let me love you.

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Sarah p.o.v

—¿No lo vas a buscar?
—¿A quién?
—Al chico ese.-dijo obvio.
—Hmm, no–me acomodé en la silla–no quiero conocer lo que digan de él, quiero conocerlo de su propia boca.

Mi mejor amigo insistía en que buscáramos a Lando en internet pero a mi no me hacía la misma ilusión que a él, todo lo contrario, me daba un poco de miedo incluso.
Había hablado con él, parecía alguien inseguro de si mismo, a saber que le habían hecho para que fuera así.
Me despedí de Roberto y me metí en la cama, observaba las luces cambiar de colores en un ritmo lento mientras mi cabeza jugaba conmigo pensando en Lando y en su sonrisa.

Desperté para ir a la universidad, agradecidamente ya era viernes.

Me di una ducha caliente y me puse ropa cómoda, baje a desayunar y saludé a mis padres.

—Esta noche tengo mi primer cena de trabajo, mamá vendrá conmigo y tú serás buena hija y te quedarás en casa.

Hice señal de soldado y mordí mi manzana.

—Siempre soy buena hija si después de tus reuniones me traes comida.

Sabían que no me gustaban los asuntos laborales de mi papá, me estresaban un poco y siempre prefería quedarme en casa.

Me despedí de mamá y mi papá me llevó a la universidad.

Entré a la cafetería y me encontré sorpresivamente a Frank pero no a los otros chicos.

—Buenos días.-pero su tono era todo menos bueno.
—¿Y los demás?
—No sé.
—Ah bueno.-le contesté de la misma manera.

Me senté y abrí mi laptop, tenía que refinar un proyecto antes de entregarlo.

—Tenemos que hablar–lo miré por encima de la pantalla para que continuara–ahora que tienes novio, creo que no me necesitas más.
—Yo–rasqué mi frente–él no es mi novio, deja de repetirlo, sino quieres ser más mi amigo, lo entiendo.
—Todos hablan de ti y de él...
—Es muy temprano, no voy a tener esta discusión otra vez, con permiso.-cerré la laptop y me levanté.

No quería estar lidiando con situaciones absurdas.

Al salir de la cafetería miré a los chicos.

—Hey.-Ed me saludó.
—Hola, ¿Qué hacen aquí?
—Literalmente nos corrió.-William encogió los hombros.
—Esta loco.-puse los ojos en blanco.
—Le gustas, Sarah...
—Eso no le da derecho a nada, Alex.-lo interrumpí.
—Sarah tiene razón, esta actuando como marido divorciado, no tiene ningún justificante para eso.-Ed se acomodó las gafas.
—Me da igual, que piense lo que quiera, no es el último chico en Londres.

No le iba a rogar si era lo que quería.

Me despedí de los chicos y fui a mi primer clase de la mañana.

Mientras hacía un resumen, mi reloj se encendió.

*Buenos días, ten un bonito día*

Sin darme cuenta, estaba sonriendo mientras escribía en mi libreta.

Las primeras clases pasaron sin mucho contratiempo, al contrario de otros días, Frank no se había aparecido en mis narices y de cierto modo lo agradecía.
A la hora del almuerzo, fui a mi casillero, necesitaba dejar libros.

—¿Qué pasó Alex?–dije mientras acomodaba el desorden de mi casillero–¿Necesitas algo?
—Vamos a almorzar.

Pero sonaba más a pregunta que a afirmación.

Take me to church.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora