| Capítulo 22 |

566 66 21
                                    

Una risa resonó en aquella habitación.

—¡Doffy! —habló sorprendido Donquixote Rosinante al ver entrar a su hermano mayor, junto a sus hombres de mayor confianza, por el mismo lugar que Law había usado para alejarse de aquella mansión a toda velocidad sin siquiera detenerse a pensar ni por un minuto lo que sus acciones podían causar. El rubio cerró los ojos con fuerza. La misma marea volvía a arrastrarlo.

—Oh, Rosi, Rosi... Por qué esa cara, deberías sonreír, después de todo pasarás toda tu miserable vida en este lugar —aquellas palabras calaron en el alma de Cora-san, sabía que nada bueno saldría de esa situación.

—¿Por qué se encuentran todos aquí? ¿No tienen algo más interesante que visitar a un prisionero? —hablaba retadoramente el rubio, pero con la suficiente calma para no tentar mucho su suerte.

—Pero que dices, Rosi, eres mi querido hermano menor y me preocupo por ti.

—Di lo que quieres, Doffy, se que no me consideras parte de tu familia.

—Bueno... —su sonrisa se amplió más—, digamos que quiero que nos cuentes más sobre las personas de la montaña y su relación con esos niños —un escalofrío recorrió el cuerpo de Rosinante. Todos se encontraban sentados en sillas a lo largo de la sala, sin duda, aquello era peor que un interrogatorio en Impel Down.

//—¡Rosinante, ¿sabes que al infiltrarte con tu hermano ahora que llevas años lejos de aquel lugar podría acabar mal?! ¡Incluso acabarías muerto!

—¡Lo sé! —gritó, y agachó la cabeza por un segundo, tomando el valor que le faltaba para ver a los ojos de su director—, pero no puedo dejar que mi hermano tome control político desde las sombras en Dressrosa.

—A ver, ya rescataste a Law de tu hermano, ¿qué más esperas? ¿Sabes que pasará si mueres? Él ya perdió a toda su familia una vez y ahora te ve a ti como su única familia.

—Entonces llevaré a Law conmigo —trató de desviar la mirada; no pudo—. Sengoku, lo he pensado y, si algo sale mal, lo más probable es que Doffy decida que Law haga el trabajo sucio para alejar a la policía de todas sus malicias.

[• • •]

—Solo esperaba el día de tu graduación, para poder seguir las órdenes de Sengoku, e infiltrarme en la familia Doquixote, no sabía que podría pasar, así que no quería perderme por nada ese día.

El ojigris escuchaba atentamente, en especial todos los detalles que el rubio le brindaba sobre la misión: información que se desconocía dentro de las oficinas, el significado de los últimos códigos de sus reportes y el cómo se debían leer para conseguir la información. Incluso la primera letra después de algún signo gramatical.

Rosinante había aprendido todas esas técnicas del director, así que para él no habría mayor problema para descifrarlo, a excepción de que en ocasiones las historias que se narraban en aquellas hojas podían no tener sentido. Un día podían contar la historia de un lugar nevado en el cual hasta el tono de la piel de sus habitantes podía llegar a ser igual de blanca, y al otro pasar a ser una historia sobre piratas buscando una libertad paralela.

—Sabes, hace mucho tiempo escuché que, en algún pueblo cerca de las colinas, había una familia muy poderosa, y que el lugar era pacífico gracias a esa familia, aunque para los ojos de los extranjeros, aquellos solo llegaban a ser bandidos de las montañas, dueños de bares y algunos que no se encontraban en el pueblo, pero lo protegían desde grandes organizaciones de seguridad.

—¿Acaso eso es algún código o es solamente una idea que se te ocurrió?

—No, nada de eso, esto es real. Además, una mujer que estuvo en mi división en una misión de guerra hace ya unos veinticinco años también escuchó ese rumor, aunque no se ha escuchado su apellido.

—Espera... —el ojigris empezaba a recordar alguna conversación con el imperativo monito en la que se veía contento hablándole sobre una casa que tenían cerca en el bosque (porque se quisieron separar de los cuidados que les daban sostén) para así cazar su comida y vivir bajo sus propias reglas, aunque en ocasiones bajaban a comer en un bar donde una mujer les brindaba comida y vasos de jugo—. ¿Sengoku sabe quiénes son esas personas?

—Nunca me dio una respuesta clara, pero tampoco lo negó... —Law se empezaba a poner ansioso. ¿Acaso el rubio frente a él quería decir que aquella familia era la de ese chico? ¿¿O a qué diablos venía eso ahora??

—Cora-san, no tengo humor para estar descifrando acertijos, puedes decirme de una vez que es todo esto, por favor.

—Últimamente has cambiado mucho —se burló abiertamente el hombre—. Sé que tú ya sabes cuál es la familia de la que te hablo.

—Mugiwara-ya viene de un pequeño pueblo al Este, una villa pacífica —y tras reflexionar sus siguientes palabras, agregó—: así que, ¿quieres decir que él ya sabe que yo soy el principal sospechoso...?

—Lo más seguro.

—Pero entonces...

—Law, ¿te ha dicho algo?

—No, nada. Todas las conversaciones que hemos tenido son superficiales, nada muy "personal".

—Puede que Sengoku no les haya dicho todo, y ellos busquen pruebas de tu inocencia.

—Cora-san, creo que ya estás pensando posibilidades muy remotas —el tono que había mantenido en toda su conversación cambió a uno un poco desanimado.

«Confía en ellos, Law, aunque en realidad no creo que falte decírtelo de nuevo», el mayor sonrió ante aquel pensamiento.

—Tal vez, pero por lo que me has contado yo creo que podría ser una posibilidad, además si es como dices que es, ¿no crees que ya hubiera avisado a todos para que se alejaran de ti?

—No lo sé, Cora-san, pero esto ya empieza a terminar con mi paciencia, cada cosa que pasa me da aún más dudas —mencionaba el ojigris exasperado. //

Eso fue lo que el rubio le había contado a Law días antes del asesinato de Bege. Aquel día había comprobado que el pequeño sí buscaba su inocencia, aun cuando no quería hacerse de ilusiones.

—¿Pero qué, cómo siquiera..., cuándo...? —en la misma abismal habitación, el magullado rubio no entendía cómo era que ellos sabían sobre esos niños y su potencial peligro. Volteó a ver a Vergo, que se encontraba distante en la conversación.

—Eso no importa en este instante —bufó Doflamingo, mientras formaba una siniestra sonrisa—. Ahora, hermanito, me contarás lo que quiero oír o te digo lo que ya pasó.

El hilo de la conversación quedó suspendido en el aire. Rosinante no sabía qué hacer porque un simple descuido había puesto en peligro a quienes menos quería delatar, a su fe.

—Vergo, ¿Bellamy si realizó las ordenes que le dimos?

—Si, todo va desacuerdo al plan.

—¿Qué les has hecho, Doffy?

—No te preocupes, Rosi, solo mande a que le dieran un pequeño susto, no queremos que la esperanza de Law caiga de un momento a otro. En su lugar será algo mucho mas dulce para mi, y la mayor tortura para ustedes.

Tras ver la cara de desesperación en su hermano, Doflamingo se regocijó como no lo hacía en años, la risa le salió de lo más profundo de su ser. ¡Cómo le encantaba ver esa expresión en el rostro de su hermano! Entonces salieron los tres hombres de la habitación, dejando a un rubio desubicado y sin saber qué hacer, con un infernal dolor en el pecho.


---------------------------------.

Si, bueno, ¿quién tiene hambre?

hola... perdón por tardar tanto en publicar ya hace 3 meses que fue nuestra ultima actualización, pero hemos estado muy ocupadas porque a las 2 nos aceptaron en la universidad! entonces si las actualizaciones serán mas lentas pero seguiremos publicando.

bueno eso era el primer anuncio en segundo... YA LLEGAMOS A 1K DE ESTRELLITAS!!! muchas gracias a todos, realmente nos hace muy felices, gracias por esperar nuestras actualizaciones, leernos, dejarnos sus comentarios, votar nos ayuda mucho y nos impulsan a seguir escribiendo.

MAKTŪB - [ Lawlu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora