Lando p.o.v
—No entiendo porqué no le has dicho nada.-me regañó desde su lugar.
—No voy a discutir contigo porqué nos esperan muchas horas de vuelo encerrados aquí.-me acomodé en mi asiento y cerré los ojos.
—Era el momento perfecto, esta esperándolo.
—No lo era.
—Lando, eres el único que no se da cuenta.
—Carlos Sainz, cierra la boca dos segundos.
—En ese Richard Mille que llevas siempre, ahí mira todo el tiempo que estas perdiendo con ella.Abrí los ojos y lo miré con fastidio.
—Hablamos en Brasil.-me acomodé para dormir.
Estaba enojado porqué su novia y Sarah nos habían acompañado al aeropuerto y me animé a darle un beso pequeño en los labios a Sarah.
Juraba que en ese momento tenía que pedirle que fuera mi novia, pero no, quería que fuera especial y no pedírselo e irme una semana al otro lado del mundo.
Tenía planeado hacerlo en Abu Dhabi, secretamente ya había hablado con sus padres cuando llegué a verla en la mañana y seguía dormida, aceptaron con la condición que sería mi responsabilidad y tenía que cuidarla.
Obviamente la iba a cuidar como a una piedra preciosa, no me perdonaría nunca hacerle daño.Un vuelo lleno de turbulencias nos llevó hasta Brasil para enfrentar el penúltimo gran premio de mi primer temporada en fórmula uno. Estaba feliz por hacer un papel medianamente decente.
Se hablaba que incluso me premiarían como Rookie de la temporada y eso me motivaba aún más a seguir trabajando.São Paulo era muy bonito, nunca había venido pero me gustaba como primera impresión y como últimamente lo hacía, deseaba que Sarah me acompañara para mostrárselo.
Papá y mamá vendrían a acompañarme, en unos días era mi cumpleaños y sabía de sobra que estaban organizando una cena en el mejor restaurante local.
Yo no tenía ganas de festejar si la persona que más me importaba ahora no estaba conmigo.
Pero como siempre, Carlos Sainz, me dio un arduo discurso del porqué debería dejar mi actitud de adolescente hormonal que odia a todos y festejar, porqué veinte solo se cumplían una vez.
—Hola.-apareció en la pantalla.
—Hola–sonreí–aún no tengo señal para llamarte y el WiFi de este lugar es pésimo.
—No pasa nada, lo importante es que llegaste, ¿Como estuvo el vuelo?
—Terrible, turbulencias todo el tiempo, estoy muerto.
—Deberías descansar.
—No, mejor dime ¿Qué haces?
—Estaba cenando con Dante.
—Ese chiflado...
—Dejalo en paz–se rió y se me iluminó la vida–ya lo extrañaba, dormirá en mi cama ¿Lo sabías?
—No le tengo envidia.
—¿Por qué?
—No sé, dime tú.A pesar de la mala calidad a causa del internet, pude ver como se le rosaban las mejillas.
—No sabría que decir la verdad, no recuerdo nada ahora mismo.
—Vaya, sino lo recuerdas, deberías volver a dormir encima de mi pecho y hablar dormida de nuevo.
—No hablo dormida.-se defendió.
—Por lo regular no recordamos nunca lo que hacemos o decimos dormidos.
—¿Dije algo?
—No sé, no recuerdo nada ahora mismo.-repetí sus palabras.
—Exijo que me digas.
—Uy, se corta he.-me reí.
—Lando Norris...-advirtió.
—Sarah White...-le respondí con el mismo tono.
—Ya me lo dirás luego.
—Si lo recuerdo sí.
—Bueno, dime, ¿Ya estas listo para cumplir años?
—No, me rehúso a crecer.
—¿No quieres crecer?
—No, quiero quedarme chiquito para siempre.
—Eres un chiflado.-soltó una risa.
—Un chiflado muy guapo.
—No, ese es Dante.-abrazó al perro que escuchaba atento con la cabeza en sus piernas.
—El intruso.
—Sino fuera por este intruso chiflado como tú lo llamas, no nos conoceríamos.
—¿Crees?
—Claro, él fue el que me arribó, dudo mucho que tú me hubieras hablado por tu cuenta.
—Tienes razón, tenías cara de enojada, no me hubiera acercado.
—¡Oye!
—¿Qué?–me reí–es la verdad.
—Lando Norris, ¿Tú no quieres volver a Londres?
—Realmente volveré un par de días solamente.
—¿Por qué dices eso?
—Me mudo a Brighton antes de Abu Dhabi.
—Ah claro, no lo recordaba.-noté como su ánimo cambiaba.
—¿Irás a visitarme?
—Si nuestros trabajos nos lo permiten, sí.
—Estaré de vacaciones hasta febrero, habrá mucho tiempo libre.
—Veremos, da igual, a dónde vayas ya no te libras de mi–el perro movió las orejas y la miró–de nosotros.-corrigió.
—Mi calvario.-dramaticé.
—El calvario más hermoso, ¿verdad Dante?