Kilómetros.

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"Aquí estaré, en el lugar de siempre
Esperando a que regreses
Para querernos nuevamente."

Lando se había ido, mi cumpleaños estaba cada vez más cerca y aunque parecía que todo iba bien, las cosas se pondrían al revés.

Estaba parada en la entrada esperando a Alex y a Ed, era muy temprano y me aferraba al calor del vaso del café que sostenía.

—Tú–escuché detrás de mi–te estoy hablando.
—¿Yo?–la miré–le recuerdo que usted no se puede acercar a mi.
—Me da igual, ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que puedes venir aquí y quitarme lo que me pertenece?
—No sé a que se refiere.-intenté irme pero me jaló.
—Eres una mocosa...
—Suelteme.-le advertí.
—No sé que le diste a Frank pero escuchame lo que te voy a decir, te vas a arrepentir.
—Oiga yo a Frank no lo he vuelto a ver, no sé a que se refiere, dejeme en paz.

Pero clavo su garra en mi brazo haciendo que un dolor me invadiera.

Mi instinto hizo que le aventara el café encima.

—¡Sarah!–escuché a uno de mis amigos–amiga, estas en problemas.

Los chillidos de la bruja se escucharon en todo Londres, los pocos alumnos comenzaron a acercarse a ver que pasaba.
De inmediato gente de las oficinas se la llevaron y a mi me llevaron a la oficina del director.

Estaba en serios problemas.

Me dejaron sola un buen rato.

—Sarah White, ¿verdad?
—Sí señor.
—¿Me puedes explicar que fue lo que pasó?
—¿Llamarón a mi papá?–me miró extrañado–no voy a hablar si mi papá no esta presente.

Sabía perfectamente que el director se entendía con la bruja y hablar sería ponerme la soga al cuello yo sola.

Salió de su oficina y volvió a dejarme sola.

No supe cuánto tiempo pasó hasta que miré a mi padre entrar.

—¿Qué hiciste?–me examinó detenidamente la cara–Sarah, la maestra esta acusándote de quemarla.
—Ojalá la hubiera quemado pero como quemaban a las brujas antes.
—Sarah, no tenemos todo el tiempo, ¿Qué pasó?
—Esto pasó–saqué el brazo de la chamarra–se me fue encima cuando yo esperaba a mis amigos en la entrada, esta obsesionada conmigo.

Miró las marcas que las uñas habían dejado en mi brazo.

—Esto es el colmo.
—No tuve opción, me estaba amenazando y lastimando, actué por instinto.-volví a defenderme.

El director entró y detrás de él entraron el psicólogo, la bruja y ¿Frank?

—¿Ahora sí puedes explicarnos?
—Esta señora–hablé con seguridad–esta obsesionada conmigo por culpa de él–algo quiso decir pero la callaron–actué en defensa propia, además el café ya no estaba caliente.
—Yo ya había hablado contigo–mi papá le dijo amenazante al director–esta mujer no se podía acercar a ella.
—Bueno, no siempre...
—No me interesa–lo interrumpió–olvidate del dinero.

Frank me miraba detenidamente y podía decir que me intimidaba un poco.

—Entiendo que fue un incidente...-dijo más calmado.
—¡La tienen que correr! Es una salvaje.-chilló haciendo que me dolieran los oídos.
—Correr no.-el director informó.
—Que me corran–mi papá me miró–mientras esta señora siga aquí, mi vida escolar no será amena.
—¿Sarah?–mi papá me habló–¿quieres darte de baja?

Frank apretó la mandíbula y yo no esperaba recibir así de fácil la oferta pero no me lo pensé dos veces.

—Sí, todos en este lugar sabemos que esta mujer no es nada más que una señora loca que tiene inmunidad por revolcarse con quien se le ponga enfrente.
—No hay nada más que decir, a partir de este momento esta universidad deja de recibir las aportaciones y doy de baja a mi hija.
—No es necesario, Joe.-le dijo nervioso.
—Voy a hundir la reputación del lugar y de ustedes tres.-los amenazó.

Take me to church.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora