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•||Capítulo 30||•

M Í A

[Un mes después].

Allí me encontraba, observando a la pequeña Luz a través de la pequeña caja de cristal.

—Cómo le decía, la beba ha estado presentando notables mejoras, si sigue así podremos darle el alta en unos días, prácticamente ya tiene casi los dos kilos necesarios para poder sacarla de la incubadora.

Estaba feliz. Sabía que la vida al fin nos estaba sonriendo, al fin.

Me paso la siguiente hora hablando con la doctora y el pediatra encargado de Luz, mientras ellos me hablaban de las condiciones médicas de luz yo tomaba atentamente nota, hoy Yenny no había podido venir conmigo, y por ende no tenía quién me traducirá los cambios de Luz.

Feliz por las esperanzas de tener a Luz a nuestro lado vuelvo a la casa de Yenny, ya que me he quedado ahí las últimas semanas, de hecho todos hemos estado en su casa las últimas semanas.

[...]

—¡Llegué! -entro a la sala y veo a Yenny notablemente mal, y a Christopher hecho una furia, mientras Rubén lo mira de una manera en la que realmente asusta-. ¿Qué pasó?

—Cariño...

—Por el amor de dios Yenny no me asustes. -la mire preocupada.

—Dile. -Gruñe Rubén. Mientras que Christopher respira pesadamente.

—¡Dile! -vuelve a repetir.

—Sa... sabemos quién... -Christopher es interrumpido por Rubén.

—Todo fue planeado, jamás fue un accidente, nos venían vigilando. Un cómplice acaba de confesar que todo, absolutamente todo, que ustedes eran quienes debían estar en ese auto, ustedes eran a quién en realidad estaba destinado el accidente.

—¿Qué? -me quedé helada. Sabíamos que lo del "accidente" fue planeado, pero lo que no sabíamos era que Christopher y yo éramos el objetivo.

—Cómo lo escuchaste. Fue Michel.

Estoy asimilando esto. Y de la nada siento un choque. Christopher ha pasado hecho una furia por mi lado para desaparecer por la puerta principal.

—¡Hijo! ¡Christopher cariño no puedes salir en esas condiciones!

Yenny va detrás de él y yo detrás de ella. Mientras que Rubén sigue en su lugar sin cambiar expresión alguna.

—¡Cariño por favor baja de ese auto! -Yenny le suplica mientras que Christopher arranca a toda velocidad. No pudo detenerlo. Y se quedó triste en la entrada mientras que yo volvía hacia la sala.

—¿Porqué? ¿Porqué siempre tiene que decirlo todo así? ¿Acaso no se da cuenta que todos sufrimos? Tenemos sentimientos. -dije apenas entré.

—Déjame tranquilo.

—No. -Rubén voltea a verme y enarca una ceja- estoy tan cansada de su temperamento, lo he aguantado desde que lo conocí, pero este es mi límite. Y quiero que sepa que a todos nos duele la muerte de Jonathan y Ale, a todos nos hacen falta pero no por eso estamos dando estos tipos de noticias de esa manera, lo hizo sentir mal. Debería de darlo todo con él, es el único hijo que le queda, no hablarle así como si tuviera la culpa.

—Así es Mía, a si es.

—¿Qué?

—Mi hijo no tenía que morir, el murió por que el objetivo era Christopher y tú. Ustedes son los culpables.

—No lo puedo creer. ¡es que no lo creo! Nos está culpando ¿se da cuenta de sus palabras? No tenemos la culpa de que Elissa haya sido una loca, tampoco de que Michel sea un loco mayor. Nosotros jamás quisimos algo así. -mis ojos se cristalizan instantáneamente mientras mi voz se quiebra.

Lo siguiente que veo me deja en shock. Rubén Vélez Muños desplomarse en el suelo mientras lloraba. Ni en el entierro lo vi llorar así.

—Él no tenía que irse.. mi hijo no.. -murmuraba.

Me acerqué a él y dije.

—Rubén, saldremos adelante, por Ale, Jonathan, por Luz, y por nosotros. Podremos.

—No sé si pueda.

—Si podremos.

[...]

C H R I S T O P H E R


Estaba furioso, es que.. ¡No se cansa de hacerme la vida imposible! Ya en el centro tomo mi celular y marco a Miller quién me había dicho que Michel estaba en prisión.

—¿Porqué diablos no me dijiste que está libre?

—Christopher yo..

—¡Esta libre! Él mató a mi hermano. Por su culpa ahora mi sobrina no tiene asus padres. Ahora repito ¿¡Porqué no me dijiste que estaba libre!? ¿¡Ah!?

—No he dejado de buscarlo todo este tiempo... y en estos momentos hay una persecución... sé que debi decirlo pero no lo creí prudente, te.. te ofrezco una disculpa.

En medio de un suspiro digo:

—No quiero una disculpa, quiero hechos. Llámame cuando lo hayan detenido.

—Lo haré.

[...]

—Sabia que no eras de fiar. -dije apenas tome asiento frente a él, frente a Jackson el ex compañero de Mía.

—Lo siento... yo.. yo juro que no quería a nadie muerto.. yo.. -lo interrumpo.

—Has confesado. Ahora quiero que me lo digas a mi.

—Okey... -suspira derrotado- conocí a Michel en prisión, el me ayudó a pagar la fianza y a cambio yo debía de vigilar... a Mía. Él se ocupó de que me aceptaran en ese restaurante y yo sólo debía de mantenerle al tanto cada movimiento. Una semana antes del "accidente" sus hermanos fueron al restaurante y hablaron del plan para que ustedes se reconcilien y yo se lo dije todo a Michel... juro que nunca quise que hiciera esto, sólo quería ser libre, jamás pensé que aceptar dinero fácil le costara la vida no a una, sino a dos personas. Yo jamás pensé que él mandara a matarlos.

No puedo escucharlo. Sin más me levanto y plantó un puñetazo en su rostro y el sólo se queda en su lugar murmurando;

—Me lo merezco.

—Tu confesión no me sirve si Michel está suelto, dime, ¿dónde está? ¿¡Dónde!?

—La misma casa del secuestro, ha estado ahí todo este tiempo.

Allí iré.

𝐂𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐈𝐈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora