—Si te soy sincero–me miró–es mi primera vez.
—¿Otra vez?
—Poniendo el árbol de navidad.
—¿En serio?
—Sí, o sea, cuando era pequeño lo ponía la señora que ayudaba en mi casa, nunca lo he puesto sólo o con mi familia, con el tiempo pasé menos navidades en casa... Llevo dos o tres años ausente.
—Vaya–mi corazón se hizo pequeño–en mi casa cada año nos reunimos a ponerlo, papá lo arma, yo lo decoro, mamá hornea galletas y juntos ponemos la estrella, ahora nos toca ponerlo juntos.-le sonreí con un poco de pena.
Habíamos salido a comprar adornos y cosas navideñas para decorar cuando volvimos a casa. Le compré unas orejas de reno y un suéter con duendes y trineos a Dante.
Estaba emocionada pero a la vez triste porqué quería ir a casa y ayudar a mi madre con lo mismo.
Mientras Lando armaba el enorme pino navideño, me senté en el piso a desenredar las extensiones de luces, Dante nos observaba con sus orejas puestas.
Juntos lo decoramos, era increíble mirar la ilusión en su cara, era como si nunca antes hubiera tenido noción de algo así.
Me ponía triste pensar en lo que había sufrido con una familia como la suya y, no era que lo quisieran, estaba siendo consciente cuanto lo amaban sus padres pero eran distantes, todo lo contrario a mi familia.
Aunque hubiera pasado por momentos difíciles, al final éramos eso, una familia que no se dejaba sola.
Quería cuidarlo tanto, quería verlo feliz y con ilusión toda la vida.
—Gran gusto para la decoración, señor Norris.
—Falta la estrella.-alcanzó la caja.
Me ayudó a ponerla sin que peligrara mi vida encima de la escalera.
—Enciendelo.-dije con emoción.
Conectó la extensión a la corriente y el árbol se iluminó.
Aparte de Halloween, navidad era mi época favorita del año.
—Es hermoso.
—Y es nuestro.-lo abracé.
—¿Quieres comer?
—Yo siempre quiero comer.-me reí.
Mientras ordenaba algo para comer, saqué fotos y se las mandé a mamá, a Roberto y a Ed.
Recibí un mensaje de un número desconocido.
*¿Sarah?*
*Depende quien la busca.*
*Soy Chosen, el chico de tu clase, ¿Puedo llamarte?*
*Puedes.*
Sin mucha confianza acepté su petición.
—Hola Sarah.-reconocí su voz del otro lado de la línea.
—Hola Chosen, ¿En que puedo ayudarte?
—Voy a ser breve porqué no quiero involucrarme tanto...
—No entiendo.
—Yo sé dónde y con quién esta Frank, no es con alguien de su papá, es con la gente con la que se enrollan él y la maestra, la que te odiaba.
—Edmund me comentó algo así–me fijé que Lando no bajara–¿Qué es lo que sabes?
—Mira, sino denuncio es porqué mi familia no tiene dinero como ustedes, yo me gané una beca y no quiero meterme en problemas pero en el funeral de Alex escuché conversaciones que te mencionaban y no me parece que seas la persona que su familia piensa.
—Chosen, necesito que me digas lo que sabes, te prometo que no te voy a meter en ningún lío.
—Mi mamá trabaja en la zona residencial, limpia algunas casas, incluida la de los vecinos de donde esta él.
—¿Tienes la dirección? ¿Estas seguro?
—Sí, la tengo y estoy seguro, te la mandaré por mensaje si me prometes que vas a hacer como que yo no hablé.
—Te lo agradezco en serio y te prometo que no te voy a involucrar en nada.
—Creo en ti y espero que salgas del problema pronto.
Recibí el mensaje con una dirección y fotos de la casa.
Así que ahí estaba escondido, iba a ser yo misma quién lo entregara, esta vez no iría a ningún lugar que no fuera una celda fría y sin poder escapar.
