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||Capítulo 28||•

C H R I S T O P H E R

No tengo palabras para describir exactamente mi estado de ánimo. Así que trataré de utilizar algunas.

Me siento horrible, sólo, desesperado, asustado, y muy enojado.

El dolor está en cada parte de mi cuerpo, y simplemente no puedo hacerme el fuerte, no puedo poner buena cara y ser el valiente de la familia, ese no era yo, ese era Jonathan, él era el que estaba para ser el sostén de la familia, él era el fuerte, no yo. Jamás lo fui.

El dolor es horrible, me pasé la siguiente hora implorandole que se despierte que no nos deje, pero apesar de ver el cuerpo de mi hermano para despedirlo él no me ha hecho caso y se ha ido. Se fue.

Se siente horrible solo pensarlo. Sin palabras y fuerzas para seguir llorando salgo de esa habitación de hospital para que Papá se despida de él.

Me encuentro emudecido sentado allí en esa estresante y deprimente sala de espera.

—Christopher.. -apenas levanto mi vista me encuentro con Rachel.

—Sé que no somos amigos y... sé que no soy la más indicada, pero lo siento muchísimo, Jonathan era una persona realmente increíble.

Apenas puedo asentir. Y ella se agacha a mi altura y me envuelve en sus brazos. Sé que lo hace con toda la buena intención del mundo, pero por más abrazos que reciba me siento vacío, me siento sólo.

—Lo siento Christopher, lo siento mucho.

Levanto mi mirada y me encuentro con Richard, y no quiero pelear, no tengo ganas. Él es más reservado que su hermana, me da un abrazo fugaz, y vuelve con su hermana.

—Mía Johnson ya está ingresada. -avisa el doctor de antes- Y estaría mejor si cuando despierta del sedante alguien está allí.

Las miradas pasan de uno en uno. Y simplemente me levanto y voy con el doctor.

—Yo estaré.

—Sigame.

[...]

Me paso las siguientes dos horas sentado viéndola dormir, viéndola vulnerable, y pálida.

No hago nada sólo respiro y ya.

Ella de pronto se despierta, trata de abrir sus ojos pero parece costarle, luego de unos largos minutos sus ojos están cienporciento abiertos y su mirada me ruega explicaciones, explicaciones erróneas.

—Di.. -suspira- dime que fue una... una pesadilla. -pronuncia en un desesperante susurro.

Cómo me gustaría que fuese una pesadilla.

—Esta es la triste Realidad Mía.

Sin más digo la verdad y me retiro.

[...]

—Quiero verla.

—Sigame joven.

Soy guiado hacia el área de pediatría, donde está la pequeña Luz.

—Hemos estado practicandole una series de estudios por su temprano nacimiento -me informa- y hasta el momento todo ha estado muy bien.

—¿Porqué el color de su piel? -pregunté mientras me acercaba a la pequeña bebé.

—Si observa bien -el doctor se posa a mi lado- el color de su piel amarilla se debe a la los altos niveles de bilirrubina, caso el cual estamos monitoreando, he iremos resolviendo al pasar de los días con los cuidados necesarios. -vuelvo a ver a la pequeña bebé.

Una pequeñita muy hermosa, diminuta, con sus manecitas súper pequeñas, toda una princesa, y lo que más me llamó la atención fue verla con pequeños cables conectados a su pecho, y verla en una especie de caja de cristal.

—¿Porqué esta ahí? -pregunto mientras la observo.

—La pequeña está allí para sus reiterados chequeos, parte de eso se debe a su tiempo y a que al nacer tubo una pequeña recaída luego todo estuvo más que perfecto, ella estará muy bien, y luego de tener el peso ideal abandonará la incubadora, no es algo de lo que deba preocuparse.

—¿Puedo alzarla?

—Lo siento. La paciente no puede salir de allí, no hasta los próximos días. Quizás una semana y media o dos.

—Entiendo. -digo mientras sigo observando a la pequeña dormir-. ¿Será que puedo estar a solas con ella?

—Me retiro.

—Gracias.

—No hay de que.

Ver a esa pequeña me ha dado dentro de todo esto un poco de paz, ver al fruto de amor de Jonathan y Alejandra me hacia sentir tan bien y tan mal al mismo tiempo, hoy no solo perdía a dos personas increíbles sino ganaba a una más, ganaba a una pequeñita hermosa la cual por deseos de mi hermano y su esposa debería de estar a mi cuidado.

Sería difícil, sabía que lo sería, pero iba a cumplirle a mi hermano, cueste lo que cueste.

𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐈𝐈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora