| Capítulo 8 |

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Eran exactamente las seis de la mañana cuando tocaban con fuerza la puerta de la casa donde habitaban, sumamente dormidos, los tres hermanos, Ace, Luffy y Sabo.

—¡Voy! —un adormilado rubio bajaba los escalones, haciéndose consciente de que sus pies, brazos, ojos, literalmente todo seguía lleno de flojera, encaminado a abrirle la puerta a quién fuera que tocara de manera tan insistente. Cuando llegó, sus ojos quedaron como su puerta—. ¿¡A-abuelo!?

—Hola, Sabo, ¿dónde están los otros dos mocosos? —la mueca de irritación que formaba aquella boca en sintonía con los fieros ojos de policía terminaron de disipar el cansancio del rubio.

—Están arriba, ya no han de tardar en bajar —lo decía nervioso, con espasmos de risa saliendo de su boca, ya que sabía muy bien que aún dormían—, iré a decirles que está aquí.

—No, yo voy a despertarlos, no te apures, Sabo, mientras tú ve y cámbiate. En un par de horas deben de estar en dirección a su primera misión.

—Oh, de acuerdo, solo vamos a..., espere, ¿¡dentro de dos horas!?

—Sí, sí, sí, ve a cambiarte de una vez. Pasaremos a desayunar cerca de la central —decía mientras subía las escaleras, dejando atrás a un Sabo confundido, apenas y procesando lo que su abuelo le había dicho, hasta que un grito lo hizo salir del bucle en el que se encontraba.

—¡¡¡Abuelo!!! —gritaba el menor con dolor y sorpresa, seguido por otro algo más grave, el de su hermano mayor, tras recibir el "golpe de amor" del viejo.

—De pie, que en dos horas ya deben estar trabajando —bramó Garp, manteniendo amenazante su puño sobre sus cabezas.

—¿¡Pero qué estás diciendo, viejo!? —decía molesto el pecoso—. ¡Llegamos apenas ayer, danos un día de descanso!

—¡Eso es lo que pasa cuando traen un caso que ya está en desarrollo!

Entre discusiones a gritos y golpes de amor, eventualmente, los tres hermanos se acabaron de alistar, sobándose los chichones en sus cabezas, yéndose a una cafetería cerca de la Central para desayunar.

—Bien, mocosos, sé que Sengoku ha dejado a los tres juntos en todos los casos, pero a partir de ahora serán solo dos los que trabajarán así. Ya han de saber que muchos de los investigadores que han tomado el caso están muertos, ¿no? En la última misión uno de los ellos enfermó, tuvo demasiada suerte esa vez porque en ese operativo su compañero, que solo tenía que interrogar a un testigo, apenas saliendo se encontró en medio de un fuego cruzado, asesinándole a él y al testigo, así que necesito que uno de ustedes haga pareja con el inspector Trafalgar Law. No ha de tardar en llegar, así se los podré presentar —explicaba el subdirector, sin apartar la vista de sus tres nietos, los cuales cuando empezó a hablar habían dejado de comer.

—Yo lo haré —declaró el menor de los D. con una enorme sonrisa que solo de vez en cuando salía—. Ya lo conocimos, abuelo, cuando Shanks fue por nosotros a la estación shishishi.

En ese momento el inspector entraba a la cafetería, enfocando la vista en encontrar a su superior y a los hermanos, o así pasó hasta que escuchó la voz del menor llamándolo desde el fondo.

—¡OI, TORAO, POR AQUÍ! —el mencionado caminó en dirección a la mesa.

—Buenos días —saludaba mientras tomaba asiento—. ¿Por qué me llamó con tanta urgencia?

Haciendo caso omiso y dirigiendo su atención ahora a los cuatro, Garp continuó—: Bien, el día de hoy son los únicos libres. El equipo se ha reducido demasiado, así que deberán ir ustedes a inspeccionar la bodega que se encuentra a las afueras de la ciudad. Inspector Trafalgar su nuevo compañero será ese mocoso de ahí —dijo en tono firme, señalando al chico del sombrero de paja

—¿Mugiwara-ya? Está bien, ¿a qué hora debemos salir la bodega? —preguntaba desinteresado a su mayor.

—Ahora mismo. Vayan a la central por los autos y diríjanse al lugar. Trafalgar, tú manejas a partir de ahora —su autoritaria voz quitó cualquier atisbo de queja, en seguida entregando las llaves de un automóvil color negro que él conocía bastante pues con ese auto... Con ese afamado auto había ido a varias misiones acompañado por su antiguo compañero.

La situación en la mesa se convirtió en el ínterin entre un Law atrapado en pensamientos y la mención del nombre de Ace por Garp, quien con el mismo tono de voz extendió las llaves al pecoso pelinegro, causando que éste casi escupiera su comida por el estupor. El rubio y el menor también se sorprendieron. Pero justo cuando Ace iba a tomar las llaves, estas desaparecieron rápidamente de su alcance.

—Ace, no se te ocurra tomar este automóvil —arremetía el viejo—. Sabo quedas a cargo asegúrate que este mocoso no tome las llaves.

Los hermanos no pudieron evitar explotar en carcajadas, mientras que el mayor los maldecía por debajo.

—Tranquilo, viejo, no dejaré que vuelva a chocar todos los autos de la central —comentaba Sabo limpiando las lágrimas de sus ojos, apenas y calmando su risa.

—Bien, yo tengo que irme. Quédense máximo otros cinco minutos comiendo, ¿entendido?, después pasen por los autos y se van directo a la bodega.

—De acuerdo, abuelo, puedes irte tranquilo, regresaremos —decía Luffy con una sonrisa.

Algo tenía aquel gesto en el rostro del menor, algo venusto, que expresaba un "todo estará bien" de seguro debido su exceso de confianza, cosa que no era algo completamente malo ya que muchas veces había sido lo mejor con lo que contaban los hermanos; con esa confianza lúcida en su hermano, la que en muchas ocasiones les había dado la seguridad para seguir. Pero eso es otra historia.

Una vez desayunados, los cuatro, se dirigieron a la Central para ir directo a aquella bodega. Los dos hermanos mayores se encontraban preocupados, aun a sabiendas de la confianza en su hermano y Sengoku. Y antes de que entraran al estacionamiento, Ace, de estos detuvo a Luffy.

—¿Ace, pasa algo?

—Nada, Luffy, solo ten cuidado, por favor.

—Torao no es mala persona, tranquilo —mostraba, con mucha seguridad, una impecable sonrisa, sin embargo ahora eso empezaba a no ser suficiente para calmar al otro azabache.

—¿Acaso ya olvidaste...?

El tono del mayor era molesto, realmente le ponía de los nervios su pequeño hermano, pero aún así Luffy no dejó que terminara—: Lo recuerdo, Ace, no te preocupes más —la voz del menor era más seria y miraba directo a los ojos de su hermano.

—Bien, vamos ya, mientras más rápido acabemos con esto mejor.

Los dos comenzaron a caminar hacia donde se encontraban sus respectivas parejas, subieron a los autos, siendo los primeros en salir Law y Luffy porque el cirujano conocía mejor la ciudad y, por lo tanto, sabía el mejor camino para llegar a la frontera. A pocos metros los seguía Ace y Sabo.

—Esto será más complicado de lo que creí —decía claramente aún preocupado el pecoso.

—Confía en Luffy, si pasa algo raro ya sabe qué hacer —respondió el rubio, sin separar la vista del camino—. Además es Luffy, nada puede salir mal.


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Bueno, les escribe galleta diciendo que lo sentimos. Sabemos que ya ha pasado bastante desde que actualizamos y de verdad verdad lo sentimos. Pero aquí están de nuevo los jotos gg, so les queremos mucho y mañana hay nuevo capítulo ;) ;)

MAKTŪB - [ Lawlu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora