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[Último capítulo🥺❤.]

•||Capítulo 35||•

M Í A

Definitivamente esta fue la mejor noche de mi vida.
Soy bajada en los brazos de Chris de su jardín para así poder entrar a la casa. Ya dentro, nos tumbamos en la cama del que era su cuarto, y allí nos quedamos, horas abrazados hablando y contándonos todo, absolutamente todo lo que ha pasado estos últimos años.

Sí, nos equivocamos.

Sí, no luchamos por lo nuestro.

Sí, nos arrepentimos profundamente por ello.

Pero algo si era claro, nos amábamos y nada ni nadie nos separaría, ya no.

Felices pasamos las siguientes horas del día abrazados y juntos. Mejor que nunca, como si todo lo demás jamás hubiese existido.

C H R I S T O P H E R

Poder volver con ella definitivamente era lo mejor de este mundo, poder estar en sus brazos después de tanto definitivamente llenaba mi ser.

El siguiente día fue aún mejor, nos despertamos con un beso y lo terminamos de la misma manera. Y al tercer día nos encontrábamos tumbados en el cómodo sofá de la sala viendo películas románticas mientras nos besabamos como nunca... vap, nos besamos y si nos quedaba tiempo veíamos la película.

Luego de una interminable guerra de besos Mía me rodea con sus brazos y yo igual y así acabamos nuestra tercer noche en la casa de campo.

[...]

M Í A

Verlo dormir era sin duda lo mejor de este mundo, si que lo era. Mientras apreciaba la obra de arte llamada Christopher sonrío, todo lo que hemos pasado y aquí estamos... juntos. Otra vez juntos.

No les mentiría si no les dijera que estaba asustada, por qué tenía miles de miedos presentes, pero de algo si estoy segura, lo amaba y eso nada ni nadie podrá cambiarlo.

Debato mis ideas mentales hasta que me percato que abre sus ojos y con una sonrisa dice:

—Okey.. me estás comiendo con los ojos ¿debo preocuparme?

Suelto una risita y me siento a horcadas arriba suyo.

—¿Realmente te preocupa? -dije.

—Mmm... -se hace el pensativo- la verdad no.

—Lo presentía. -sonrío satisfecha, para así unir nuestras bocas en un hermoso beso.

[...]

—Dios... -murmuro mientras espero que Christopher abra la puerta de su auto.

—¿Nerviosa? -pregunta juguetón.

—... ¿si? -dije bajando del auto.

—Todo va a estar bien amor. -dijo y yo lo abracé. Nuestros siguientes movimientos fueron unir nuestras manos entrelazandolas para así entrar a la casa de la familia.

—¿Lista? -pregunta.

—Lista. -afirmo.

Sin más entramos a la casa Vélez. Rubén y Pablo están en el sofá rodeados de volantes con nuestras caras y Yenny está pegada al teléfono. Okey.. puede que hayamos apagado nuestros celulares estos últimos días. Nerviosa y apretando la mano de Christopher saludo.

—¿Desaparecemos tres días y ya nos están buscando?

Los tres voltean hacía nosotros.

—¡Hijito, Hija! -Yenny suelta el teléfono y viene hacia nosotros abrazandonos a ambos.

—También te extrañe mamá. -oigo a Christopher murmurar en medio del abrazo.

—¡Ya mismo me dirán porqué!... -ve nuestras manos entrelazadas-. Oh mi dios ¡se nos hizo Rubén! ¡se nos hizo!

Pablo suelta los volantes para venir a nosotros se detiene a metros de nosotros y nos mira como si buscara una respuesta. Christopher y yo le abrimos los brazos y lo abrazamos.

—Al fin un poco de paz. -lo oí susurrar mientras nos abrazaba fuertemente.

El abrazo de Pablo dura unos minutos y cuando se aleja el siguiente es nada más y nada menos que Rubén. No dice nada simplemente me toma en sus brazos para abrazarme fuertemente (literal) y luego de unos segundos susurra.

—¿Me creerías si te dijera que extrañé a la nuera más revoltosa de este mundo?

Con una sonrisa asiento.

—Te creo Rubén. -sin más se aleja para así abrazar a su hijo.

—Te extrañé tanto hijo, no te lo imaginas. -su abrazo es más largo, pero de algo estaba segura, todo estaba acomodándose, todo estaba bien.

[...]

C H R I S T O P H E R

—¿Nerviosa? -pregunto.

—Mucho. -admite el amor de mi vida a mi lado doblando sus dedos.

—¿Señores Vélez? -ambos y en sincronía nos levantamos al instante.

—Somos nosotros. -admito.

—Adelante.

Mía y yo pasamos hacía el área dónde está Luz para así poder llevarnosla a casa, hoy le daban el alta.

—Tú firma los papeles del alta. -dice ella en un susurro.

—Está bien amor. -le doy un beso y ella me lo devuelve-. Nos vemos aquí.

—Nos vemos aquí.

Soy acompañado por Nicolás para firmar los papeles correspondientes del alta mientras que Mía fue por la pequeña Luz.

Los minutos pasan y todo el papeleo correspondiente está listo. Es cuestión de segundos para ver a Mía con Luz en sus brazos, ella sonríe nerviosa y camina lentamente hacía mí.

Las había visto juntas pero esto era diferente, verlas juntas, verlas así, ver el amor de Mía hacía Luz y el brillo en los pequeños ojitos de la bebé llenaron mi ser. Y lo sabía, haría cualquier cosa por ellas, por qué de hoy en adelante ellas eran mi hoy, mi mañana y mi todo.

Las amaba como a nada ni nadie en este mundo, por que ellas lo eran, eran mi mundo.

𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐈𝐈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora