Capítulo 13: Vanir

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Se levantó con el sol, lo sintió en el rostro y una leve sonrisa asomó su rostro. Vanir disfrutaba sentir el calor de su dios en el cuerpo, lo vigorizaba, le brindaba la energía que necesitaba para un día de trabajo y se sentía bendecido por ello. Nada arruinaría este día pensó, ningún elfo empobrecería su humor. Se peinó con los dedos el largo cabello rubio que le llegaba a la cintura y lo trenzó, como todos los varones en su familia, simbolizaba la nobleza de su estirpe orgullosa, su sangre pura y su fortaleza.

Se vistió con sus pantalones marrones de lino habituales, las botas de cuero, la túnica blanca bordada en el cuello y los hombros con el emblema de su hogar, sabía que la rosa roja de su escudo representaba las habilidades de su padre y su abuelo, Vanir no fue afortunado en recibir tal poderosa magia, aun así portaba las lianas espinosas con vanidad. Estaba convencido de que su progenie recibiría tales dones y eso lo reconfortaba. Se calzó el cinto de cuero donde portaba su daga y unos pocos venenos en pequeñas bolsitas. Se preparó una breve comida con carne seca y verduras, las engulló deprisa mientras caminaba. Saludó a los guardias de la fortaleza y continuó su camino, debía hacer una parada antes de dirigirse a los confines de Mani.

"Es temprano, pero ya debería estar despierta" pensó.

La pequeña casa no era elegante, era una edificación rustica y oscura, contaba con unos ventanales rectangulares en cada pared que iluminaban cálidamente el interior de lugar y le daban cierta sofisticación, había estado en su interior en incontables oportunidades, la impaciencia lo consumía y entró sin golpear. La vio acostada boca abajo en la cama, dormía plácidamente, el cabello negro caía por su espalda en grandes ondas, Vanir observó el fluir de su respiración pausada, casi imperceptible, se acercó a ella y le tocó una mejilla de porcelana. Ella abrió los ojos, lo miró y le dijo:

-¿No sabes golpear?- Había burla en su tono y cansancio de que no podría enseñarle modales a esta altura de su vida.

-Creí que mi visita siempre sería bienvenida.- Afirmó el con voz socarrona. Ella se incorporó y cubrió su desnudez con las sábanas negras. Se arrimó a él y lo besó en los labios brevemente.

-No debes estar aquí Vanir- Ella buscó sus ojos y no los encontró, cada vez que sacaba ese tema de conversación él se enervaba. Sabía que tenía razón pero se negaba a aceptarlo. Antes de que él pudiese reclamar, ella continuó esta vez con aplomo y seguridad: -Ahora irás a cumplir con tus deberes del día y no volverás.

Él quiso protestar, pero su hechizo cobró vida obligándolo a cumplir su deseo, Vanir se movió como autómata hasta la puerta, la observó y sentenció: -Eres una bruja.- lo decía como insulto y halago. Herido y deleitado frente a su magia encuadro sus hombros y salió. Escuchó el estruendo de su risa de fondo, él no podía negarse a una mujer así. Sonrió entregado mientras se dirigía a la frontera, lo esperaba otro día de práctica con su mugroso adversario.  


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⏰ Última actualización: Aug 25, 2020 ⏰

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