Mi versión.

1.6K 85 72
                                    

Lando P.O.V

Por fin había completado la primer parte de mi primer temporada en la Fórmula Uno, estaba feliz así que decidí irme de vacaciones a Croacia con amigos.
Disfrutaba el hecho de poder actuar como quisiera y aún así tener el apoyo de la gente, no era nada que no Fuera yo siendo normal. Dentro y fuera de los circuitos.
Volví a casa unos días antes de tener que regresar a la acción.

—¿Ya tenemos vecinos?
—Sí, son americanos y son muy amables.-informó mi madre.

No le presté atención y entré a mi casa.

—Hola grandulon–saludé a mi perro–¿me extrañaste?
—Tus hermanos no están, te toca darle un paseo.
—Será más tarde, ahora solo quiero descansar.

Subí a mi habitación y me metí en la cama.

Después de una siesta, decidí salir a pasear con Dante, me puse ropa cómoda y bajé.

—¿Vas a salir?
—Sí mamá, iré a darle un paseo a Dante.
—Vuelve temprano para cenar.
—¿Papá viene temprano? Qué sorpresa, ¿no?–sentí su mirada juzgadora mientras yo buscaba las galletas del perro–¿Qué? Como nunca llega temprano.
—Su trabajo le exige demasiado...
—Sí, ya me sé ese discurso, vuelvo más tarde.

Le puse la correa al perro y salí antes de volver a enfrascarme en una conversación con mi madre acerca de como papá trabajaba duro por nuestro bien.
Caminé hasta al parque del lugar, hundido en mis propios pensamientos.
Después de un rato, decidí intentar hacer que mi perro obedeciera mis trucos, pero parecía una misión imposible.

—Sentado, no no, dije sentado–le ordenaba pero seguía sin hacerme caso–¿si te quito la correa me haces caso?

Apenas quitarle la correa, el gran Dante salió corriendo en una dirección específica.

Había una chica parada no tan lejos y mi mascota parecía que olía un gran filete.

—Ho... Hola.-no se movía y el perro olfateaba sus piernas como si buscara algo.
—No te muevas–advertí–no te conoce y puede moderte.

Dante se le paró encima y comenzó a lamerle la cara, como hacía conmigo cuando regresaba a casa.

—Oye, tranquilo amigo–la chica se sentó con él y comenzó a acariciarlo–¿Eres juguetón?

Intentaba explicarme si ellos ya se conocían o porqué mi perro la aceptaba con tanta confianza si era el perro más desconfiado de la historia.

—Se llama Dante y casi nunca actúa así.-dije con pena.

Era una chica bonita y mi perro estaba actuando como un loco.

—No me gustan mucho los animales pero, sé que huelen las vibras de las personas.-miró hacía arriba y noté el color café claro de sus ojos.
—Pues le agradas mucho al parecer.-me puse a su altura.
—Eso parece.-el perro con confianza le buscaba la mano.
—Soy Lando.-le ofrecí mi mano.
—Soy Sarah.-me ofreció su mano sonriendo.

Pero esa no era la respuesta que buscaba o esperaba.

Y no era por egocéntrico, pero todos en el lugar sabían quien era pero ella actuaba como sino lo hiciera.

—¿Eres nueva por aquí? Tu acento es diferente.-intenté averiguar.
—Sí, llegué hace como menos de un mes, soy de América.
—Con razón, pues bienvenida, ya tienes dos amigos, Dante y yo.-le sonreí.
—Lo agradezco, realmente conozco poco por aquí.-nos pusimos de pie.

Era alta, casi de mi tamaño pero le seguía sacando unos centímetros.

—¿Vives muy lejos?
—Hmm no, algo cerca.

Take me to church.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora