachell no a dejado de verla desde que Mía y ella se conocieron y a mi simplemente me tocó ser el que soportaba el llanto luego del trágico final.

—¿No se cansan de verla? -pregunté apenas me uno a ellas.

—¿No te cansas de ser un gruñón? -exclama Rachell y Mía se ríe por lo bajo.

—¡Jamás te casarás con DiCaprio! -dije burlón y Rachell hizo un puchero.

—Cuanta maldad, de veras cuánta maldad Yashel Camacho.

Riéndome me senté alado de ambas.Y aquí vamos... una película lista, ahora dos películas románticas en camino... oh dios ayúdame.

[...]

Las horas pasan y nuestro maratón termina, Rachell afectada va a la habitación restante mientras Mía y yo hablamos de cómo pasamos el día.

Los minutos pasan y mientras ambos veíamos una serie que encontramos en la tv se oye el timbre, asombrada Mía abre la puerta y del otro lado esta esta nada más y nada menos que Christopher Vélez.
Prácticamente no hablo, no es necesario.

Al entrar mira la sala, y lo sé quizás hemos desordenado un poco, pero no es para que la mire cómo si hubiesemos cometido un crimen, Mía desaparece con él en el pasillo y luego de unos minutos preocupado decido ver que pasa, cuando Christopher sale hecho una furia empujando todo en el camino, incluyéndome.

Lo que veo al entrar a la habitación no es nada agradable: Mía llorando.

—Joder... ¿qué ha pasado? -susurré apenas la veo.

—¿Por qué es tan difícil Richard? ¿¡por qué!? -y sin más me abraza y sigue llorando.

No sé lo que le pasa, claro está, pero sin más la recibí en mis brazos, mientras le decía una y otra vez que todo estaría bien.

Eso espero.

[...]

M Í A

Esto se me está llendo de las manos, Christopher no ha dejado de mandarme flores, bombones y tarjetas. Ya no sé que hacer para que deje de enviarlas, la razón del viaje era hablar con Christopher no evitarlo, así que dejando de lado a la Mía que quiere esconderse debajo de esa cama y llorar como una idiota, decido centrarme en la Mía madura que afronta sus problemas, sin más vuelta decido llamarlo.

—¿Hola?-Se oye su voz al otro lado de la línea.

—Christopher... soy yo. -contesté casi de inmediato.

—¿Mía? Joder, ¡Mía! -se puede oír el entusiasmo en él.

—Te llamaba para que hablemos.

—Claro, y si tiene que ser a través de un celular no tengo problema, mientras puedas escucharme yo.. -no pierdo más tiempo y lo termino interrumpiendo.

—Hoy a las siete de la tarde en el restaurante que está a la vuelta de tu casa.

—¿Qué? -el asombro es claro en su voz.

—Es mejor hablar personalmente. Hoy a las siete.

Nada.

—¿Christopher estás ahí? -pregunté.

—Si. Pues... cla-claro que sí, ahí estaré. -responde nuevamente.

—Adiós Christopher.

—Hasta luego Mía..

Reunión con Christopher allí vamos.

...

𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐈𝐈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora