| Capítulo 14 |

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Llegaban a la central una mujer con una larga y oscura melena y un chico de necios cabellos verdes unos veinte minutos antes de su turno, para poder hablar con su mayor. Ambos estaban seguros de que tomaría de buena manera el que decidieran entrar al caso, pues de cualquier forma tenían en común el querer proteger a los hermanos, principalmente a Luffy.

Llamaron a la puerta de la oficina del comandante Shanks y, después de recibir la respuesta, entraron y tomaron lugar enfrente del escritorio.

—Buenos días, comandante —saludaron.

—Buenos días, ¿qué les trae a mi oficina tan temprano? —el hombre sonrió, restándole imponencia a la larga fila de papeles a su lado.

—Verá, queremos tomar un caso en específico, así que queríamos pedir su autorización para iniciar el trámite —empezó Zoro, recargando sus codos sobre el escritorio, decidido.

—Déjenme adivinar: quieren tomar el caso de Joker, ¿verdad? —el pelirrojo no se había sorprendido porque sabía que aquellos dos inspectores solo tomaban las "misiones" de interrogatorio o de descifrar algunos mensajes, así que tenía que ser un caso muy importante para que quisieran tomarlo por completo.

—¿Cómo es que...? —el peliverde se sorprendió, y se volvió a incorporar cuando el mayor soltó una risa baja.

Los ojos azules de la mujer miraron a su confundida pareja y, sin haber perdido la serenidad, habló—: Así es, comandante. Ya sabrá que Luffy está en el caso junto a sus hermanos y, como comprenderá, debemos ayudar a nuestro capitán en todo lo que decida.

Shanks se tomó unos momentos (a pesar de que sabía lo que quería decir, claro) donde el cálido viento a sus espaldas parecía querer inspirarle confianza, y finalmente asintió.

—Bien, hoy mismo hablaré con Mihawk, no creo que tenga problemas para que ingresen en el caso.

—Muchas gracias, comandante —de repente Zoro se mostraba calmado, había entrenado con Mihawk en varias ocasiones y en algún entrenamiento el hombre le había ofrecido trabajar junto a él, sin embargo el peliverde se había negado.

—Ah, antes de que se vayan me gustaría pedirles un favor.

—Sí, claro, ¿qué necesita, comandante?

—Cuando entren en el caso tengan cuidado y... Cuiden a Luffy —los ojos de Akagami brillaban, logrando transmitir sus verdaderos sentimientos por el chico, haciendo que los otros dos compartieran su afección—. A partir de ahora estará separado de sus hermanos en las misiones. Y sí, su compañero es un muy buen inspector además de que es médico, pero aún así me preocupa que le pueda pasar algo.

—Descuide, no lo dejaremos solo —asintió el peliverde y dejó que su corazón dibujara una sonrisa en su rostro, mientras se ponía de pie—. ¿En cuánto tiempo tendrán nuestro cambio?

—A más tardar cinco días, pero como es un caso con pocos integrantes de seguro que dentro de tres días ya tendremos la confirmación.

—Gracias, comandante Shanks —dijo Robin mientras imitaba la acción del peliverde, y ambos salieron de la oficina.

[ • • • ]

En la casa de los hermanos, un rubio bajaba luchando contra sus párpados, que demandaban febrilmente otra hora más de sueño, y una vez abajo se encontró con un pequeño azabache dormido en un sofá, cerca de las escaleras. Sonrió al verlo. El día anterior había sido uno con muchas emociones, así que desempacó una manta para taparlo y dejarlo dormir un rato más mientras él preparaba el desayuno.

«Espero que no se resfríe» pensó distraído, dirigiéndose a la cocina.

Ace le había mandado un mensaje a Shank para pedirle de favor ir a comprar algunas cosas mientras ellos iban a revisar la bodega, a fin de cuentas, Shanks tenía llave de aquella casa donde ellos residían así que no tendría problemas para entrar.

El tiempo pasaba lento. Sabo se encontraba haciendo los desayunos para sus hermanos cuando las pecas de cierto chico se asomaron por el umbral que daba paso a la cocina, recargándose allí.

—Buenos días, Sabo —bostezó, aún adormilado.

—Ace, buenos días, pensé que dormirías otro rato.

—He tenido una pesadilla.

—¿Qué soñaste? —el rubio temía que las pesadillas de hace años volvieran a atormentar a su hermano, cosa que el mayor entendió y negó.

—No te preocupes; no fue eso. Soñé que Koala llegaba vestida de novia a una iglesia y que en el altar la esperaba Marco, pero yo no podía hacer nada para detener aquel evento. Fue horrible el hecho de ver a Marco esperando a alguien más que no fuera yo —el pelinegro aún se sentía perezoso como para hacer cualquier mínima acción, cosa que desapareció al repetir en su mente lo que había dicho.

¿De verdad acababa de aceptar algo que había estado negando los últimos cinco años, o solo había sido su imaginación y aún estaba en su pesadilla?

—¡Así que por fin aceptas que Marco es de quién estás enamorado! —la voz del rubio era alegre, él sabía perfectamente que su hermano estaba enamorado de un chico y no tenía problemas con ello, y mucho menos ahora que se trataba de aquel rubio. Él sabía que Marco era una buena persona y que no se atrevería a dañar a su hermano.

Cuando las palabras de su hermano llegaron a oídos de Ace, este no pudo evitar sonrojarse e intentar arreglar lo que había dicho y entonces, antes de que algo saliera de su boca, captó el tono de su hermano; uno que nunca había escuchado, lo sabía, pero no era para nada incómodo porque no parecía quererle acusar por gustarle alguien de su mismo género. Como tampoco era de esos con reproche, si no todo lo contrario.

Sí, era un tono comprensivo, un tono dulce, un tono de aceptación..., ¿y de paz?

El pelinegro sintió como la ansiedad en la que se sumió se iba yendo, y hablando desde su repudiado vacío interior comenzó—: Oye, Sabo...

—¿Mmmh, qué pasa?

—¿Tú no... no vas a decir nada más?

—¿Sobre qué? —el ojiazul acabó de preparar los tres desayunos y por fin, en toda la conversación, volteó en dirección de su hermano, que seguía sonrojado y ahora algo contrariado.

—Pues... Yo... Este... Marco... Hombre... —las palabras del azabache salían tal cual se le cruzaban por la mente, simplemente no logrando formar una oración completa (bueno ni siquiera la mitad de una), o coherente.

—Ace, tranquilo. Eres mi hermano mayor, por tres meses, pero eres el mayor, y no importa qué yo te apoyare y respetaré siempre, así estés enamorado de un hombre o una mujer, de un pez, lo único que me importa es que te sientas bien y que seas feliz —Sabo se acercó a su hermano y lo abrazó, rodeándolo con brazos protectores desbordantes de hermandad. Ace dudó si en realidad él era el que merecía ser llamado "el mayor".

Correspondió el abrazo, sintiendo como el peso que le había causado tantos desvelos disminuía. Finalmente agregó un simple—: Gracias, hermano —y rió mostrando sus encías—. Pero, ¿podrías mantenerlo un poco más en secreto? Aún no estoy listo para enfrentarme al abuelo, y menos a Dragón.

—Tranquilo no le diré a nadie, pero si necesitas hablar siempre te escucharé.

—Sí, gracias de nuevo.

—Bien. Ahora ve a despertar a Luffy que el desayuno está listo.

Así fue como un nuevo día para los hermanos inició: tranquilo y sin preocupaciones extras (exceptuando el de Ace al tener que despertar al menor).

Un día que carecía la necesidad de preguntarse si de verdad podrían tener días tan tranquilos de ahí en adelante.

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Dato extra:

Ace cumple años el 9 de enero y Sabo 20 de Marzo.

¿les esta gustando?  nos gustaría saber su opinión, de cualquier forma somos escritoras y pertenecemos a nuestros lectores sin ustedes realmente esto no tendría sentido, así que queríamos agradecerles por seguir leyendo, apuesto a que esperaban la muerte de alguien en este atentado, pero tranquilos aun no es momento de llorar.

ahora les daré otra pista sobre donde se encuentra parte del secreto, y es en el capitulo donde Luffy conoce a Law y se rencuentra con Skanks 

MAKTŪB - [ Lawlu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora