| Capítulo 19 |

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El día se pintaba de gris y con intenciones de llover.

En el reloj marcaban exactamente las seis de la mañana cuando llegaba un tren desde Dressrosa a la estación, con arriba aún cinco personas, siendo una pelirrosa que las acompañaba la que bajaba a buscar a algún agente de la Central de Sabaody, encontrándose así con un chico de rebeldes cabellos azabaches y su pequeña cicatriz bajo el ojo.

—Lucy, ¿has venido a recogerlas?

—Sí. Mihawk pensó que lo mejor sería que las recogiera alguien que las conociera —ambos guardaron silencio, con miradas mohínas hacia el vagón.

—Vienen destrozadas —pensó en voz alta la chica de pelo rosa, apenas mirando a Luffy de soslayo—. La verdad podría no ser muy bueno que vinieran justo ahora.

—Es lo mejor —dijo sin vacilar el chico, cerrando los puños con resentimiento—. Esta es la última vez que lo podrá ver.

—Lucy, ¿de verdad podremos detenerlo? Ver a Chiffon en este estado me recuerda a mi padre aquel día...Y el bebé, Pez... Lucy, yo... yo... de verdad...

—Podrás hacerlo, Rebecca, pero ahora debes ser fuerte. Aún necesitamos salvar a muchas personas, pero no lo lograremos si dudamos. Ahora vamos con ellas.

Luffy subió al vagón y encontró a Chiffon. Le dolía ver el rostro de su amiga todo lleno de tristeza, pero se mantuvo serio y firme, como la situación lo ameritaba. Su expresión bastó para que ella supiera que todo lo que estaba pasando no era un sueño.

—Luffy, él habló contigo antes de irse, ¿verdad? —habló ella, con acento sollozante, con algún tipo de intención que su llanto interno se llevaba.

—Así es, Chiffon. Te llevaremos a la funeraria, solo las estábamos esperando para poderlo llevar al panteón.

—... ¿Cómo fue que...?

—Cuatro disparos: uno en la pierna, otro en el abdomen, en el pecho y, según parece, el último en la cabeza.

—¿Iba Gotti con él?

—Sí, se están velando juntos. Los familiares del oficial Gotti se encuentran en la funeraria ahora.

Sin más, Chiffon se levantó con su bebé en brazos y detrás de ella, Pudding.

—Luffy-san... —habló otra voz.

—Oh, hola, Viola, veo que tú y Rebecca han sido las encargadas de traerlas —el pequeño no podía evitarlo y sonrió al ver a la chica.

—Sí. Nos acaban de dar el traslado y nuestra primera orden fue traer a Chiffon, Pez y Pudding a salvo.

Eran buenas noticias por lo que el menor sonrió todavía más. —Entonces el fin de semana las llevaré a que conozcan la ciudad, shishi, y les presentaré a todos. Pero ahora vamos, que necesitamos terminar de llevarlas.

Al acabar de decir eso el pelinegro caminó hacia afuera del vagón, seguido por su nueva compañera, para que al cabo de menos de cinco minutos se encontraran caminando por el pasillo, donde personas se despedían y se encontraban, bajaban y subían de los trenes que iban y venían.

Los agentes escoltaron a la familia del ex-inspector a la salida, allí estaba el compañero del pequeño azabache que los esperaba con una camioneta lo suficientemente amplia. Después de que todos subieran habló el menor de todos:

—Vamos, Torao.

El mayor no esperó a que agregara algo más y arrancó el auto tomando la dirección adonde se encontraba el cuerpo de Bege, inspector en la policía, esposo y padre en su casa, amigo de varias personas y, aunque fue en un pasado, un asesino ante "sus" enemigos.

MAKTŪB - [ Lawlu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora